Cuando Hugo Moyano entra en escena en la negociación salarial es señal de que el acuerdo está al caer. El jefe de los camioneros suele interceder cuando su hijo Pablo, el número dos y fronting de los conflictos callejeros, no logra destrabar las conversaciones. Eso fue lo que sucedió hoy, cuando el patriarca, con sus 79 años, se presentó en el tercer piso de la sede del Ministerio de Trabajo en Callao al 100 para la cuarta audiencia con las tres cámaras empresarias del sector. Moyano salió al balcón, amenazó con un paro, pero lo cierto es que ya está listo un borrador con la paritaria casi cerrada.
El acuerdo consiste en un aumento de 107% de noviembre de 2022 a noviembre de 2023 (el gremio demandó inicialmente un 131%) que se pagaría en cuatro cuotas; un bono de fin de año de $100.000 y un 10% extra para los choferes de larga distancia de cargas generales. Este último punto está todavía en debate, sobre todo, porque una de las tres cámaras se opone al considerarlo “distorsivo”. Gabriela Marcello, directora de Relaciones y Regulaciones del Trabajo, espera mañana a los representantes gremiales y empresariales para el apretón de manos. La funcionaria, que conservó el cargo a pesar de la salida de Claudio Moroni, fue una de las que le comunicó a la ministra Raquel “Kelly” Olmos que la huelga de los camioneros no prosperaría.
El gremio de los Moyano negocia con los representantes de la Federación Argentina de Transporte y Logística (Faetyl), la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) y la Confederación Argentina del Transporte Automotor de Carga (Catac). El acuerdo está cerrado de palabra con la Faetyl y la Catac, pero no con Fadeeac, con la que se mantiene la diferencia por el 10% extra para los choferes de larga distancia de cargas generales. La Fadeeac, que nuclea a 44 cámaras y supo ser la más poderosa, está hoy poblada de pymes. La Faetyl, en cambio, reúne a los rubros más importantes: caudales, combustibles, recolección de residuos, correo, aguas y gaseosas, y logística.
“El acuerdo no estaría muy lejos”, dijeron hoy a LA NACION desde Faetyl, aunque tanto en Camioneros como en el Ministerio de Trabajo dan por hecho la firma de un convenio.
Hugo Moyano comenzó a intervenir en el conflicto esta semana. Se involucró cuando percibió que la relación entre Pablo y Kelly Olmos alcanzó su cima de tensión después de un fuerte cruce mediático vinculado al pasado menemista de la ministra, a la inflación y a los bloqueos como método de protesta y presión sindical. El mediodía en que asumió Olmos, el clan de los camioneros asistió casi completo. Fueron Hugo, el jefe inoxidable; Pablo, que se sentó en la primera fila a pesar de haberle enrostrado su trayectoria política en los 90; Hugo (h.), que es abogado laboralista y tiene a más de diez sindicatos entre su cartera de clientes, y Jerónimo, el hijo menor que oficia de secretario de su padre. Los Moyano fueron amables ante el beso y el apretón de manos, pero Hugo le dejó en claro que su paritaria estaba abierta. Se despidieron con el compromiso de verse las caras dentro de poco: Olmos recibió ayer en su despacho a Pablo, con quien finalmente hico las paces, y Hugo, anudó la paritaria con encuentros secretos con los empresarios y llamados al Presidente. Alberto Fernández sabe que la amenaza de paro lanzada hoy es parte del tira y afloje de la negociación salarial. Es más, ya ayer daba por hecho un acuerdo, según pudo saber LA NACION de fuentes inobjetables.
Facilitó el avance del acuerdo paritario el beneficio que logró Camioneros hoy en la media sanción de la ley del Presupuesto. Con 129 positivos y 120 negativos, la Cámara de Diputados avaló esta mañana un beneficio específico para el gremio. Los choferes de larga distancia dejarán de pagar el impuesto a las ganancias sobre los viáticos. La iniciativa obtuvo el apoyo del Frente de Todos y de aliados ocasiones como los diputados de izquierda, mientras que recibió el rechazo de los integrantes de Juntos por el Cambio. La medida beneficiaría a 130.000 trabajadores. Es un plus que no tributa en la paritaria, aunque Moyano lo haya metido en la misma bolsa.