La histórica secretaria privada del expresidente, María Cantero, contará lo que sabe ante la Justicia, este jueves. Confirmará que recibió mensajes de Fabiola Yañez por WhatsApp. Confirmará que la entonces Primera Dama le relató episodios de violencia de género. Y confirmará que le pidió que resistiera y que no dejara que ningún “hijo de puta” la entristeciera, adelantaron tres fuentes cercanas a la mujer a LA NACION, por separado.
Citada en condición de testigo –y, por tanto, con la obligación de contar la verdad- Cantero precisará que no era amiga íntima de Yañez, ni confidente. Apenas cruzaban mensajes de manera periódica sobre el embarazo de la entonces Primera Dama, para los cumpleaños o vinculados a regalos que se enviaban o temas de decoración. Pero dejará claro, también, que Yañez le relató varios episodios que habrían ocurrido en la Quinta de Olivos, a la que ella no solía concurrir, salvo por motivos excepcionales.
“Lo que ella sabe es lo que está [volcado] en el WhatsApp y confirmará que esos mensajes son auténticos y que los recibió en aquel momento”, adelantó uno de sus allegados, que estimó que el desafío para los investigadores pasará por otro lado. “Ella laburaba en la Casa de Gobierno, a partir del mediodía y hasta que Alberto se retiraba, fuera a las 17 o a la medianoche, por lo que no podrá dar fe sobre lo que al parecer pasó en Olivos. Ella jamás vio a Fabiola con moretones, aunque tampoco se dio la situación laboral o social para que la viera”.
La asistente de Fernández durante treinta años sostendrá, además, que los comentarios de Yañez la sorprendieron, y que eso explica algunas de sus respuestas por WhatsApp, como cuando le planteó a la Primera Dama que las conductas de Fernández estaban “mal” y que no lo defendía, aunque a continuación le escribió que su jefe “no es así” y que “algo está pasando”, para luego ponerse a disposición de Yañez. Le confió, incluso, que ella había padecido a “un animal” cuando se fue a vivir a Buenos Aires, en un “infierno” que se prolongó cuatro años.
Cantero argumentará, asimismo, que no tenía la obligación de denunciar ante la Justicia o algún organismo especializado en violencia de género lo que Yañez le confió en esos mensajes por WhatsApp. Lo sostendrá, incluso cuando sus propios abogados le confirmaron que ella, como secretaria privada del Presidente, encuadró en la categoría de funcionaria pública. Planteará que fueron episodios que debió denunciar la propia Primera Dama.
“¿Por qué debió María denunciar lo que el propio Ercolini no hizo?”, planteó una de esas fuentes a LA NACION, en alusión al juez federal Julián Ercolini, quien descubrió los mensajes y fotos que Yañez le envió a Cantero por WhatsApp al acceder al contenido de los teléfonos celulares de Cantero y su marido, Héctor Martínez Sosa, durante el desarrollo de otra investigación criminal. ¿Cuál? La que aborda los contratos de seguros que Martínez Sosa y otros brokers consiguieron con el sector público durante la presidencia de Fernández.
“Te recuerdo que Ercolini supo sobre los posibles episodios de violencia, le preguntó a Yañez si quería denunciarlos, ella le respondió primero que no y Ercolini archivó ese legajo”, insistió la fuente. “¿Entonces por qué María debió denunciar lo que le relató Yañez por WhatsApp, cuando la propia Yañez no se mostró decidida entonces a denunciarlo?”.
Cantero ya recibió la citación formal para atestiguar en los tribunales federales de Comodoro Py, este jueves. Ella y Martínez Sosa mantienen diálogos permanentes con sus abogados y voceros. Reciben asesoramiento por duplicado: ante todo lo que denunció Yañez y que la tienen a ella como interlocutora por WhatsApp de la entonces Primera Dama, y ante todo lo que salió a la luz sobre las contrataciones de pólizas con distintas áreas del Estado nacional y que la tienen a ella, eventualmente, como acusada.
Entre el miedo y las sospechas, mientras tanto, el círculo íntimo de Alberto Fernández desconfía ahora de todo y de todos. “María no era confidente de Fabiola. ¿Por qué le envió esos mensajes? ¿Y por qué no los borró?”, cuestionó uno de los alfiles dilectos del expresidente, en diálogo con LA NACION. El entorno desea lo mejor; espera lo peor.
Las respuestas surgen espontáneas entre quienes rodean a Cantero. “Pregúntenle a Fabiola porque le contó a María, que no borró esas imágenes porque nunca borró nada de su celular desde que lo compró. Está eso como también hay mensajes con su marido de 2016 o más atrás”, replicó un allegado.
A los 57 años, Cantero se granjeó fama de “intensa” y de “carácter”, con una personalidad que por momentos puede ser “avasallante”, “complicado”, “explosivo” e “imprevisible”, al decir de seis exfuncionarios y allegados que la tratan desde hace años ante la consulta de LA NACION. Y ella está “enojada”, “molesta” o “dolida”, según distintos interlocutores, con quien fue su jefe durante décadas. Siente que la “arrojó a las fieras”, como antes lo hizo con Yañez -”mi querida Fabiola”- tras la difusión de las fotos de la fiesta en la Quinta de Olivos, en agosto de 2021.
En declaraciones a la prensa, Fernández abrió un espacio entre él y su asistente cuando estalló el escándalo de los brokers y las dudas se centraron en el proceder de Cantero. “Yo no creo que María haya hecho eso. A mí no me consta, pero si lo hizo, se extralimitó”, afirmó el exPresidente, para hilar luego varias oraciones contradictorias. “Yo la conozco muy bien a María. No es capaz de hacer eso. Pero quiero aclarar que no pongo… que yo pongo las manos en el fuego por mí. Pero esto no quiere ser una descalificación a María. Yo la conozco a María y mi respuesta es: Yo no creo que María haya dicho o hecho eso. Y bueno, si es que lo hizo entonces se extralimitó”.
Los chats que cruzaron Cantero y Martínez Sosa durante esos días y que recuperó la Justicia reflejan el fastidio de ambos ante las declaraciones de Fernández. Ella se mostraba dolida y molesta. “Espero que no se le ocurra llamarme [a] Alberto”, le escribió a “Hecky”, su pareja, para luego lamentar que “Alberto le dio pasto [a los periodistas] para que sigan [cuando] estaba cayendo el tema”. Él decía estar “indignado” con “el boludo”, que en esos momentos salía por radio La Red. Y ella, tras ese diálogo radial, abundó: “Me duele el corazón”.
Por estas horas, Martínez Sosa les cuenta a los propios que está tranquilo en todo lo que a él respecta, pero preocupado por su mujer. Sostiene que está esperando que lo citen a declarar en la investigación judicial sobre los brokers para explicar cada una de las pólizas, para aclarar que nunca selló negocio alguno con la Anses y que la operación que sí cerró con la Gendarmería resultó beneficioso para esa fuerza.
Martínez Sosa también jura entre sus íntimos que jamás le entregó dinero a Fernández, con la sola excepción del dinero que consta desde hace años en la declaración jurada del otrora Presidente, “que le prestó y que Fernández nunca le devolvió”. Pero se muestra inquieto por María, porque no merece la “bola de mierda que le tiraron por la cabeza”.
En ese sentido, Cantero deberá sentarse por duplicado ante el juez Ercolini. En la investigación sobre los brokers de seguros, lo hará en indagatoria, como acusada de intermediar junto a su entonces jefe Fernández en los negocios que su marido abrochó con varios organismos del Estado y fuerzas de seguridad. Y en la causa por violencia de género, como testigo.
Los dos senderos judiciales serán muy distintos. Para empezar, porque en la investigación sobre los negocios de los brokers, al ser citada a indagatoria podrá negarse a declarar, responder sólo algunas preguntas o, incluso, mentir, sin que eso sea tomado en su contra. Pero en la causa por violencia de género, deberá declarar como testigo bajo juramento de decir verdad y no podrá negarse a contar lo que sabe, ni mentir, bajo amenaza de afrontar una acusación por falso testimonio.
Eso inquieta al círculo íntimo del expresidente. “María es todo un personaje, capaz de cualquier cosa. Desde encarar a un ministro para pedirle algo en la antesala del despacho presidencial o interrumpir a Alberto mientras dialogaba con alguien importante, abrirle la puerta del despacho sin preguntar, o retrucarle delante de cualquiera”, rememoró un exministro que accedió a dialogar con LA NACION sobre aquella gestión.
El nivel de confianza existente entre ambos también se refleja en los chats que por estas horas revisan los investigadores judiciales:
– Jefe, te volviste loco. 25 años te cuide para esto?. Supongo que a partir de ahora no me vas a contestar mas. Un clásico-, le escribió Cantero el 18 de mayo de 2019, cuando Cristina Fernández de Kirchner tuiteó que ella secundaría a Fernández en la fórmula y lo dejó a un paso de la Presidencia.
-Deja de protestar !!!-, le replicó a su jefe desde fines de los ‘90, cuando lo asistió en la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN).
La devolución de gentilezas fue inmediata.
-No te voto –le respondió Cantero-. Y conmigo comportate: yo soy Coto. A vos te conozco. Hecky está Feliz.
Dos años, dos meses, tres semanas y cuatro días después, los WhatsApp que intercambió Cantero fueron muy distintos, luego de que LN+ revelara la foto de la fiesta en Olivos, en plena cuarentena, con Fabiola, Fernández e invitados.
–Hoy me agarró del cuello-, le informó Yáñez a las 22:42 del 12 de agosto de 2021- y sabiendo que puedo estar embarazada me pegó una patada en la panza.
-Cuando quieras voy a verte y hablamos yo he [sic] muchas cosas, Faby –le respondió Cantero-. Estas embarazada?
-Creo que sí.
-Es una bendición Fabiola. El sabe?
-Porque lo hicimos todo a conciencia y por in vitro. El lo sabe
-Entonces? El siempre quiso
-NO puedo creer como se comporta. En dos días me pegó tres veces
Cantero reaccionó desde la sorpresa, indicaron dos de sus allegados a LA NACION, porque jamás esperó que Fernández actuara así, ni que Fabiola acudiera a ella para ese tenor de confidencias. “No puedo creer lo que me decís”, le replicó. “Nunca lo escuché hablar con alguien con el cariño que lo hace con vos. Te digo de verdad. Con el cariño que habla de vos”.
Yañez marcó el contraste entre las palabras y los hechos: “Pero en la práctica no es igual”.