CÓRDOBA.- Noventa minutos duró la reunión del expresidente Mauricio Macri y el intendente de la ciudad de Córdoba y candidato a gobernador por el peronismo local, Martín Llaryora. Fue el jueves 17 de noviembre, antes de que ingresaran a las oficinas de Vicente López los jefes de Pro de distintos puntos del país. Al menos tres lo vieron salir al cordobés y todavía se preguntan si fue intencional o de casualidad haberlo detectado.
El encuentro, que LA NACION confirmó con distintas fuentes, cayó mal entre los cordobeses de Juntos por el Cambio y también entre los referentes nacionales. Tanto Horacio Rodríguez Larreta como Patricia Bullrich, ambos precandidatos a presidente, le habían pedido a Macri que se mantuviera al margen de la pelea cordobesa.
El senador Luis Juez y el diputado Rodrigo de Loredo están anotados en la competencia para ser candidatos a gobernador, en una interna que se presenta intensa. Macri mantiene diferencias con Juez que nunca terminaron de resolverse y que se profundizaron cuando en las últimas PASO el actual senador le sacó una amplia diferencia a la lista que sostuvo el expresidente, encabezada por Mario Negri y Gustavo Santos.
Santos, el protegido de Macri en la interna cordobesa, tiene su origen en la UCR. Pero antes de desembarcar en Pro y convertirse en ministro de Turismo de la presidencia de Cambiemos, fue funcionario provincial en los gobiernos de los peronistas Schiaretti y José Manuel de la Sota.
Fuentes cercanas a Llaryora desdramatizaron el encuentro y lo contextualizaron en la “vocación de diálogo” que tiene Hacemos por Córdoba y que abarca a “la UCR, a Pro, a movimientos sociales de distintas extracciones, como que recibió ayer al Padre Pepe”. Incluso mencionaron que también que el intendente tiene contactos con Sergio Massa “y eso no quiere decir nada”.
“Ni Macri ni Martín [Llaryora] tomaron ninguna decisión ni hablaron de ningún dirigente; solo fue un café con una conversación sobre temas de actualidad internacional y nacional”, insistió un funcionario del círculo chico de Llaryora. “Mantiene la idea de (Juan) Schiaretti de construir una coalición cada vez más amplia, como dijo en su lanzamiento”, agregó. Eso es, precisamente, lo que genera desconfianza entre los líderes de la oposición en Córdoba.
Que la reunión haya trascendido provocó un revuelo en Juntos por el Cambio; en Córdoba la interna es fuerte e involucra principalmente a la UCR y al juecismo; el PRO quedó preso en esa diferencia pero sin protagonismo de sus aliados.
Juez hace tiempo que viene lanzado como candidato a gobernador y De Loredo siguió esos pasos hace una semana, aun cuando había dirigentes que especulaban con que no lo haría y que terminaría siendo postulante a intendente de la capital provincial, con lo que se resolvía la interna.
Córdoba a nivel presidencial siempre le fue favorable a Macri en las elecciones, pero en lo provincial el peronismo local se impuso a una alianza que históricamente tuvo dificultades para tener candidatos competitivos. El juecismo apunta a la dirigencia nacional de Juntos por el Cambio como “responsable” de los errores en los nombres elegidos.
Por eso, de cara al 2023, el pedido era que desde CABA “dejaran hacer” y no intervinieran en las candidaturas. Que Córdoba resolviera los nombres para el distrito. “Cualquiera sea el elegido, va a apoyar al que quiera ser presidente”, es la lógica que enuncian. La provincia tendrá sus elecciones antes que la Nación.
Aunque también desde el macrismo sostienen que el diálogo con Llaryora fue sobre “temas generales” y lo califican de “bueno”, en la alianza no dejan de sacar conclusiones. “Mauricio sabe que provocará malestar, para qué lo hace”, desliza un dirigente cordobés. El fantasma de una “alianza no escrita” entre Macri y Schiaretti sobrevuela la escena política de Juntos por el Cambio en Córdoba.