La ceremonia de jura está prevista para el viernes 10. Hubo una liberación masiva de detenidos tras las manifestaciones poselectorales.
Nicolás Maduro no quiere sorpresas. A seis días de su asunción para un nuevo mandato presidencial de seis años, prevista para el viernes próximo, el chavismo completó un proceso de liberación masiva de detenidos durante las protestas postelectorales para descomprimir la fuerte presión social y política en Venezuela.
En la vereda de enfrente, la oposición quiere recuperar la iniciativa. Seis meses después de las polémicas elecciones del 28 de julio, en las que Maduro resultó reelecto entre denuncias de fraude, la líder disidente María Corina Machado prepara una gran protesta para el mismo día de la jura.
Quiere denunciar lo que considera una reelección ilegítima. “La hora ha llegado. Por nuestros hijos, por nuestra amada tierra, por nuestra Libertad. Depende de ti, de mí, de todos. Tú tienes que estar ahí. Yo estaré contigo. En enero nos vemos en las calles de nuestra amada Venezuela”, dijo la dirigente en varios mensajes divulgados en las redes sociales en los últimos días.
No convocó a un lugar específico. Pero fue muy clara en su llamado a entonar ese día en público el himno nacional. “Venezuela entera se encontrará en la calle, abrazándonos en un grito hermoso y poderoso de libertad. Ese día se lo vamos a contar a nuestros nietos y la historia lo registrará para siempre. La hora ha llegado, por nuestros hijos, por nuestra amada tierra, por nuestra libertad”, proclamó Machado en un video divulgado desde la clandestinidad. Se cree que la líder opositora está refugiada en una embajada extranjera en Caracas.
Malestar y miedo
“Aquí estamos. Esperando el 10″. La frase se repite en distintos puntos del país. Hay una reprimida expectativa entre los venezolanos sobre lo que ocurrirá el viernes próximo.
Andrés Cañizalez, investigador de la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas, habló con TN: “La gente percibe que el 10 puede pasar algo. Pero no observo que vaya a ocurrir algo distinto a la toma de posesión de Maduro”.
La oposición, con Machado a la cabeza y secundada por el excandidato presidencial Edmundo González Urrutia, exiliado en España, viene insistiendo en que el 10 de enero asumirá un nuevo gobierno en Venezuela. Pero no ha precisado cómo piensa hacerlo.
Otros movimientos de exiliados también alertaron que el cambio está en camino, como advirtió el grupo Ya Casi Venezuela, respaldado por el estadounidense Erik Prince, fundador de Blackwater, el ejército privado más grande del mundo. TN solicitó dos veces una entrevista con el líder del grupo, el exmilitar venezolano Guillermo Beltrán Vielma, pero no hubo respuesta.
En los hechos, Maduro sigue teniendo el control absoluto sobre las Fuerzas Armadas, las instituciones públicas y la represión después de la acumulación de poder que ha tenido tras las elecciones el superministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello, reconvertido hoy en el verdadero “hombre fuerte” del chavismo.
Cañizalez dijo que en la población se palpa un descontento, pero que “se cuida de manifestarse en público” y que se agrava por una crisis económica “agudizada tremendamente con la combinación de una inflación alta y una devaluación importante”.
“Pero no veo condiciones para que pueda haber una manifestación multitudinaria en las calles porque hay mucho miedo por la represión”, indicó.
Maduro libera a presos para descomprimir la tensión interna
Maduro no quiere manifestaciones opositoras el día de su jura y prepara un estricto operativo de seguridad.
En las últimas semanas, lanzó una masiva liberación de detenidos en las protestas postelectorales para aliviar la tensión interna. En total, fueron liberadas 1369 personas, de las 2400 arrestadas tras las elecciones. La versión oficial habla del resultado de un “proceso permanente de verificación de casos” ordenado por el chavismo.
Este gesto tiene varias lecturas. Para organizaciones de derechos humanos, “no hay listas oficiales” de detenidos y aún siguen en prisión cientos de presos políticos.
Por otro lado, el gobierno busca aplacar las protestas de los familiares de detenidos. Cada preso liberado está hoy bajo un régimen de libertad condicional y con una orden judicial que les prohíbe hablar en forma pública de sus casos. Sus familias se cuidarán de salir a protestar por temor a nuevas detenciones.
Además, el gobierno puede mantener la narrativa de que ha respondido a las demandas internacionales para la liberación de presos políticos.
Para Cañizalez, estas excarcelaciones demuestran además que estas personas fueron detenidas en un contexto de represión masiva. “Por eso es muy fácil liberarlas ahora. Si se sostuviera la narrativa oficial de que son terroristas, no se los liberaría tan fácilmente”, indicó.
Muy distinto es el caso del gendarme argentino Agustín Nahuel Gallo, detenido y con paradero desconocido desde el 8 de diciembre tras intentar ingresar por vía terrestre a Venezuela desde Colombia para visitar a su pareja venezolana y su hijo. El gobierno argentino no lo considera un preso político, sino un rehén en manos del chavismo.