La historia del rugby argentino no es ovalada, es circular. Se repite a sí misma. Es una historia que está marcada por los enfrentamientos entre jugadores y dirigentes. La coyuntura actual todavía no puede ser catalogada como conflicto, pero tiene todos los condimentos para convertirse en tal de un día para el otro. Los Pumas sienten que la dirigencia les soltó la mano. Y que se lavaron las manos. Que los utilizaron como chivos expiatorios para lavar sus culpas. A punto tal que varios se plantearon seriamente renunciar al seleccionado.
La decisión de la Unión Argentina de Rugby de quitarle la capitanía a Pablo Matera y suspenderlo junto a Guido Petti Pagadizábal y Santiago Socino por tiempo indeterminado provocó la furia de sus compañeros. La primera reacción de un grupo de referentes fue la de no presentarse a jugar el sábado ante Australia, en la última fecha del Tri-Nations, también último partido del año. En lugar de realizar el entrenamiento más importante de la semana, la mañana del martes en Sydney, donde el seleccionado se encuentra disputando el certamen hemisférico, fue de tertulia. Hasta anoche, al cierre de esta edición (la mañana del miércoles en Australia), el partido se iba a jugar.
Todo empezó con el escueto homenaje que los Pumas le realizaron a Diego Maradona en el partido del sábado ante Nueva Zelanda. Apenas una cinta adhesiva negra en la manga derecha. Matera dio la cara y pidió disculpas en nombre de todo el equipo. En realidad, una responsabilidad que no le cabía primariamente a los jugadores, enfocados en un partido tan relevante. La decisión debió haber venido de arriba. Tampoco cayeron bien las declaraciones del manager deportivo Marcelo Loffreda, el nexo entre los jugadores y la dirigencia. El ex entrenador afirmó en una entrevista a ESPN que la decisión de que el tributo se limitara a una cinta había sido compartida entre el staff y los jugadores. A su vez, le reclaman al head-coach Mario Ledesma un apoyo más explícito.
El lunes, Matera, Petti y Socino fueron víctimas de una operación digna de trolls profesionales que revelaron posteos de tinte racista en Twitter de hace nueve años. Una vez más, los jugadores asumieron su culpa y pidieron perdón, más allá de que la gravedad de sus dichos sea condenable. Por eso, cuando la dirigencia respondió exponiendo a los escrachados y sin hacer ningún tipo de mea culpa, el plantel estalló.
En el seno del bunker en Sydney reina el hermetismo. Los celulares están cerrados al exterior. No obstante, el enojo se puede vislumbrar en comentarios de integrantes del plantel que no viajaron a Australia por estar lesionados. Uno fue Matías Moroni: “¿La gente no puede cambiar? ¿Arrepentirse? No está bien ni justifico lo que escribieron a esa edad. Se rectificó y puedo dar fe que no piensa así. Supo dar la cara. Pedir perdón y no esconderse atrás de un escritorio. ¡Hoy Pablo Matera es mi amigo y mi capitán!”. Más tajante fue Tomás Lavanini: “¿Salir a pedir disculpas por un homenaje que otro no se ocupó? Pero como nunca dan la cara los más expuestos son los jugadores. Ahora tres jugadores del plantel suspendidos por actos que fueron hace más de ocho años, ya habiendo pedido disculpas. Conozco a Pablo, Guido y Socino. Doy fe que ellos no piensan así y dan todo por Los Pumas. En vez de bancar y tirar todos para el mismo lado, es al revés. Nuevamente gente que no da la cara le suelta la mano al equipo como en otras tantas veces”.
También ex jugadores del seleccionado mostraron su disgusto. Santiago González Iglesias expresó: “No sólo les soltaron la mano con el no homenaje a Diego, también lo habían dejado solo a Pablo haciéndose cargo de la situación. ¡Indignado con la dirigencia!”. Horacio Agulla no anduvo con vueltas: “Unión Argentina están haciendo la más fácil. Basta de agacharse”.
Otros fueron más medidos y defendieron a sus compañeros aunque apuntaron a la conciliación y llamaron a unir y construir, como el anterior capitán Agustín Creevy (había sido convocado al Tri-Nations pero desistió de participar): “Los repudiables tuits que escribieron hace nueve años no los representan en absoluto. Ellos mismos lo han reconocido, se han sentido avergonzados y han pedido las debidas disculpas. Lamento particularmente la estigmatización del deporte… El rugby es un deporte hermoso, practicado por gente de todos los estratos sociales y distintos lugares del país… es un punto de encuentro y de mucha diversidad, y así debe seguir siendo.
Intentemos que el deporte (si es el rugby, mucho mejor) siga creando puentes”. Juan Manuel Leguizamón habló de “unir y no romper” y de “estar juntos en esto”.
Matera y Petti juegan profesionalmente en Francia y sus clubes (Stade Français y Bordeaux, respectivamente), a través de sendos comunicados, se mostraron preocupados por sus dichos y citaron a los jugadores a su regreso de Australia. Al mismo tiempo, destacaron su “irreprochable” comportamiento desde que desembarcaron en el club.
Los enfrentamientos entre el plantel y dirigencia son prácticamente constitutivos del rugby argentino. Muchos de los grandes cambios se gestaron a través de conflictos de esta índole, en general a partir del empuje de los jugadores. No obstante, desde 2012 que no se produce un cruce tan abiertamente. En aquel entonces, Patricio Albacete reclamó públicamente mejores condiciones para los jugadores que venían del interior, entre otras cosas. Después de 2013 no jugó más en los Pumas.
Uno de los cruces más salientes ocurrió en 1977. La dirigencia le sacó la capitanía a Arturo Rodríguez Jurado con la intención de voltear a la dupla de entrenadores Emilio Perasso-Carlos Veco Villegas, lo que desembocó en la renuncia de otros referentes como Eliseo Branca, Daniel Baetti, Ricardo de Vedia y Raúl Sanz.
Dos meses antes de viajar al Mundial de Gales de 1999, la dirigencia despidió al entrenador José Luis Imhoff. Lo reemplazó Héctor Méndez, que borró a tres jugadores citados originalmente por su predecesor y provocó la contrariedad en el plantel; finalmente debió hacerse cargo el neocelandés Alex Wyllie, que se desempeñaba como asesor y estaba en el Reino Unido, por lo que los jugadores debieron entrenarse solos en Liceo Naval. Los Pumas terminaron pasando por primera vez a cuartos de final tras la recordada victoria ante Irlanda en Lens.
En la previa de Francia 2007, una base de jugadores con experiencia profesional en Europa promulgaron huelgas y solicitadas a través de los medios con el fin de garantizarse una preparación adecuada. Resultado: medalla de bronce.
Si la situación actual se eleva a nivel de conflicto es algo que todavía está por verse. No sería el primero. Ojalá sea el último.