Desde este medio venimos advirtiendo desde hace tiempo que en la sociedad tucumana algo comenzó a cambiar en medio de la pandemia. El pasado 17 de agosto, en la marcha nacional que se produjo en esa fecha, Tucumán fue de las ciudades donde la movilización trajo más repercusiones a nivel nacional. Pero a nivel local, lo que generó fue que se encendieran las luces de alerta de parte de los funcionarios locales.
Desde entonces, la preocupación se apoderó de la clase política local ante la postura de la sociedad a la hora de defender valores institucionales que en medio del coronavirus corren serio riesgo de ser llevados por delante de parte del Gobierno nacional. En ese marco, el pasado sábado, los ciudadanos volvieron a salir a las calles a pedir un límite a la corrupción y a la impunidad con la que se manejan los dirigentes en el poder.
Embanderados con los colores de la bandera, cientos de personas se acercaron hasta la Casa de Gobierno para hacer sentir su malestar luego de que el Senado de la Nación removiera a tres jueces que investigaban a Cristina Kirchner y a su entorno en sendas causas de corrupción. Pero, también, pidieron por el fin de la independencia de la Justicia amenazada dentro del territorio tucumano, luego de que estallara el escándalo del caso Pedicone – Leiva.
Justamente, la Casa de Gobierno se convirtió en el escenario ideal para que la gente grite a viva voz el malestar que le generan las fracasadas políticas implementadas a la hora de prevenir delitos y evitar muertes en ocasiones de robos y asaltos. Ayer, tuvo lugar por las calles de la ciudad una nueva movilización pidiendo justicia por el asesinato de Ana Dominé, por lo que cientos de tucumanos acompañaron a su familia.
El pedido de seguridad también estuvo presente en la movilización que llegó nuevamente hasta una Casa de Gobierno custodiada por efectivos de la Policía, acaso temiendo algún tipo de desborde en una pobre postal de sobreactuación. El pedido fue también para una Justicia como la de esta provincia que, en palabras de los familiares de Ana Dominé, pareciera funcionar con puertas giratorias en las que se beneficia a los delincuentes.
El entorno de la empresaria asesinada sabe que si la Policía y la Justicia se están moviendo es porque existe una presión grande del pueblo. Este factor es clave para que las instituciones, al menos, reacciones de forma espasmódica, y brinden las respuestas que la sociedad les exige. En ese sentido, será clave no amilanarse por el miedo que desde el Gobierno inoculan con tal de mantener a las personas encerradas en sus propias casas.
Sin embargo, el germen de la institucionalidad y del reclamo por mayor seguridad se convirtieron en los pedidos con los que cientos de tucumanos se embanderaron en este último tiempo. Sólo tomando las calles de forma pacífica podrá hacer que los dirigentes políticos, legislativos y judiciales, dejen de mirar para otro lado y repartan culpas. La sociedad los mira, pero también los insta a dejar de lado mezquindades y trabajen en serio para el pueblo.
