Luego de que la Policía de Tucumán atrapara a un presunto asaltante serial de taxistas, se conoció la noticia de que el detenido tiene más de 10 causas pendientes con la Justicia. Es por ello que cabe preguntarse: ¿Qué es lo que hace el Poder Judicial de Tucumán que permite que alguien de un frondoso prontuario pueda moverse con más libertad que una persona honesta y trabajadora?
Se trata de un tal Víctor Alberto “Guly” Soria, de 35 años, quien se habría especializado en asaltar a taxistas gracias, justamente, al hecho de que la Justicia mira para otro lado. Además, cabe mencionar que el malviviente fue detenido el martes y ayer, por las pruebas que se acumularon en su contra, la Justicia le dictó prisión preventiva, pero apenas por tres meses. Es decir, ni siquiera se la dictó por medio año, algo absolutamente legal.
Con un modus operandi determinado, el delincuente causó terror entre los trabajadores de taxi que tuvieron que cortar el tránsito en diversos puntos de la capital para que su pedido pudiera ser escuchado. Incluso, querían ir a buscar al malviviente a su casa para atraparlo. Las autoridades no aceptaron el pedido y los calmaron explicándoles que estaban esperando la autorización judicial para detener al sospechoso.
Una vez más, todo demasiado burocrático. En ese sentido, la Justicia hasta le dio el tiempo suficiente como para profugarse. Por suerte, el rápido accionar policial impidió que huyera y encontró que tenía en su poder un revólver calibre 22 corto, otro 32 largo, dos tumberas, y una billetera tipo libreta de las que usan comúnmente los taxistas. Esto significaría que se trata de alguien dispuesto a asesinar.
De las varias causas abiertas que tiene en la Justicia, se supo que el primer delito del que fue acusado data de 2008. Fue arrestado por hurtos, arrebatos, asaltos solitarios y en banda. En total, le abrieron 13 causas entre 2010 y 2018. También registra más de una docena de caídas por contravenciones. Semejante prontuario y no ameritaba estar preso para la Justicia a la que no le importa la vida de la gente común.
El problema en estos casos no está en la Policía, sino en el accionar de la Justicia. Los policías trabajan, acompañan, pero cuando un delincuente va a la Justicia lo dejan libre por algún artículo de una ley que argumenta el abogado y los perjudicados son los mismos de siempre, es decir, los trabajadores. Claramente, algo debe cambiar en el sistema judicial y político para que esto deje de ocurrir.
Y es que todavía quedan otros delincuentes libres y la sociedad en su conjunto espera que estén pronto tras las rejas y que la Justicia no los vuelva a soltar, como suele ocurrir. Las fuerzas policiales demostraron que están actuando muy bien y que la Justicia es la que está fallando. Como señalamos varias veces desde Tucumán Despierta, es hora de que la Justicia se ponga los pantalones y actué de una buena vez.
