Casi tres meses han pasado desde ese 23 de junio cuando la Mutualidad Provincial de Tucumán amanecía tomada por trabajadores que aseguraban habían sido despedidos a través de WhatsApp. “Fuimos despedidos sin causa. Somos planta permanente. Somos de limpieza, mantenimiento, administración y enfermería. Nos están llegando los telegramas por WhatsApp. Queremos hablar con el gobernador”, habían afirmado, desde adentro de la toma, a la prensa.
Luego fueron desalojados, sin embargo, la lucha y el pedido de reincorporación continúan. Minutos antes de cortar la calle, Graciela, una extrabajadora afirma ante los micrófonos de la prensa: “Este conflicto sigue igual que hace tres meses. La misma situación, seguimos manifestando, seguimos pidiendo reintegro para los chicos porque la fuente de nuestros ingresos es el trabajo, pero no tenemos ninguna respuesta de autoridades de la Mutual ni de la justicia”.
Argumenta también, que son treinta y siete trabajadores que están luchando para volver a trabajar. “Estamos en la lucha esta que es molesto para los vecinos, es molesto para nosotros que no tenemos un ingreso, la fuente de trabajo se está debilitando para nosotros, estamos cada día más debilitados porque estamos acá y los vecinos se molestan, algunos si nos ayudan”, sostiene.
Respecto al desalojo que vivieron afirma: “No fuimos desalojados por la justicia, los chicos fueron desalojados por delincuentes, actualmente no tenemos respuestas de eso, hicieron una toma para volver a trabajar, no porque queríamos adueñarnos de la mutual, actualmente estamos esperando esa respuesta, queremos que los chicos se reincorporen a sus trabajos, la fuente de trabajo que vuelva hacia los chicos”.
En cuanto a los puestos de trabajo que quedaron vacantes tras los despidos dijo: “Que sepamos nosotros hasta el momento esos puestos de trabajo no están cubiertos porque no hay normalidad en la mutual, está todo anormal, están trabajando con seis personas, pero si vienen los médicos que estaban desde antes”.
Y agregó: “El área administrativa está funcionando, pero por las personas que ellos quisieron que estén, nada más pero no más. A nosotros no nos permiten poner un pie en la vereda de la mutualidad, nosotros no tenemos perimetral, no somos delincuentes, hasta hace una semana no nos permitían, por orden del jefe, que no podíamos estar en la vereda porque nosotros teníamos restricción, ninguno de los chicos tiene restricción”.
“Yo tengo los hijos que a mí me solventan mis gastos, lo que yo llevaba ya no tengo. Mis compañeros son personas que trabajan el día a día por changas, compañeras que tienen sus esposos que trabajan y ellos le solventan las cuentas que tenemos porque nos hemos metido en cuentas como toda persona, tenemos deudas que pagar, medicamentos, cosas que se nos vinieron encima pero eso ellos no vieron, nosotros somos despedidos sin causa”, contó Graciela sobre la dura realidad que les toca vivir hace tres meses.
