La nueva reunión de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta simboliza el equilibrio que trata de mantener el ex presidente en la interna del PRO para definir las máximas candidaturas. Y, en todo caso, una pequeña gran victoria: más allá de las resistencias a su estrategia de dar señales ambiguas sobre su postulación, toda la dirigencia de su partido, e incluso fuera de él, está pendiente de sus pasos.
El resultado de las encuestas sigue sin acompañarlo, pero Macri recobró en el último año una centralidad política que entró en crisis luego de su derrota electoral de 2019. Los comicios legislativos de 2021 tuvieron para él un dulce sabor a revancha: no fue candidato y cedió las principales decisiones electorales en manos de Larreta, pero la dura derrota del Gobierno pese al “plan platita”, que incluyó una caída hasta la decisiva provincia de Buenos Aires, pareció reivindicar su figura.
Quizá por eso su actitud después de la elección legislativa fue mucho más protagónica. Desde febrero de 2022 empezó a organizar almuerzos con los líderes del PRO para buscar consensos y bajar la línea, como fundador del partido y ex presidente de la Nación, de lo que debía hacerse para volver al poder. Básicamente, comprometerse con las reformas profundas en la Argentina. Su consigna de “somos el cambio o no somos nada” contagió a casi toda la dirigencia opositora. En mucho lo ayudó el Frente de Todos, atrapado entre las peleas feroces y los malos resultados de la gestión oficial, que ayudaron a la sensación de que no hay otro camino que hacer cambios estructurales para salir de la crisis.
Horacio Rodríguez Larreta y su novia, Milagros Maylin
Macri consiguió que el Gobierno, necesitado de un enemigo explícito para entretener a su tribuna de fanáticos, lo pusiera de nuevo en el ring. Y el propio Juntos por el Cambio lo ubicó en un lugar de privilegio, aun para diferenciarse o criticarlo, como fueron los casos de radicales como Gerardo Morales y Facundo Manes y la fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. Sus oficinas de Olivos se convirtieron en la nueva Meca de la oposición, donde desfilaron secreta o públicamente referentes políticos de todo el abanico interno de JxC, “halcones” y “palomas”, aliados y ex enemigos.
Lo mismo sucedió este año, en una versión potenciada a la de veranos anteriores, con las visitas que recibió en su casa del country Cumelén, en Villa La Angostura. Con obvias reminiscencias a la quinta de Puerta de Hierro, en Madrid, donde Juan Domingo Perón subía o le bajaba el pulgar a los dirigentes de su partido que lo visitaban en el exilio, Macri transmite la imagen de un líder indiscutible al que sus discípulos buscan para que bendiga sus decisiones. Larreta y Bullrich se resisten a aceptar a esa figura paternal que les quita poder y autonomía, pero ambos cumplieron con el ritual de visitar Cumelén y, aun sin proponérselo, entrar en una competencia para medir a quién le fue mejor con Macri.
Rodríguez Larreta pareció sacar ventaja: “primereó” con una primera reunión a solas con Macri que se hizo el 31 de diciembre y otros encuentros sociales con familiares y amigos, como una cena de los dos a la que se sumaron Juliana Awada, la esposa del ex presidente, y Milagros Maylin, la novia del jefe de Gobierno, cuya familia también estaba en Cumelén. Como es habitual en sus contactos cara a cara, no trascendieron muchos detalles de lo conversado y no hubo ninguna foto de ambos en el sur.
Guillermo Yanco, Patricia Bullrich, Mauricio Macri y Juliana Awada, juntos en el country Cumelén
Pero Bullrich también tuvo su reunión cumbre con Macri: viajó a Cumelén el lunes 23, pocos días después de haber regresado de sus vacaciones en Brasil, y su visita estuvo enmarcada en gestos sugestivos por parte de Macri que Rodríguez Larreta no recibió y que dieron lugar a especulaciones políticas: la invitó a pasar dos días en su casa del sur; le pidió especialmente que fuera acompañada por su esposo; accedió a sacarse una foto de ambos con sus parejas, que incluso publicó en su cuenta de Instagram, y hasta le solicitó a la titular del PRO que postergara unas horas su regreso a Buenos Aires para seguir conversando y almorzar juntos.
Ahora, la nueva reunión de Macri y Rodríguez Larreta parece equilibrar la balanza del ex mandatario. El ex presidente charlará a la tarde con el jefe de Gobierno y a la noche cenarán juntos y con sus parejas. El alcalde porteño está de vacaciones en San Martín de los Andes con su novia desde el miércoles pasado y extendió dos días su estadía: ahora se sabe que, además de acampar con vista al volcán Lanín, el cambio de planes fue para reunirse con el ex mandatario.
Bullrich le aseguró este lunes a un estrecho colaborador que no estaba preocupada por la agenda de su adversario interno en Cumelén. “Su encuentro con Macri fue tan bueno que no hizo ningún comentario sobre el encuentro Macri-Larreta”, dijo un bullrichista. La jefa del PRO no tendrá mucho tiempo de rastrear los movimientos de su rival: este martes viajará a Córdoba para seguir su campaña y tratar de mediar en la pelea entre los candidatos a gobernador de JxC, Luis Juez y Rodrigo De Loredo.
Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta, en los comienzos de una sociedad política que lleva 20 años
Aunque los más fieles a Bullrich celebraron el trato preferencial de Macri hacia su jefa política, el ex presidente le aclaró que no se inclinará por ninguno de los candidatos del PRO y que mantendrá su imparcialidad: cree que la disputa debe definirla la gente mediante las PASO del 13 de agosto.
Es lo mismo que escuchó Rodríguez Larreta cuando lo visitó a Macri a principios de año. ¿Para qué volverá esta tarde a Cumelén, tal como acordó hace un mes con sus vacaciones ya previstas en el sur? Quienes conocen a ambos deslizan que la relación, que lleva dos décadas, todavía debe descongelarse luego de algunas diferencias que los pusieron en guardia. El ex mandatario y el jefe de Gobierno tuvieron un primer encuentro áspero y luego otro en el que hubo signos de distensión. El vínculo, admiten sus allegados, no es el mismo de antes. Los dos apuestan a superar las tensiones y encarrilar la interna hacia una competencia en la que sus protagonistas no se causen heridas irreversibles.
Para Macri, llegó la hora del equilibrio mientras cuenta los días para develar el gran misterio de la oposición: ¿intentará o no regresar a la Casa Rosada? “Estoy en el ring y voy a pelear”, dijo hace dos semanas en Mar del Plata. En marzo despejará la gran incógnita. En esos mismos días, Larreta lanzaría oficialmente su candidatura y Bullrich proclamará la fórmula para dirimir las PASO.
Las vacaciones de Horacio Rodríguez Larreta en el sur se difundieron en videos que publicó su novia, Milagros Maylin, en las redes
De todas formas, al día siguiente de recibir otra vez a Rodríguez Larreta y compensarlo seguramente con una foto político-familiar, el ex jefe del Estado se mostrará tan activo como un presidenciable: este miércoles viajará a La Pampa para explicitar su apoyo a la candidatura a gobernador de Martín Maquieyra, diputado nacional del PRO y aliado del larretismo, junto con Bullrich, María Eugenia Vidal, Miguel Angel Pichetto, Waldo Wolff y Alex Campbell, entre otros dirigentes.
“Si no quisiera postularse, ¿para qué iría a respaldar a un candidato en La Pampa? Esos son movimientos de alguien que va por más”, interpretó un dirigente de JxC que está convencido de que Macri irá por su “segundo tiempo”. Por ahora, lo único claro es que se convirtió en un promotor del turismo político en Villa La Angostura: ir y mostrarse en Cumelén es la moda del verano en el PRO.