El concejal yerbabuenense Marcelo Albaca era un adolescente de 16 años cuando en octubre de 1997, Menem encabezó el acto inaugural de la explotación megaminera a cielo abierto de Alumbrera, un consorcio de transnacionales. Desde aquellos tiempos la UNT fue parte del saqueo y su participación también incluyó una “validación social” frente a las crecientes denuncias por contaminación.
Este esquema comenzó a resquebrajarse luego de que se descubriera que durante la gestión de Cerisola, los representantes de la UNT renunciaron a la mitad de las regalías para así poder usarlas de manera discrecional (hasta ese momento solo podían ser usadas en “la construcción de la Ciudad Universitaria”).
Sobre las regalías de la megaminería, que comenzaron a repartirse en el año 2008, se montó la camarilla que ocupó el Rectorado de la UNT y los decanatos durante años con casos de corrupción incluidos, como el del ex rector Juan Cerisola y otros funcionarios, que irán a juicio por malversación de unos $340 millones (U$S 85,5 millones, según la cotización de ese momento).
En ese marco, resulta poco más que llamativo el hecho de que entonces Marcelo Albaca destaque en su biografía su comienzo en el plano político desempeñándose como funcionario durante la gestión del rector Juan Cerisola en la Secretaría de Bienestar Universitario y luego en la Secretaría de Extensión, donde fue Tesorero de la misma.
Tal parece que no tiene vergüenza alguna Albaca en destacar que comenzó su militancia política de la mano de Cerisola, quien se encuentra procesado en la Justicia Federal.
Se le imputan los delitos de administración fraudulenta e incumplimiento de los deberes de funcionario público, además del embargo de $50 millones. “Es un gran amigo, un gran rector”, supo decir en su momento el entonces gobernador, José Alperovich, al referirse al rector de la UNT, Juan Alberto Cerisola.
“La sociedad debe involucrarse en la Universidad”, dijo José Alperovich en el 2006 con un argumento con el cual se inmiscuyó en la interna universitaria y dio su apoyo a uno de los aspirantes a ocupar el cargo de rector de la Universidad Nacional de Tucumán en aquél año en el apogeo del alperovichismo.
El favorecido es Juan Alberto Cerisola, decano de Ciencias Económicas y candidato a reemplazar a Mario Alberto Marigliano en el Rectorado. El ex gobernador, que al igual que Cerisola y que Marigliano es egresado de Ciencias Económicas, ofreció gestionar dinero ante el Ministerio de Educación de la Nación para incrementar el presupuesto de la UNT.
Era la primera vez que un mandatario provincial expresaba de manera explícita su apoyo a un candidato a rector, y la noticia causó sorpresa en la comunidad universitaria. Todos en el mismo barro enlodados dice la letra del tango.
En ese marco, cabe señalar que Marcelo Albaca se presentaría como candidato a intendente de Yerba Buena de la mano de otros alperovichistas.
Y es que sería parte de la lista que lleva como legislador a Regino Racedo y al ex intendente de la ciudad jardín Daniel Toledo, una figura rechazada y degastada en la política de Yerba Buena. Sobre todo, si se tiene en cuenta el hecho de que el ex intendente forma parte del alperovichismo, el cual tiene un alto rechazo en la población tucumana, en general, y en la yerbabuenense en particular.
Pero a pesar del conocido prontuario del ex gobernador, Daniel Toledo continúa siendo un soldado de la cruzada alperovichista. Y a él decidió unirse el concejal Marcelo Albaca, quien ahora quedó manchado a causa de formar parte de un espacio que buscará “blanquear” la inmensa y profunda oscuridad que rodea a Alperovich.
Y que al mismo tiempo contamina a sus fieles lacayos, a cuyas filas estaría ingresando Albaca. Pero eso no es todo debido a que el legislador Daniel Deiana, acusado de robarle el sueldo a una empleada de la Legislatura, indicó que existen motivos para que el interventor del Instituto Provincial de Acción Cooperativa y Mutual (Ipacym), Regino Racedo, comparezca ante los integrantes de la comisión de Asuntos Constitucionales e Institucionales de la Legislatura.
“No es función del interventor del Ipacym recibir denuncias respecto de mi función como legislador, de las cuales nunca siquiera me corrió traslado ni me notificó fehacientemente. Por ese motivo, comete una falta grave en contra del Poder Legislativo, extralimitándose en sus funciones y afectando el honor y el decoro de un poder que merece respeto y consideración por parte de todos los funcionarios públicos”, afirmó Deiana, para fundamentar su pedido de citación contra Racedo.
En definitiva, el mal asesoramiento político de Marcelo Albaca derivó en esta espuria alianza con lo más rancio de la política tucumana que representa el alperovichismo, cuyo líder en las sombras sigue moviendo los hilos de sus muchos títeres. Empezó su carrera política de la mano de un procesado como Cerisola y planea terminarla de la mano de los alperovichistas Toledo y Racedo.
