El diputado nacional Máximo Kirchner criticó al jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, y al resto de los líderes de Juntos por el Cambio luego de los incidentes del fin de semana producidos en el barrio de Recoleta, frente a la casa de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
“Ellos están viendo quién mata al primer peronista, quién golpea al primer pibe o a la primera piba, quién saca chapa de cowboy y esas cosas terminan generalmente muy mal”, aseguró Kirchner en diálogo con el periodista Roberto Navarro en El Destape radio.
“Terminan muy mal para las fuerzas de seguridad la dirigencia que juega a los cowboy, porque la dirigencia juega a los cowboy, la policía va y mata y el policía va preso y el dirigente, como ocurrió con De la Rúa, anda dando vueltas por todos lados”, agregó.
Los incidentes con la Policía
El líder de La Cámpora relató además el episodio personal que vivió con efectivos de la Policía de la Ciudad, que lo golpearon y lo insultaron cuando pretendía ingresar al domicilio de su mamá.
“No me pasó nada diferente a cuando he ido a la cancha o a los recitales a ver a los Redondos. En este caso sabían mi nombre. Me puse la capucha porque quería ir a ver a Cristina, que parece raro, pero no deja de ser mi vieja. Decidí hacerlo como cualquier hijo de vecino”, introdujo.
“El primer cordón más o menos, me pongo la capucha para que no me reconozca la gente que estaba ahí, era medio inentendible ese cordón, pero después hubo un par que se sacaron. No fueron todos tampoco”, continuó.
Y desarrolló: “Imaginate si el compañero que estaba en la esquina ve al que me insulta y me logra golpear. Termina mal eso, era un sinsentido. Éramos tres o cuatro y una piba que no sé de dónde salió que me agarraba de atrás y me decía “vamos compañero””.
“Después me enteré que Luana (Volnovich), no sé cómo me vio porque yo estaba camuflado para que los propios compañeros no formáramos un bulto, la idea era entrar lo más despacito posible para que nadie se viera zarpado. Y el tipo me empieza a insultar. Llego y producto un poco del gas pimienta, los compañeros me tiran un mejunje que es muy bueno porque pasa rápidamente el ardor. Cristina me ve, me pregunta qué pasó y le dije que nada. Era lo que había que hacer. Era muy menor lo mío con respecto a otra gente. No me gusta la cosa victimizante”, continuó.
Según puntualizó, quienes lo golpearon fueron los policías de “mayor edad”. Destacó además la labor de un efectivo que estaba vestido de bordó que fue muy gentil y se acercó a ayudarlo, pero no podía parar al resto de los efectivos. “No le daban bola los subalternos, fue el único con un comportamiento humano e inteligente”, analizó.
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