KABUL – El presidente Ashraf Ghani, que huyó de Afganistán este domingo, admitió que “los talibanes ganaron”, después de que los insurgentes entraran en la capital, Kabul, al término de una ofensiva fulgurante. Ghani, que no precisó adónde se fue, reconoció que “los talibanes ganaron” en un mensaje en Facebook. “Ahora son responsables del honor, de la posesión y de la autopreservación de su país”.
Por otro lado, fuentes talibanas dijeron a la agencia AFP que los insurgentes tomaron el control del palacio presidencial. ”Combatientes talibanes entraron en el palacio presidencial”, declaró un comandante veterano talibán. ”Los muyahidines entraron en el palacio presidencial y tomaron el control del mismo”, apuntó otro comandante, que añadió el edificio estaba albergando una reunión sobre la seguridad en la capital afgana.
Los civiles, que temen que los talibanes vuelvan a imponer el tipo de gobierno brutal que prácticamente eliminó los derechos de las mujeres, se apresuraron a abandonar la nación también, con filas frente a los cajeros automáticos para retirar los ahorros de toda su vida. Los miles de pobres que dejaron sus hogares en el campo, al pensar que la capital era más segura, permanecían distribuidos en parques y espacios abiertos de todo Kabul.
El presidente Ghani voló fuera del país, de acuerdo a lo que dijeron a The Associated Press (AP) dos funcionarios que hablaron bajo la condición de anonimato por no estar autorizados a informar a los periodistas. En un video en línea, Abdullah Abdullah, el jefe del Consejo de Reconciliación Nacional de Afganistán, confirmó que Ghani había partido. “El expresidente de Afganistán se fue, dejando al país en esta difícil situación”, dijo Abdullah, y agregó: “Dios lo hará rendir cuentas”.
Ghani, que habló al país el sábado por primera vez desde que comenzó la ofensiva, parece cada vez más aislado. Varios líderes militares con los que había negociado apenas unos días antes se habían rendido al Talibán, lo que dejó al presidente sin opciones militares. Las negociaciones abiertas en Qatar, donde los insurgentes tienen una oficina, tampoco lograron frenar la ofensiva, a la vez que miles de civiles huían a Kabul.
En una espectacular ofensiva, el Talibán capturó casi todo Afganistán en algo más de una semana, pese a los cientos de miles de millones de dólares invertidos por Estados Unidos durante casi dos décadas para reforzar las fuerzas de seguridad afganas.
El Talibán derrotó, incorporó, o hizo huir a las fuerzas de seguridad de Afganistán en buena parte del país, a pesar de que el Ejército de Estados Unidos prestó algo de apoyo aéreo al gobierno afgano.
El traspaso del poder
El vocero talibán Suhail Shaheen dijo al canal en inglés de la televisora qatarí Al-Jazeera que los insurgentes “esperan un traspaso pacífico de poder de la ciudad de Kabul”, aunque declinó dar detalles sobre posibles negociaciones con el gobierno.
Sin embargo, cuando fue consultado por qué clase de acuerdo querían los talibanes, Shaheen reconoció que buscaban una rendición incondicional del gobierno central. Los negociadores talibanes se dirigían al palacio presidencial para acordar la transición, según un funcionario afgano que habló bajo condición de anonimato por temor a represalias, aunque todavía no está claro cuándo se haría ese traspaso.
Entre los negociadores del gobierno estaban el expresidente Hamid Karzai y Abdullah Abdullah, de acuerdo a lo que le aseguró a AP un funcionembrio, que también describió las negociaciones como “tensas”. Abdullah criticó abiertamente al presidente Ghani, que rechazó durante mucho tiempo renunciar al poder para llegar a un acuerdo con el Talibán.
Las promesas del Talibán
El ministro de Defensa en funciones, Bismillah Khan, intentó tranquilizar a la población, al afirmar que la capital se mantendría “segura”. Por su parte, los insurgentes también intentaron calmar a los residentes de la ciudad e indicaron que sus combatientes no entrarían en las casas de la gente, ni se entrometerían con sus negocios. También anunciaron una ”amnistía” para los que trabajaron con el gobierno afgano o con fuerzas extranjeras.
“Ni la vida, ni la propiedad ni la dignidad de nadie sufrirán, y las vidas de los ciudadanos de Kabul no correrán peligro”, afirmaron desde el grupo. El Talibán también advirtió que nadie entrase en la zona en torno a la capital.
Pese a las promesas, el pánico empezó a extenderse y mucho se apresuraban a salir del país a través del aeropuerto de Kabul, la última ruta para huir del país después de que el grupo tomara todos los pasos fronterizos.
Estados Unidos evacuó al personal de su embajada
Estados Unidos comenzó los vuelos rápidos de enlace desde su embajada, con helicópteros Chinook, horas después de que los milicianos capturasen la ciudad cercana de Jalalabad, la única importante aparte de Kabul que no controlaban. Incluso, varios vehículos blindados diplomáticos salieron de la zona de la sede estadounidense.
El Departamento de Estado de Estados Unidos no respondió en un primer momento a preguntas sobre los movimientos. Sin embargo, se veían columnas de humo cerca del tejado de la embajada, mientras los diplomáticos destruían con rapidez documentos sensibles, según remarcaron dos fuentes militares estadounidenses a AP. Unas horas después, la humareda se hizo más densa en la zona, donde también hay embajadas de otros países.
Más tarde, aterrizaron cerca del edificio varios helicópteros Black Hawk, que suelen utilizarse para trasladar tropas. Al menos uno de combate sobrevolaba la zona, mientras los helicópteros lanzaban bengalas para desviar posible fuego de misiles. Hace unos días, Estados Unidos decidió enviar miles de efectivos para ayudar a evacuar a trabajadores de la embajada.
En el Aeropuerto Internacional de Kabul, fuerzas afganas abandonaron el aeródromo a militares occidentales, según un piloto.
Agencias AFP y AP