En un 2020 para el olvido, en Tucumán uno de los flagelos de los que poco se habla es del peligro en el que están los menores de edad en nuestra provincia. La situación en la que se encuentran niños y adolescentes es preocupante, si se tiene en cuenta lo ocurrido en el transcurso de los últimos días. Trascendió al resto del país, cómo un niño exhibía una serie de armas en un video que se volvió viral y que dio cuenta de la coyuntura de esta provincia.
Que un niño amenazara a la sociedad en general, pero a las fuerzas de seguridad en particular, acerca de que los mataría a quien osare ponerle freno, al tiempo que mostraba las armas con las que cumpliría su promesa, puso nuevamente al gobierno, en el ojo de la tormenta. ¿Qué es lo que hace esta gestión para que esto sea una realidad?. Sólo luego de que el video trascendiera se dio la orden a la Policía de que actuara.
Fue así que se terminó desbaratando una peligrosa banda que operaba desde Villa 9 de Julio, la cual estaba integrada por otros menores de edad y otros que apenas pasan de la mayoría de edad por un par de años. ¿Tuvo que viralizarse un video para que el Estado actuara? ¿De no trascender la noticia no se hubiera hecho nada?. Luego de que el tal “Pequeño” fuera alojado en el Instituto Manuel Belgrano se escapó con la ayuda de su propio padre.
Además, el menor está infectado con coronavirus. ¿Acaso es tan fácil poder escaparse de una institución del Estado que debía mantener a “Pequeño” alojado allí, hasta que se resolviera su situación? ¿Cómo puede haber tanta impunidad como para que cualquiera pueda permitir la huida de alguien alojado en un establecimiento del Estado provincial? La respuesta es clara: con mediocridad o simplemente con complicidad.
En un año en el que los menores de edad no fueron a la escuela, aquellos que no tuvieron acceso recursos tecnológicos, directamente se quedaron afuera de lo poco que existió en materia de educación. Esto, sumado a la pobreza generada por la pandemia, más su profundización a causa de la cuarentena más larga del mundo, sumió a los chicos en una pobreza estructural de la que será difícil rescatarlos si el Estado prefiere mirar para otro lado.
La cuarentena con la que se pretendió salvar la vida de la gente, fue el escenario propicio para que menores en estado de pobreza encontraran la muerte, y no por haber contraído COVID-19. Para muestra basta un botón, y allí tenemos a Érica, asesinada a golpes por su abuela a mediados de año en un asentamiento ubicado a un par de cuadras de la avenida Sarmiento. El Estado es responsable por haber dejado a la pequeña librada a su suerte.
Y hace poco más de un mes la pequeña Abigail fue violada y asesinada en un baldío ubicado en Villa Muñecas, por un hombre que debió haber estado encarcelado. Aquí se cruzan la pobreza que el gobierno provincial, lejos de resolver, profundiza, y una Justicia que sólo atina ayudar a los amigos del poder. Esta es la provincia que permite que situaciones como las descriptas, tengan lugar en un distrito que este año trascendió sólo por malas noticias.
