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La regla que impulsa el kirchnerismo…”la renta inesperada”

El Gobierno apunta a que el piquetero sobreviva del sonso y el sonso de su trabajo. La redistribución de ingresos en la sociedad con los recursos de otros, aunque no sean permanentes, sino “inesperados”.

fernández y guzmán
Alberto Fernández - Martín Guzmán
Descacharreo

Aprovechando el ataque de Putin a Ucrania y el consecuente incremento de precios internacionales de algunas materias primas, el kirchnerismo impulsa el impuesto a la “renta inesperada” para hacerse de recursos y tratar de compensar la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. O sea, por un lado, le cobra el impuesto inflacionario a la gente que tiene ingresos fijos (empleados en relación de dependencia, jubilados, etc.).

Y para compensarlos con un tratamiento “igualitario” ahora busca cobrarle un gravamen adicional a los que obtuvieron rentas “inesperadas”, una copia del windfall profit del ministro Martín Guzmán, pasándole nuevamente la factura al sector agropecuario para financiar la fiesta populista, de la misma manera que hizo en 2008 cuando quiso establecer la 125 (retenciones móviles sobre la soja).

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Lo curioso es que para el ministro de Economía parece que existen rentas “inesperadas” por la guerra, pero no existen las pérdidas inesperadas también por el episodio bélico y los groseros errores que su gobierno comete. En otras palabras, el ministro parece está viendo solo el balance del lado de los ingresos, pero no del lado de los egresos, al tiempo que no reconoce que el Estado ya cobra el Impuesto a las Ganancias y retenciones sobre una base imponible mayor.

Además de otra catarata de gravámenes nacionales, provinciales y municipales. Habría que ver si Martín Guzmán, respaldado por el presidente Alberto Fernández, está previendo una devolución de impuestos a las pérdidas inesperadas, porque, así como por una guerra pueden aumentar los precios de las materias primas, por una sequía un productor puede tener grandes quebrantos.

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Vale insistir que una supuesta utilidad inesperada por una guerra ya tributa cuando paga el Impuesto a las Ganancias del 35%. Con esta medida el ministro pretende gravar dos veces el mismo concepto. Pero el problema de fondo es que, en el caso del sector agropecuario, debería definir ¿Qué es una ganancia esperada o normal? Por empezar, no todos los productores tienen los mismos rendimientos ni costos similares.

Y es que una cosa es el cálculo económico antes de hacer la inversión y otra cosa es cuando se hace el balance luego de haber hecho la inversión. Antes puede resultar muy rentable el negocio, pero no necesariamente tiene que ser así en los hechos. Los empresarios aciertan y se equivocan cuando hacen inversiones y toman sus decisiones sobre datos del pasado y estimaciones del futuro.

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Considerando que el sector agropecuario es una fábrica a cielo abierto en que un año tiene una buena cosecha, en otra sufre inundaciones y en otra puede padecer sequías, una renta inesperada puede guardarla para poder afrontar los períodos desfavorables. En síntesis, el populismo arrasa con todo aquel que genera riqueza, empleo y progreso en el país. Ser exitoso en Argentina está mal visto y solo se aspira a que trabajen los estúpidos, porque la regla que impulsa el kirchnerismo es que el piquetero viva del sonso y el sonso de su trabajo.

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