El coronavirus aún no tiene cura ni vacuna; no solo para la salud sino también para la imagen de los políticos. Sus consecuencias pueden levantar o tirar abajo el concepto de los ciudadanos respecto de los hombres de la política.
Varios sondeos ya mostraron que, por ejemplo, la decisión de actuar con premura le valió al presidente Alberto Fernández una mejora sustancial en su imagen pública. Un sondeo de las consultora D’Alessio IROL – Berensztein lo confirmó, y a los salteños les dejó un dato no menor: el exgobernador JUAN MANUEL URTUBEY no está para nada bien visto en el país.
En marzo, el sondeo de D’Alessio IROL – Berensztein incluyó un relevamiento online, nacional, de 1.126 casos.
De los 30 políticos analizados, solo dos empeoraron su diferencial de imagen (es el número que resulta de restar la ponderación positiva con la negativa). Uno es el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, que pasó de tener un diferencial de 21 puntos a favor en febrero a 7 puntos en marzo, siempre con balance positivo. Es posible que la subestimación del momento en que llegaría el virus fue lo que más golpeó su imagen pública. La otra es María Eugenia Vidal, quien pasó de -7 puntos de diferencial a -8.
Los otros 28 dirigentes testeados mostraron un repunte.
Alberto Fernández, que pasó a liderar la tabla, tiene +31 puntos de diferencial (contra +8 de febrero). Junto a él y a González García, hay otros cinco políticos con balance positivo: los ministros de Desarrollo Social Daniel Arroyo (+20) y de Economía Martín Guzmán (+18), el jefe de Gabinete Santiago Cafiero (+ 13), el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta (+11) y el exministro Roberto Lavagna (+5).
Marcos Peña, el vapuleado exjefe de Gabinete, permanece último con un -65 (tenía -67 hace dos meses). Apenas un poquito mejor está el salteño Juan Manuel Urtubey con -61 puntos de balance de imagen, lo que es una levísima mejora mensual: en febrero tenía -62.