Fueron muchas las repercusiones que tuvieron los dichos de Eduardo Duhalde respecto de que las elecciones parlamentarias previstas para el año que viene, podrían no realizarse debido a que podría acontecer un golpe de Estado. Las declaraciones del ex presidente hicieron tanto ruido en el mundo de la política, que el mismo salió a dar explicaciones durante todo el día de ayer a cuanto medio de comunicación se le pusiera enfrente.
Ahora bien, cabe preguntarse por la esencia de lo que intentó transmitir uno de los hombres cercanos a Alberto Fernández en el comienzo de su gestión. Y es que a lo que apuntó fue a que existe en nuestro país un contexto social y económico en el cual es potable cualquier tipo de desborde. Y es que, a la pobreza estructural general, se le sumó la parte de la clase media que se empobreció en el marco de la pandemia.
En esa línea, la mayoría de los analistas, tanto políticos como económicos, coincide en que la post pandemia encontrará a una Argentina muy parecida a la de la crisis del 2001. En aquella oportunidad, luego de que se implementara el “corralito” y de que se produjera la renuncia de Fernando de la Rúa, en nuestro país la pobreza llegó a superar el 50%. Mientras que, hasta el momento, poco más del 40% de la población se encuentra bajo en la línea de la pobreza.
A esta realidad, se le debe sumar el hecho de que no están dadas las condiciones estructurales para que la economía pueda resurgir de las consecuencias que crearon, por un lado la pandemia, y por otro lado la cuarentena más larga del mundo. La combinación de ambas, profundizó una recesión que data desde el año 2012. El problema es que, sin reactivación económica, no será posible recuperar los puestos de trabajo que se han perdido.
En este marco se inscriben las declaraciones de Eduardo Duhalde, polémicas por el contenido y el momento en el que fueron dichas. De hecho, la oposición en su conjunto salió a repudiar las durante el día de ayer. No obstante, deberían ser tomadas en consideración por parte de la clase política, ya que tal vez se esté anidando en el seno de la sociedad el huevo de la serpiente que pudiera hacer explotar todo por los aires.
No faltará poco para que diciembre vuelva a sonar en el horizonte, y con la llegada del último mes del año, la preocupación por la posibilidad de que se produzcan saqueos volver a ocupar un lugar en la agenda política. Pero si como todo esto no fuera suficiente, seguramente las festividades serán vividas teniendo a la pandemia de coronavirus como contexto, lo cual dota de mayor incertidumbre al futuro de la Argentina. Y es que se trata de una especie de manta corta que deberá utilizar el Gobierno nacional a la hora de hacerle frente al coronavirus y a la economía.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Un diciembre enmarcado en la imposibilidad de llevar a cabo actividades laborales de forma irrestricta, no haría más que empeorar un contexto económico y social que está al límite de sus posibilidades. De esto es lo que debería tomar nota la clase política antes de que sea demasiado tarde.[/su_note]