PARIS – El ministro de Economía, Martín Guzmán, regresó el viernes a Buenos Aires satisfecho por los resultados obtenidos con el Club de París, primera etapa para una futura restructuración de esa deuda, y por el apoyo unánime que obtuvo en Washington de parte del directorio ejecutivo del FMI para aprobar el crédito a la Argentina por US$44.000 millones. De todos modos, reconoció que el futuro inmediato no será sin turbulencias. En una entrevista con LA NACION, admitió que el acuerdo que el Gobierno acaba de cerrar con el Fondo podría ser revisado pronto por las nuevas condiciones mundiales que impone la guerra en Ucrania.
Al mismo tiempo, advirtió sobre el impacto en la inflación del salto en el precio internacional las commodities, especialmente en los alimentos, y reconoció que las presiones para el país, que ya arrastra un proceso inflacionario previo, son fuertes. También defendió la última suba de retenciones a los subproductos de la soja, aunque dijo que eran “temporarias”, afirmó que el país tiene los dólares para obtener la energía necesaria para afrontar sin sobresaltos el próximo invierno y se diferenció cuidadosamente de la cercanía con Rusia que muestra una parte del Frente de Todos.
¿Podemos hacer un rápido balance de esta visita de cuatro días?
El viaje tuvo dos ejes. Uno de ellos fue poder agendar condiciones financieras con el Club de París que sean consistentes con el programa de facilidades extendidas que acaba de aprobar el directorio del FMI. El segundo fue sobre la política energética. Sobre el primer tema hemos venido trabajando en forma constructiva y efectiva a efectos de alcanzar entendimientos que robustezcan la estabilidad cambiaria y económica de Argentina. Lo que acordamos el día martes fue extender el entendimiento que habíamos alcanzado el año pasado por un periodo de 30 meses, esa es la duración del programa de facilidades extendidas del FMI. Y las partes también se comprometieron a trabajar en las próximas semanas a efectos de tener ya redefinidos los términos en el papel del acuerdo que se alcanzó en el 2014 aproximadamente a mediados de año. En las próximas semanas trabajaremos para eso.
El segundo objetivo que nos ocupó en París fue la decisión de acelerar el desarrollo del sector energético, que va a constituir uno de los ejes principales de la agenda económica en el resto de nuestro periodo de gobierno. No hay nada más transformador hoy en la Argentina para el funcionamiento de nuestro sistema productivo que el aceleramiento del desarrollo del sistema energético. Tanto por razones productivas, como macroeconómicas y fiscales.
¿Y cómo se piensa conseguir ese objetivo?
Lo que buscamos es poder acelerar el crecimiento de la producción en las distintas fuentes de energía. Para eso hay tres grandes condiciones que cumplir que justamente son importantes por las características del sector y la escala de inversión que Argentina necesita. La primera es una mayor estabilidad macroeconómica. Poder dar pasos como el que se acaba de dar eran muy importantes para catalizar incrementos en la inversión en ese sector. La segunda condición es el desarrollo de la infraestructura energética y, en particular, la capacidad de transporte, que es el principal obstáculo para el crecimiento de la producción del sector.
¿Estamos hablando de qué tipo de energía?
De gas, petróleo y energías renovables. El principal proyecto de infraestructura energética para el próximo año refiere al gas. Es el gasoducto que va a conectar el sur del país con el norte y por lo tanto elevaremos la capacidad de transporte, y eso permitirá aumentar la escala de producción sobre todo en la cuenca de Vaca Muerta. Estamos hablando del invierno del 2023.
¿Y la tercera condición?
Es poder adaptar las regulaciones para los movimientos de capital de países, específicamente para el sector energético. Para mantener condiciones macroeconómicas y al mismo tiempo facilitar la inversión de escala. ¿Por qué esto es importante? Porque el potencial que tiene Argentina en el sector energético es de tal magnitud que requiere poder complementar la inversión doméstica con inversión extranjera. YPF seguirá jugando un rol central para catalizar la inversión doméstica. Y el resto del entramado de empresas del sector energético argentino, que es fuerte y que viene creciendo, también enfrentando condiciones para acelerar sus inversiones y complementar con capital internacional. En ese sentido, hemos establecido un diálogo muy activo con empresas internacionales de envergadura.
¿La Argentina tendrá suficiente energía para este invierno y están los fondos necesarios para pagar esa energía? Hace poco, aunque luego se desdijo, el secretario de Energía hizo una fuerte advertencia y puso en duda que estuviera el dinero para pagar el gas importado.
Los fondos siempre estuvieron. Se han garantizado para que el país cuente con energía. Pero estamos ante una situación global incierta, errática y cambiante. En cada ocasión que se presente, trataremos de responder de la mejor forma para cuidar la tranquilidad de los argentinos.
Lo alejo un poco de la energía y quisiera saber si el Gobierno ya está pensando cuáles serían los beneficios que el país puede obtener de la crisis desatada por la ausencia de granos ucranianos y rusos debido a la guerra, que podría causar hambrunas en algunos países, en particular en África.
Hoy el mundo está viviendo una situación difícil desde el punto de vista de la tensión en el precio de los alimentos. Lo que está generando la guerra en Ucrania es un problema de distribución en el mundo. Los gobiernos tienen que actuar para evitar que haya un impacto desigualador en los ingresos de las poblaciones de algunos países del mundo. Para Argentina se da una situación en la cual, por un lado, hay un impacto en la inflación por la variación de las commodities, que en concreto se da en los alimentos. Por eso es muy importante que tomemos medidas para poder lidiar con esa situación tal como se hizo hace pocos días para el caso de la harina. Por otra parte, hay un impacto positivo desde el punto de vista de la balanza comercial en lo que tiene que ver con la producción agroindustrial.
¿Y en ese contexto, las retenciones no representan un freno a ese eventual beneficio?
Hoy Argentina es fuertemente competitiva y hay una estructura de derechos de exportación que busca beneficiar la agregación de valor. La medida reciente, que en realidad es un decreto del año 2020 que tenía justamente como objetivo favorecer la agregación de valor, es de carácter transitorio, a efectos de lidiar con las consecuencias de la guerra. Ahora, para poder expandir la oferta del sector agroindustrial, el gobierno nacional considera importante que el Congreso de la Nación trate la ley para el desarrollo de la agroindustria que el ejecutivo presentó el año pasado. Esto permitiría poner en práctica un conjunto de reglas de juego que, entendemos —y el sector también sostiene— sería de valor para que aumente la producción de esa industria que es el sector que más divisas aporta al país y que, en consecuencia, contribuye en forma decisiva a la estabilidad cambiaria.
A propósito de esas tensiones inflacionarias que usted menciona, ¿La inflación en la Argentina puede llegar al 60% este año?
Hay una situación internacional muy fuerte. Buscamos que la presión se reduzca con respecto a lo que vivimos el año pasado. Por eso es muy importante, poder dar continuidad al esquema de políticas macroeconómicas. Acumular reservas es un objetivo fundamental para poder calmar expectativas. Mejorar el perfil del financiamiento de la política pública, incluyendo una disminución de la emisión monetaria y una evolución del déficit fiscal que le permita al Estado jugar un rol de apuntalamiento de la recuperación y una mayor inversión en infraestructura. Por fin, el Estado debe jugar un rol para, a través de políticas de precios e ingresos, atacar el componente tan fuerte de persistencia que tiene nuestro proceso inflacionario. Todos estos objetivos, desde el punto de vista de la administración macroeconómica son necesarios para resolver el problema de la inflación. Efectivamente, hoy las presiones inflacionarias son mayores por la situación que existe a nivel internacional.
El acuerdo con el FMI y la relación con Rusia
¿Cuál es la posibilidad de que la Argentina esté obligada a renegociar en poco tiempo el acuerdo que acaba de ser aceptado por el FMI debido a las consecuencias de la guerra en Ucrania? De hecho, el organismo habló de “riesgos excepcionalmente altos” para la implementación del plan económico.
El principal impacto que tiene la guerra en Ucrania es una mayor presión inflacionaria. En las últimas semanas de la negociación y previendo el desarrollo de la situación internacional se buscó articular en forma más profunda un lenguaje que tuviese en cuenta que se podían presentar contingencias que iban a requerir adaptación de las políticas económicas, siempre buscando llegar a los objetivos económicos y sociales trazados y sobre las bases de los principios que constituyen el acuerdo; principios que abrazamos porque consideramos que son los que Argentina necesita para poder construir una estabilidad económica verdadera y una mayor seguridad de tranquilidad para la gente y las empresas, multiplicando así las oportunidades de trabajo.
Ministro, hablemos un poco de Rusia. ¿Cuáles son los intereses estratégicos de la Argentina en Rusia?
Nosotros veníamos manteniendo un diálogo muy valioso con Moscú antes de la situación bélica. Hubo compra de vacunas Sputnik el año pasado, fue la primera vacuna que llegó al país. El siguiente escalón fue la posibilidad de comenzar a producir la vacuna en Argentina. Y habíamos lanzado un diálogo en el terreno de las complementariedades estratégicas. Esta nueva situación es obviamente lamentable. Ante todo por lo humano, pero también por los efectos económicos que genera. Para Argentina, lo que implica es que hoy no se dan las mismas oportunidades que podríamos haber tenido.
¿La envergadura de esa pérdida para la Argentina es muy importante?
Argentina debe trabajar en forma multilateral, aprovechando oportunidades con todos los países con los cuales la pueda construir. Pero también es prioritario poder contribuir a un orden internacional en el cual las sociedades del mundo puedan convivir. Una guerra es siempre nociva para la humanidad y es condenable.
Es importante que diga eso porque mi siguiente pregunta es: ¿acaso Rusia no puede convertirse en un elemento más de fractura dentro del bloque gubernamental? A juzgar por lo que sucedió esta semana en Naciones Unidas en ocasión de la votación de la resolución de condena a Moscú, cuando el canciller argentino ordenó votar a favor y el vicecanciller ordenó votar en contra, todo parece indicar que ya es así…
En cuanto a la relación con el resto de los países del mundo, incluida Rusia, mi responsabilidad es enfocarme en las cuestiones económicas. Lo que puedo decir al respecto es que había un potencial de oportunidades en sectores de la economía real. Pero para que ese potencial pueda ser aprovechado, tiene que haber un respeto por cierto orden internacional y una situación de paz.