Ante el avance del coronavirus en Las Talitas, las autoridades decidieron tomar nuevas medidas durante la semana pasada. El comercio termina siendo afectado debido a la nueva franja horaria de atención. Asfixiados por la crisis económica como consecuencia de la pandemia, los comerciantes solicitan cambios y flexibilizaciones urgentes por parte de las autoridades.
Esta mañana, en El Colmenar, precisamente en la esquina de la avenida Juan B Justo y San Ramón, alrededor de cuarenta comerciantes se congregaron para reclamar por los horarios establecidos con el fin de evitar el conglomerado de vecinos y no propagar el virus.
En representación de los comerciantes, Roberto Maidana reclamó: “nosotros queremos trabajar. Hay luz, agua, empleados, alquileres, que pagar”. Además, el enojo de los comerciantes tiene que ver con que, ante el reclamo, durante la madrugada del fin de semana, mientras los locales permanecían cerrados, varios fueron clausurados con fajas. “Pusieron las fajas y se fueron. Las mismas solo dicen CLAUSURADO y no llevan firmas ni nada”; sostuvo Maidana.
En tanto, otra comerciante, Roxana Vargas, se mostró muy molesta con las autoridades y se refirió a la franja horaria establecida: “Es imposible trabajar de 9 a 13 horas. Cada rubro debería tener su horario, no puede ser que estemos todos bajo la misma medida. El peluquero no puede abrir un lunes y no un sábado, la panadería no puede abrir recién a las 10 AM, como un bar tampoco puede atender solo de 9 a 13 hs”; sostuvo.
Además, esta comerciante apuntó a que la medida no termina de ser efectiva debido a que el conglomerado se traslada a capital: “La gente cruzaba el puente para comprar en capital y estaban todos amontonados. Termina siendo lo mismo”.
Por otra parte, Roxana apuntó a la falta de previsibilidad a la hora de tomar medidas: “estamos para acompañar al intendente y respetar los protocolos, pero ni siquiera nos avisaron con tiempo. Compramos mercadería un jueves y el viernes nos cerraron”.
Por último, los consumidores también se ven seriamente afectados. Manuela Gómez, vecina del lugar, explicó que se ven desabastecidos por los horarios de atención: “ayer me quedé sin darle de comer a mi hija, me quedé sin pan. Tengo que desayunar a las siete, tanto mi hija como yo. No puede abrir una panadería a las diez. Hay familias que no pudieron comprar pañales durante el fin de semana”.
