Los datos procesados del INDEC difundidos el viernes pasado marcan que 2020 finalizó con una pobreza infantil – menores de 14 años – del 62,9%. Suman casi 7 millones de chicas y chicos que viven en hogares que no tienen ingresos suficientes para comprar una canasta “de pobreza”.
Este elevadísimo nivel de pobreza infantil – que representa 7 millones de menores pobres– se alcanzó a pesar del cobro por las familias pobres de la Asignación Universal por Hijos (AUH) que abarca a 4,3 millones de chicos y adolescentes menores de 18 años, la tarjeta alimentaria para chicos menores de 6 años y otras ayudas sociales.
En consecuencia, sin esos planes sociales, la indigencia y la pobreza en general y en particular entre las familias y los chicos, serían mayores, del orden de 70%.
El INDEC había informado que en la segunda mitad de 2020 la pobreza infantil había alcanzado al 57,7% de la población. Pero se confirmó, a partir de la difusión por parte del INDEC de los micro-datos de la Encuesta Permanente de Hogares ( EPH) del cuarto trimestre del año pasado, que ese nivel de pobreza infantil fue del 52,5% entre julio-setiembre y del 62,9% entre octubre-diciembre.
El salto entre la pobreza infantil del tercer y cuarto trimestre del año se explica porque en los últimos meses del 2020 se aceleró la inflación con la caída del poder de compra de buena parte de la población, el Gobierno discontinuó el IFE que llegó a abarcar a 9 millones de personas y además por razones estacionales la medición oficial no computa el medio aguinaldo.
En proporción, con el 72,7% el conurbano bonaerense es la región con la mayor pobreza infantil del pais. Unido a otros indicadores, la región más poblada del país es un “polvorín social” por la magnitud y la velocidad en que aumenta la pobreza ( 51%) de la mano del desempleo (14,1%), el más alto de todo el país. Y de la suba de los precios de la canasta básica de alimentos (45,5% interanual en 2020 versus una inflación del 36,1%), llevó a que encabece la lista de aglomerados con la mayor tasa de indigencia (15,2%) de todo el país.
En pobreza infantil le sigue Resistencia-Chaco con el 72,4%, San Luis, Mar del Plata, 69,3% y Corrientes 68,9%.
La pobreza infantil viene en ascenso ininterrumpido desde el segundo semestre de 2017 cuando arrojó un 39,7%. Ese dato equivalía entonces a 4,3 millones de chicos. En la segunda mitad de 2019 saltó al 52,3% (5.700.000 chicos pobres. Y al 57,7% en el segundo semestre de 2020. De aquí se desprende que en 3 años, a pesar de las mayores ayudas sociales, por la recesión, la mayor inflación, el deterioro de los ingresos y caída del empleo, se generaron 2 millones de chicos pobres más.
Esta dimensión de la pobreza infantil es un factor de reproducción de la pobreza. Porque el chico que nace y se desarrolla con privaciones alimentarias, de vivienda, salud o educación tiene un futuro comprometido. Y también toda la sociedad.
Además, la mayoría de esos chicos vive en hogares sostenidos por desocupados, trabajadores formales precarios e informales, subocupados y cuentapropistas que también se desempeñan en la informalidad, sin la cobertura de la seguridad social y que son mayoría entre los que en los últimos meses perdieron el empleo. Todo lo cual amplía la persistencia y la dimensión de la pobreza.
Aunque los menores de 14 años sobresalen por tener la mayor proporción de pobres, también aumentó la pobreza entre los restantes grupos de edad. Ningún grupo etario pudo escapar a la pérdida de ingresos o deterioro social.
Entre los que tienen de 15 a 29 años (10,6 millones de personas) la pobreza es del 51,7% o 5,5 millones de pobres. Entre 30 y 64 años (18,4 millones) es del 39,7% o 7,3 millones de pobres. Y entre los más de 65 años (5,4 millones) el 13,6% o 735.000 no les alcanza para cubrir una canasta básica total.