En un contexto de creciente preocupación por la situación carcelaria en Tucumán, se llevó a cabo un acto que constituyó el último paso previo a la inauguración de nuevas unidades penitenciarias y la ampliación del personal del Servicio Penitenciario.
Ante una multitud de uniformados, el gobernador Osvaldo Jaldo destacó la necesidad de contar con un cuerpo de seguridad profesionalizado para el cuidado de los detenidos, un tema que ha generado múltiples debates en la sociedad tucumana.
Hasta hace unos días, el Servicio Penitenciario contaba con 2.000 efectivos. A partir de ahora, esa cifra se incrementará a 3.000, aunque el objetivo inicial era alcanzar los 4.000 agentes, considerando que se abrirían nuevos puestos con la inauguración de las cárceles de Delfín Gallo y Benjamín Paz.
Aún queda en construcción la alcaldía de Las Talitas, que también formará parte de este nuevo esquema de seguridad. Sin embargo, la selección de nuevos guardiacárceles no se desarrolló como se había previsto, ya que el ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, informó que el 50% de los aspirantes no logró aprobar los exámenes de ingreso.
Esto ha llevado a que, de los 2.000 puestos esperados, solo se cubrieran 1.000. El acto de inauguración fue presidido por el gobernador, quien estuvo acompañado por altos funcionarios del gobierno provincial y municipal.
Durante su discurso, Jaldo abordó la problemática de la superpoblación carcelaria, que había llevado a que más de 1.700 detenidos estuvieran alojados en comisarías, lo que a su vez había desviado a los policías de su función principal: proteger a la ciudadanía.
El gobernador subrayó la importancia de la apertura de nuevas instalaciones carcelarias, no solo por la necesidad de descomprimir las comisarías, sino también por el carácter estratégico de estas obras dentro del marco de su gestión.
La inauguración de la cárcel de Delfín Gallo permitió el traslado de más de 200 mujeres que se encontraban en comisarías y otras dependencias.
A partir de la fecha, se prevé que alrededor de 700 detenidos cumpliendo condenas en comisarías sean trasladados a las nuevas instalaciones, lo que podría resultar en una reducción significativa de la población carcelaria en condiciones precarias.
Agüero Gamboa detalló que más del 90% de esos detenidos ocupaban celdas en comisarías, lo que refleja la necesidad de un cambio en el sistema penitenciario.
Un aspecto innovador que se introducirá con la inauguración del penal de Benjamín Paz es el uso de armas menos letales por parte de los guardiacárceles, lo que representa un cambio en la manera de gestionar la seguridad dentro de los penales en Latinoamérica.
El funcionario también destacó que el personal ha sido capacitado para el uso correcto y seguro de estos nuevos dispositivos.
Además de la inauguración de las nuevas instalaciones carcelarias, se entregaron vehículos destinados al traslado de personas privadas de libertad y a la logística de los profesionales que trabajan en el sistema penitenciario. Esta entrega se suma a los esfuerzos por mejorar las condiciones de trabajo del personal y la atención a los detenidos.
En suma, el acto no solo representó un avance en la infraestructura carcelaria de Tucumán, sino que también puso de manifiesto la complejidad de la situación en el ámbito de la seguridad y la justicia, un tema que seguirá siendo objeto de atención y debate en la sociedad tucumana.