El Cartel de Sinaloa atraviesa una guerra por el poder. La ciudad de Culiacán, la más poblada de ese estado del nordeste de México, vive bajo fuego por la lucha entre dos bandos que se disputan el control de esa poderosa organización narco después de la captura del capo Ismael “El Mayo” Zambadaa finales de julio en los Estados Unidos.
Es una historia de traiciones, venganza y dinero. Los cadáveres aparecen tirados en las calles. Son decenas. Las clases están suspendidas. Los habitantes tienen miedo de salir a las calles y los comercios cierran por la violencia. La ciudad está virtualmente desabastecida. Nadie se atreve a entrar ni huir.
“Es el far west”, resumió la analista mexicana Dulce Leal, directora de Incidencia y Política Pública de Reinserta, una ONG que brinda acompañamiento y protección a niñas, niños y adolescentes en contacto con la violencia en México.
Qué está pasando en Sinaloa
La senadora Paloma Sánchez Ramos, del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), puso en números la crisis que vive Sinaloa. Tres semanas de enfrentamientos dejaron 79 muertos, 70 desaparecidos y pérdidas por unos 257 millones de dólares. Pero fuentes locales afirman que las víctimas superan ya el centenar con un número similar de desaparecidos.
Las autoridades desplegaron 600 militares en la ciudad que se sumaron a los 1600 ya presentes en el territorio, pero la violencia no se detiene.
La guerra se desató después del arresto de “El Mayo” Zambada, considerado “capo de capos”. El jefe narco fue detenido el 23 de julio en el aeropuerto de Santa Teresa, en Nuevo México. Se acababa de bajar de una avioneta junto a Joaquín Guzmán López, alias “El Güero”, uno de los hijos del histórico líder del Cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, detenido y condenado en Estados Unidos.
Ambos fueron capturados. En los días siguientes corrió el rumor de que otro de los hijos de “El Chapo”, Ovidio López Guzmán, alias “El Ratón” y también bajo arresto en los Estados Unidos, había sido liberado.
En las filas de la organización se empezó a hablar de “traición”: los jefes intermedios de Zambada señalaron a “Los Chapitos”, la facción del cartel comandado por los hijos de “El Chapo”, como los “entregadores”. Incluso afirman que lo llevaron a la fuerza a territorio estadounidense. El “acuerdo” incluía protección para los dos hermanos Guzmán. Trascendió incluso una carta que habría escrito Zambada en prisión que los acusa por su arresto.
Si bien la Casa Blanca aseguró que Ovidio López Guzmán seguía detenido en Washington, la Fiscalía General de México puso en duda esa versión y aseguró que estaba libre. De su hermano Joaquín poco se sabe. Las sospechas de una “entrega” crecieron. La mecha ya estaba encendida. La guerra estalló poco después en Sinaloa.
Hoy, Culiacán está bajo asedio armado. “Ya van dos semanas de fuego cruzado. Los vecinos se están quedando sin insumos. Los comercios están sin víveres. Incendiaron numerosos vehículos y medios de transporte. Los niños no van a la escuela y las clases se dictan en forma virtual”, resumió Leal.
La senadora Sánchez Ramos denunció la “indolencia” para controlar la violencia del gobierno del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, que entregará el poder este martes a su sucesora Claudia Sheimbaum. Sinaloa está gobernada por el oficialista partido Morena (Movimiento Regeneración Nacional).
“Las y los sinaloenses están secuestrados en sus casas, personas inocentes como Juan Carlos Sánchez (un hombre que intentó proteger a su hijo pequeño en medio de un tiroteo) son asesinados frente a sus familias”, afirmó, citada por EFE.
Para Leal, el territorio está hoy en manos de grupos criminales organizados. “La guerra se libra en la ciudad de Culiacán, en zonas aledañas como colonias o vecindarios. Es una región estratégica para el cartel”, indicó. En juego está la sucesión del poder de uno de los carteles más sanguinarios y poderosos de México.