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“Los pañales no se pagan solos”: la increíble historia del fanático de Atlético con la computadora en plena popular

Gonzalo San Felipe es el hincha que el lunes fue al Monumental, pasó el control, ocupó su lugar en la Laprida y, de repente, abrió su notebook. “Si me llamaban, se me iba a complicar”.

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Gonzalo atendiendo a un cliente de Estados Unidos en plena Laprida. Foto: Facundo Flores.
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“Lo raro fue que la Policía no me controló nada. No me abrió el bolso ni nada. Subí a ocupar mi lugar de siempre en la Laprida y abrí el bolso. Cuando saqué la compu, todos me decían: ‘¿Qué hacés?’. En ese momento empezó el partido contra Sarmiento. Había que ganar”.

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Si ven bien la imagen que Facundo Flores le sacó a Gonzalo San Felipe en plena popular de Atlético, notarán una notebook marca Hewlett-Packard sostenida por el antebrazo de Gonzalo como escritorio, apenas apoyado sobre el paravalanchas de la Laprida. ¿Qué hacía ahí y así? La respuesta los sorprenderá.

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“Trabajo para una empresa de Estados Unidos que se dedica a proveer tutorías escolares, universitarias y personales para distintos clientes. Trabajo con clientes de allá y de Europa. Mi trabajo se encarga de sumar a gente que busca a la empresa, que busca el servicio. Mi función es lo que se llama customer retention support”, le cuenta Gonzalo este martes a eltucumano.

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¿Qué es un customer retention support? Algo así como quien está a cargo de retener y fidelizar a clientes para evitar que se vayan a la competencia, al rival en el rubro. Es más o menos como decirle a Estigarribia que se fije dónde está y que ni se le ocurra volver a otro club donde haya probado suerte con anterioridad. Al fin y al cabo, ¿dónde va a estar mejor el Chelo que con un hincha como Gonzalo en la tribuna? 

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¿Pero por qué ahí en la Laprida? ¿Por qué a esa hora? ¿Por qué así? ¿Por qué no en la platea? “Lo que pasa es que desde el último domingo hay un cambio en Estados Unidos que es el DST: vuelve una hora atrás el tiempo. Y mi horario de trabajo que arrancaba de 10 a 19 ahora es de 11 a 20. Y el partido contra Sarmiento justo era a las 19. Entonces tenía varias posibilidades: terminar de trabajar a las 20 e ir al segundo tiempo; llevar la compu a la cancha y trabajar ahí hasta que termine el primer tiempo; o fingir demencia e inventar algo. Claro está: elegí la segunda opción”.

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Se han visto trabajadores con sus uniformes o ropa de oficina pirándose del trabajo y llegando sobre el pucho al partido, se han visto estudiantes con apuntes en el entretiempo pasándole el marcador a las fotocopias. Pero pocas veces se ha visto a un hincha en la popular con la notebook abierta de par en par mientras los hinchas bailaban el pasito del Tiburón.

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Lo que más me preocupaba era la conexión a internet. Y la seguridad de la compu un poco también. Pero sobre todo internet. Hay veces que tuiteo algo en medio del partido y demora 20 minutos en publicarse el tuit. Pero por suerte la línea no me falló esta vez y no me pasó nada con la compu. Sé que no es algo común que alguien lleve una computadora a la tribuna, pero no podía faltar”.

Mientras a las 19.30 Atlético ya buscaba la apertura del marcador, en la tribuna de la Laprida, Gonzalo chateaba con los clientes en inglés. “Me llevé un bolsito donde guardarla y para que, cuando terminara de trabajar, me pusiera el bolso entre las piernas para evitar cualquier problema. Además estaba mi viejo Ualter (así, con U, el único en el mundo entre todos los Walter) y lo tenía como guardaespaldas por cualquier cosa”. 

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“Mi viejo también me dijo cuando me vio con la compu: ‘Chango, ¿qué hacés? Cuidá el laburo…’. Los otros hinchas, mis amigos que estaban abajo cerca del alambrado, me hacían las señas levantando los hombros: ‘¿Qué hacés con la compu?’. Hasta que salió la frase: ‘Los pañales no se pagan solos’Soy papá de una nena, Bianca, de 1 añito y 3 meses, y los que lean esta nota me van a entender”. 

La imagen de Gonzalo con la notebook generaron cargadas en las redes sociales apenas comenzó a viralizarse todo: “En modo de joda, un chico subió: ‘Derecho de admisión al pelotudo este viendo videos degenerados para +18’. Le respondí que sí, que los videos xxx eran los goles de Laméndola en Rosario”.

Ahora bien, ¿qué pasaba si un cliente de Estados Unidos llamaba a Gonzalo en pleno partido? “De vez en cuando me sucede que tengo que recibir llamados de clientes, pero ayer todo fue vía sms. No tengo vincha colgada ni nada. Pero me podía pasar que mi jefe me llamara o que algún cliente lo hiciera y ahí sí iba a tener que pilotearla. Hubiese sido raro decirle: ‘Hello, my name is Gonzalo, please apologize me, I’ll be with you in a few seconds’ y de que de fondo se escuchara a un hincha: ‘¡Pegale, Chelo!’”.

¿Y a la platea? ¿No daba? “No me pierdo un partido desde que volvimos post pandemia, el 4 a 3 a Argentinos. Y no pienso empezar ahora. Soy una persona de cábalas y en la platea el partido se sigue de otra forma. En la platea no lo vivo como yo quiero. Siempre voy a la Laprida y ese es mi lugar. Muchos que vieron la foto decían que era un fantasma, pero no, los únicos fantasmas eran los de la B”, se ríe Gonzalo.

Y remata como el Chelo para el gol del triunfo: “Después de lo que les pasó el domingo en Rosario, ayer no podía faltar. Era un día para estar, para disfrutar lo que les pasó, pero sobre todo para pensar en nosotros y ver la tabla de arriba”, cierra el fanático, abre la compu, hace cuentas, mira rivales, se ilusiona y mañana, a las 11 am (hora argentina), de nuevo a empezar: “Good morning, I’m Gonzalo. From 25 I am”.

Encuentre a Gonzalo y a Ualter.

“Hay que pagar los pañales de Bianca”.

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