Cuando Javier Milei asumió la Presidencia, el riesgo país medido por JP Morgan marcaba 1920 puntos. Con el comienzo de las medidas de ajuste del gasto público y la consolidación del equilibrio fiscal, logró que el indicador cayera paulatinamente. De hecho, esta semana comenzó en el orden de los 1100 puntos y actualmente se encuentra debajo de la barrera de los 1000, con una reducción de más de 100 unidades en sólo cuatro días.
El viaje del ministro de Economía, Luis Caputo, y su equipo a Estados Unidos, la versión sobre una posible negociación con bancos para que el país asegure el pago de vencimientos de deuda, el rendimiento de los bonos locales, los dólares del blanqueo y los desembolsos anunciados por organismos multilaterales son fotos del presente que ayudan a entender por qué mejoraron las expectativas financieras sobre el futuro de la Argentina.
La baja del riesgo país significa, entre otras cuestiones, un incremento de la confianza. En el caso argentino, los analistas financieros la traducen como una mejor expectativa del mercado sobre la posibilidad de cobrar sus bonos, acompañado de otros factores como la inyección de dólares del blanqueo y la compra de reservas del Banco Central.
“Se reactivó la noticia del repo y eso fue clave, porque es lo que falta para dejar en claro cómo se va a hacer el pago de capital de los Bonares y los Globales de enero”, introdujo el economista de Outlier, Gabriel Caamaño, en alusión a la versión que indica que el país estaría cerca de cerrar una negociación con dos importantes bancos para obtener liquidez por unos US$2700 millones y así despejar el calendario de vencimientos de deuda en el corto plazo.
Según consigna un informe del economista Fernando Marull, el pago que debe afrontar el Gobierno en concepto del capital equivale a US$2000 millones. “El pago total (capital más intereses) es de US$3500 millones, y los US$1500 millones de intereses ya los compró el Tesoro y los mando a una cuenta en Nueva York”, explicó.
En paralelo, el valor de los bonos soberanos de la Argentina creció. Los Bonares trepan hasta un 2,1% en el exterior (AL29D), mientras que los Globales registran alzas del 2,55% (GD29D) durante el viernes.
Pero más allá del comportamiento de los bonos y las versiones sobre la liquidez del país, hubo otras variables que alimentaron el ecosistema positivo en el que el riesgo país volvió a ubicarse debajo de los 1000 puntos después de cinco años. Para Marull, “el driver del optimismo fue que el Banco Central compró U$S1000 millones en octubre, y esto bajó la ansiedad del mercado por el levantamiento del cepo”.
A su vez, los cerca de US$13.000 millones que habrían ingresado al sistema con el Régimen de Regularización de Activos, también contribuyeron. “No saliste del cepo, pero metiste con el blanqueo una inyección de dólares que empezaron a transaccionar y eso le mejoró el precio en dólares a todos los activos locales”, indicó Caamaño.
Según datos del Banco Central, desde que comenzó el blanqueo, la cantidad de dinero depositado en bancos creció un 26%. De acuerdo con informe de Marull, “los depósitos están creciendo, pero desde junio los créditos crecen más rápido” y, por lo tanto, los bancos necesitan cada vez más pesos, “porque baja la liquidez y esto va en línea con la necesidad de subir la tasa de interés”. En consecuencia, el atractivo financiero se hace más grande.
Pero no solamente los números de las instituciones de la economía local aportaron al clima positivo. Una comitiva del Ministerio de Economía, encabezada por Luis Caputo, viajó a Washington para participar de las cumbres del FMI y del Banco Mundial. La número uno del Fondo, Kristalina Georgieva, le dijo a LA NACION: “Vemos las mejoras”. Un día después se reunió con Caputo y en un comunicado oficial confirmó que Argentina “explora” un nuevo programa de financiamiento.
Asimismo, el Banco Mundial y el Banco Interamericano anunciaron más dólares para el país. Según el Ministerio de Economía, ambos organismos multilaterales comprometieron desembolsos por US$8800 millones. “Los montos otorgados representan financiamiento tanto para el sector público, como también el retorno del financiamiento al sector privado por parte de los organismos multilaterales a la Argentina para fomentar el desarrollo de los sectores estratégicos y productivos”, celebró el Gobierno.