¿Por qué el Presidente no hace valer su autoridad, si fue elegido para gobernar la Argentina? No Cristina; no Máximo; no el gobernador que grita pero no gestiona, Axel Kicillof; no Oscar Parrilli; no el subsecretario Federico Basualdo. El autovaciamiento del propio Alberto Fernández tiene más que ver con un autoflagelamiento con tal de dejarle servido en bandeja el poder al kirchnerismo.
¿Por qué tenemos que aguantar que jueguen a la internita por los diarios para dirimir quien es el menos peor? ¿Por qué tenemos que “fumarnos” la foto de “la unidad” si sabemos que fue de mentirita, solo para ver si pueden ganar las próximas elecciones? Desde Tucumán Despierta bautizamos como “Los Simuladores” a dirigentes políticos que no hacen más que fingir ante la sociedad.
¿Y por qué tenemos que fumarnos que aparezcan amontonados, sin distanciamiento social, mientras nos dicen que hay que cerrar las escuelas? Bajo ningún aspecto jamás los dirigentes del oficialismo cumplieron con los recaudos que pidieron convirtiéndolos en unos reverendos hipócritas que se mueven al ritmo del “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”. Por eso nadie toma recaudos, por el mal ejemplo que brindan desde el poder.
¿Y por qué tenemos que soportar la aparición del ministro Martín Guzmán reaccionando ante los ataques de Kicillof y diciendo, como si fuera una novedad, que el congelamiento de las tarifas es un subsidio para ricos? ¿Por qué tenemos que cortar clavos para rogar que Cristina no lo termine volteando a Guzmán y ponga un talibán del estilo de Kicillof, el peor ministro de Economía de la historia reciente?
Es más, todo sería más fácil si, por lo menos, reconocieran algunos de los errores que vienen cometiendo desde que se inició este nuevo engendro, en diciembre de 2019. ¿Por qué no se le pide una autocrítica a este cambalache denominado “coalición gobernante”? ¿Por qué no hacen una sola autocrítica? Quizá Alberto, Cristina, Massa, están tan ocupados peleándose que no tienen tiempo de revisar las decisiones de las que son responsables, ni las promesas incumplidas.
Autocritica, algo tan elemental como faltante en la dirigencia política que gobierna desde hace casi un año y medio a nuestro país. Y si no les da la cara para hacer una mínima autocrítica, prueben con mirarse al espejo. Revisen lo que decían hace poquito, en la campaña presidencial de 2019, cuando se proponían como los garantes de una solución para la Argentina. Y no hicieron más que fundirla.
Mientras tanto, la sociedad en su conjunto se convierte en rehén de estos captores que llegaron al poder por medio del voto popular. Tal vez sea momento de entender que, si fueron las elecciones las que pusieron en manos de quienes hoy están en el Gobierno, serán las mismas votaciones las que le otorgarán a la sociedad la posibilidad de poder huir de estos secuestradores del bienestar social.
