Después de sobrevivir a la salida de la convertibilidad, los saqueos de 2001, la pandemia y la disparada inflacionaria, el grupo español Inditex decidió abandonar la Argentina y cederle la gestión del negocio de Zara -su principal marca, que había desembarcado en el país en 1998- a una firma panameña. Si bien no hubo una comunicación oficial, en el mercado dan por descontado que detrás de esta decisión se encuentra el cepo.
Las dificultades para acceder a los dólares que administra el Banco Central tuvo un doble impacto en el negocio de Inditex en la Argentina. La principal fue que el cepo les impidió llevar adelante su modelo comercial basado en la flexibilidad y la capacidad de respuesta. Durante décadas el negocio de la moda se basó en renovar su oferta dos veces al año, con las temporadas de invierno y verano, pero este modelo quedó en desuso ante la irrupción de las cadenas de fast fashion. Marcas como H&M, Forever 21 y la propia Zara lograron un espectacular crecimiento con una fórmula que combina precios accesibles con una oferta en constante renovación. Este tipo de propuestas dependen, en gran medida, de la capacidad de reacción para lograr que los clientes encuentren en la tienda todo el tiempo nuevos productos y, desde un punto de vista operativo, son imposibles de llevar adelante en un país en el que para concretar cualquier importación hay que esperar meses para lograr la aprobación de la Secretaría de Comercio y acceder a los dólares que administra el Banco Central.
La otra cara del cepo es que las dificultades para acceder a los dólares también se sienten a la hora de girar divisas al exterior. El negocio de Zara en Argentina casi siempre fue rentable pero para los españoles de Inditex se les hizo cada vez más difícil poder convertir los pesos que ganaban en la Argentina en euros para girar a su casa matriz. Y el único consuelo que les quedaba era que no eran los únicos en esta situación. A grandes rasgos, los problemas para girar a la casa matriz las ganancias locales son compartidos por prácticamente todas las multinacionales con presencia en la Argentina.
“El gran problema para la mayoría de las empresas de afuera que operan en la Argentina es qué hacer con los pesos que ganan en el país. La política de reinvertir las utilidades tienen un límite y en algún momento quieren girar la plata afuera”, explicó el exnúmero uno de una multinacional.
“Hoy, todas las multinacionales que están en la Argentina, con alguna que otra excepción, están en venta y si no se concreta la operación es por una cuestión de precios”, señaló el CEO de otra compañía extranjera con operaciones locales.
La salida de Inditex tiene además una implicancia extra, ya que detrás de la compañía se encuentra Amancio Ortega, uno de los hombres más ricos del mundo. Si bien el empresario gallego le cedió a su hija el control del día a día de la compañía, continúa siendo una figura central en la empresa que fundó hace 48 años en La Coruña y hoy sigue siendo uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo, con una fortuna valuada en US$77.000 millones.
“Que uno de los hombres más ricos del mundo decida dejar de invertir en la Argentina definitivamente no es una buena señal para el mundo de los negocios”, se sinceró un empresario argentino.