Salta, cuya capital está ubicada a 308 kilómetros de la nuestra, no sólo se transformó en la base narco del país, sino que es un claro ejemplo sobre cómo puede avanzar el tráfico de drogas si el Estado no toma las medidas necesarias y a tiempo. No se puede pensar que es un problema exclusivo de esa jurisdicción, porque esta actividad ilícita tiene la tendencia de extenderse rápidamente. Es como una enfermedad terminal que puede propagarse rápidamente si no es tratada con urgencia. El peligro está latente. Hay cuatro cuestiones que merecen ser analizadas.
1- Estadísticas
Los especialistas siempre recurren a las estadísticas para realizar un diagnóstico y buscar una solución al problema. En lo que va del año, sólo Gendarmería Nacional secuestró en las rutas del NOA 6.239 kilos de cocaína, casi un 150% más que los 2.692 kilos secuestrados el año pasado. Del total de esa droga decomisada hasta fines de agosto de 2024, unos 4.056 kilos fueron incautados en Salta, lo que representa casi el 65% del total.
Hay que tener en cuenta un dato que no es menor. El incremento de procedimientos este año con respecto a 2023 es de un poco más de 10%. Para los especialistas es una señal de que se está traficando más droga. La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, sabe cuál es el problema. Después de criticar el abandono del blindaje de la frontera durante la gestión de Alberto Fernández, anunció que en marzo estaría el nuevo sistema de vigilancia inteligente en el límite con Bolivia. En el narcotráfico, seis meses pueden ser una eternidad. Tucumán quedó en medio de la ruta narco. Por ejemplo, de los 450 kilos que secuestró Gendarmería en lo que va de septiembre en todo el NOA, 142 kilos tenían como destino final nuestra provincia.
Una cuantificación económica serviría para entender la gravedad del problema. Los 6.691 kilos de cocaína incautados tienen un valor en frontera de U$S23,4 millones, teniendo en cuenta que el kilo se cotiza a U$S3.500. En las calles, con esa cantidad, se podrían comercializar más de 33,4 millones de dosis de un gramo.
2- Corrupción
La permeabilidad de la frontera no es el único problema. En lo que va del año, las autoridades salteñas descubrieron a policías utilizando un móvil oficial para trasladar más de 400 kilos de cocaína. También se detectaron varias ambulancias que en vez de llevar enfermos, transportaban este estupefaciente. No se sabe cómo estos traficantes conseguían la documentación para realizar estos viajes. En Orán, un policía tucumano fue descubierto cuando trasladaba 46 kilos de esta sustancia que supuestamente eran para un narco de Villa 9 de Julio.
En el trayecto Orán-Tucumán hay por lo menos cinco controles fijos de Gendarmería Nacional. Sin embargo, llama la atención que se incaute droga en nuestra provincia, en Santiago del Estero, Santa Fe, Mendoza y Córdoba, por sólo citar algunos ejemplos. ¿Son realmente efectivos estos puestos de vigilancia? ¿Hay un relajamiento de esa fuerza federal? Más si se tiene en cuenta que los tours de compras que trasladaban mercadería ilegal y sustancias ilícitas deberían haber sido detenidos en tierras salteñas y no en otras jurisdicciones.
Los años pasan y el ex juez federal de Orán Raúl Reynoso sigue acumulando condenas y procesos en su contra. Considerado como un “modelo” en la lucha contra el narcotráfico por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, hace un mes sumó su segunda condena por haber recibido sobornos de los narcos a los que terminaba favoreciendo con sus resoluciones. Ahora se le inició otro proceso en su contra por el mismo delito, aunque en esta causa también fue acusado el actual fiscal federal de esa ciudad, José Luis Bruno, que pidió licencia.
Claudio Alejandro Perisi es un juez salteño que está a punto de afrontar un juicio político. Lo acusan de haber favorecido a narcotraficantes con arrestos domiciliarios sin control y de haber cobrado coimas para liberar o beneficiar a acusados en casos de drogas que se tramitaban en su juzgado.
3- Un plan
Salta también fue noticia por un hecho que movilizó a los funcionarios judiciales de todo el país. El procurador general (el equivalente al Ministro Fiscal de Tucumán) Pedro García Castiella denunció un plan con el que pretendían asesinarlo. Nunca antes había ocurrido algo así en el NOA. Responsabilizó a un grupo criminal que está encerrado en las cárceles federales por las investigaciones que realizaron. Esas pesquisas habían dejado al descubierto los posibles vínculos de los narcos con el poder político de las ciudades que limitan con Bolivia.
En nuestra provincia hay dos antecedentes similares. El primero, Miguel “Miguelón” Fernández, considerado como uno de los narcos más importantes de la provincia, fue acusado de amenazar a los fiscales Carlos Sale e Ignacio López Bustos días antes de que comenzara a ser enjuiciado por tres homicidios. El otro, un condenado por narcotráfico estuvo a punto de ser elegido delegado comunal de El Naranjito, una localidad que está próxima al límite con Salta y en la que existen varios caminos que no aparecen en los mapas oficiales y que podrían ser utilizados para el tráfico de estupefacientes.
4- Viaje definitorio
El ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, junto con sus pares de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se reunirán mañana con Bullrich. Las fuentes consultadas coincidieron en señalar que seguirán analizando la baja de los homicidios a nivel nacional que, según la funcionaria, ya llega al 17%. El narcotráfico también será otra cuestión a abordar, ya que los funcionarios coinciden que la droga es uno de los principales motivos que generan una escalada de violencia en todas las jurisdicciones. También se trataría la creación de un Comando Unificado, cuerpo integrado por las fuerzas federales y la Policía de la provincia para atender el tráfico de drogas y hacer un seguimiento de las organizaciones criminales. Los especialistas consideran como lógica la elección, ya que en nuestra provincia están las jefaturas regionales de Gendarmería Nacional y de la Policía Federal. Pero también se preguntan si no es una señal de que en Salta la batalla contra los narcos está perdida.