El candidato a intendente de Juntos por el Cambio (JxC) en la ciudad de Yerba Buena, Pablo Macchiarola, es decir, el delfín de Mariano Campero, se impuso en las elecciones con más del 50% de los votos. Además, lo cierto es que la coalición opositora arrasó en la categoría concejal, por lo que el sucesor del intendente yerbabuenense tendrá mayoría absoluta en el cuerpo vecinal.
Pero eso no es todo debido a que, siempre según los resultados del escrutinio, los distintos “acoples” de JxC se quedaron con nada más ni nada menos que con 8 bancas de 10 del Concejo Deliberante de la “Ciudad Jardín”. Sin embargo, lo del día de las elecciones fue apenas la previa de lo que terminará siendo el golpe de gracia que le aplicará a Germán Alfaro en apenas un mes y medio.
De esta forma, Mariano Campero sepultaría políticamente de una buena vez por todas a Germán Alfaro. Y es que, para colmo, Horacio Rodríguez Larreta también se verá perjudicado a causa de que al alcalde porteño pujó para que su postura fuera la triunfante hacia el interior de Juntos por el Cambio. Ahora, al ir colgado del titular del PJS, el larretismo también sería arrasado en el lodo de la derrota y hundirá sus chances presidenciales.
En ese marco, cabe recordar que hace dos años ya el propio Campero tuvo una performance electoral envidiable debido a que el intendente yerbabuenense sorprendió con sus 49.776 votos en la Capital. A Campero no le alcanzó para vencer a Alfaro en la categoría “senador nacional”. Sin embargo, el radical mostró que, tras seis años como jefe municipal de Yerba Buena, todavía conservaba en su localidad un importante caudal de apoyo.
En la “Ciudad Jardín”, la lista del intendente se impuso con holgura en la interna de Juntos por el Cambio, con el 72,21% de los votos (23.084 sufragios), dejando atrás a Alfaro, con el 14,44%. En términos generales, la boleta de Campero le sacó más del doble a su rival más inmediato, Pablo Yedlin (Lealtad Peronista), quien reunió 11.296 papeletas. Pero eso no es todo.
Y es que, además, la precandidatura del intendente de Yerba Buena acabó siendo clave para que Juntos por el Cambio reuniera más votos que el Frente de Todos en ese distrito: 54,55% (31.966 adhesiones entre las tres listas) contra 30,48% (17.865 sufragios entre las dos boletas peronistas). En esa línea, se tratan de números contundentes que fueron revalidados en las últimas votaciones.
Actualmente la situación es parecida para el líder del PJS. La pérdida de la Municipalidad a manos de Rossana Chahla caló hondo. Tanto es así que se mantiene sin reconocer la victoria de la candidata peronista, a pesar de que el escrutinio definitivo de la Junta Electoral arrojó que la diputada se impuso por más de 6.000 boletas sobre Ávila. Necesita pugnar por una banca en la Cámara Baja para no volver al llano o para no quedarse sin fueros legislativos.
Campero, en tanto, se transformó en un inesperado protagonista luego de la gran performance que tuvo su espacio en las elecciones tucumanas. Luego de algunas dudas, el yerbabuenense apuesta a que estos comicios sean el punto de partida de cara a la carrera gubernamental que se vendrá en 2027. Justamente, algo a lo que siempre aspiró Germán Alfaro antes de convertirse en un gran derrotado”.
Es por ello que, ni lerdo ni perezoso, la precandidata a la presidencia, Patricia Bullrich, acordó con Mariano Campero como candidato a diputado nacional por Tucumán. Bullrich ya dejó en claro que no compartiría ninguna lista con el larretismo y avanzó con armados locales en cada distrito. “Para mí es un honor acompañar a Patricia Bullrich en esta lucha para transformar la Argentina”, dijo Campero.
El intendente de Yerba Buena explicó su decisión de acompañar a Bullrich. “Mis convicciones me dicen que Patricia es la persona indicada para conducir este país. Por eso acepté encabezar su lista como precandidato a diputado nacional por Tucumán -dijo-. Este ha sido un desafío inesperado. Pero después de ocho años de gestión como intendente de Yerba Buena, entiendo que sólo con involucramiento se pueden traccionar más y mejores cambios”, agregó.
Por otro lado, el intendente electo de la ciudad jardín, Pablo Macchiarola señaló que el traspaso de mando “va a ser en absoluta armonía porque voy a tener el honor de suceder a mi mentor político y a mi amigo Mariano Campero. Hasta el 30 de septiembre de este año sigo siendo su Secretario de Gobierno y voy a seguir trabajando como lo venimos haciendo, demostrando que se puede hacer política de manera eficaz, eficiente y honesta”.
Esto demostró que Mariano Campero puede convertir en un buen candidato a alguien que todavía sigue trabajando a diario como lo hizo el actual secretario de Gobierno del municipio yerbabuenense. “Estamos muy contentos por el masivo respaldo de más del 50% de la gente de Yerba Buena. Ha sido una grata sorpresa, esperábamos ganar, pero no pasando el 50% y que mi adversario quede en 25%. Estoy muy agradecido con los vecinos”, expresó Macchiarola.
Pero Alfaro es todo lo contrario y no hace más que “jugar” a la mancha venenosa con otros para hundirlo junto con él mismo, tal es el caso de su propia esposa. Y también se llevará puesto a Larreta, quien ni siquiera podrá imponerse en su interna con Patricia Bullrich por culpa del intendente de San Miguel de Tucumán que no es más que un ancla que hunde todo lo que toca en el fondo del mar.
Y es que a un electorado independiente como el de la capital tucumana no le gusta el nepotismo y los tránsfugas. Y Alfaro y Ávila lograron juntar esos dos cables para electrocutarse, ya que Alfaro era un peronista que se sumó en la gestión de Alperovich y luego mudó a Juntos por el Cambio, mientras que Ávila es su esposa, que había asumido como diputada en JxC y a fines de 2019 se fue del bloque, cuando Macri salió a cuestionarla y la acusó de traición.
Por lo tanto, el golpe final que le falta a Alfaro para caer nockeado por parte del electorado, se lo dará Mariano Campero en apenas un mes y medio cuando se definan las primarias nacionales. Al quedar sin la posibilidad de buscar refugio en los fueros legislativos del Congreso, el intendente capitalino será sepultado políticamente por Campero, pero también judicialmente cuando las denuncias en su contra se acumulen como las hojas en otoño.
