Con su jubilación. Así pagó Margarita Meira los 17.500 pesos que le costó el pasaje del micro que la llevó ayer hasta Santiago del Estero. A sus 73 años, viajó 17 horas cargando varios bolsos con ropa y juguetes para cuatro hermanas santiagueñas que fueron víctimas de abuso, todas entre los 10 y los 11 años. El abusador fue el mismo en todos los casos: su propio padre. La amenaza, con todas, había sido igual: “O te lo hago a vos, o se lo hago a tus hermanas”. A la mayor no sólo la embarazó sino que la obligó a tener sexo con otros hombres.
La razón por la que le pone el cuerpo a historias como esta es que Margarita es la fundadora de Madres Víctimas de Trata, una organización que hubiera preferido no fundar, dice, porque nació del dolor. Su hija Graciela Susana Betker, o Susi, como ella le decía, tenía 17 años cuando desapareció en la ciudad de Buenos Aires con un supuesto novio 25 años mayor que ella. “No teníamos abogado defensor, ni un fiscal que tomara el caso en serio y realmente la buscara”, recuerda. Era enero de 1991. Como pudo, averiguó que su hija era prostituida por el hombre. Intentó rescatarla, pero la adolescente apareció muerta un año después con un embarazo de dos meses.
Mientras atravesaba el duelo de haber perdido a su hija, Margarita comenzó a cruzarse con otras madres que también buscaban a sus hijas. “Empecé a escuchar la misma historia con otros nombres. Entonces entendí que lo de Susi no había sido un hecho aislado, que habían redes delictivas llevándose a nuestras hijas para explotarlas sexualmente sin que la Justicia hiciera nada”, dice.
Desde entonces, Margarita trabaja para rescatar a las víctimas de esas redes. Cuenta que lleva rescatadas a más de 10 y que a dos las encontraron muertas, enterradas en el cementerio como NN. Las que vivieron para contarlo hablan de violencia, de drogas, de 20 o 30 violaciones por día y de amenazas. “Les muestran fotos de sus familiares y les dicen: ‘Tus seres queridos van a desaparecer si no hacés lo que te decimos’. Es tan atroz todo lo que viven que salen muy vulnerables psicológicamente”, explica.
Tres de esas chicas viven ahora en la sede de la asociación, que es también la casa de Margarita. Se trata de una casa ubicada en el barrio de Constitución que alquiló durante varias décadas, hasta que, hace dos años, pudo comprarla gracias a una colecta organizada por el influencer Santi Maratea. “Es una casa antigua, que no está preparada para recibirlas, pero el Estado no tiene bien resuelta la instancia del acompañamiento después del rescate. Y hay chicas que no tienen a dónde ir ni quién las contenga en su recuperación, porque salen muy rotas. Así que lo hacemos nosotros”, se lamenta.
Si bien la ley de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas se sancionó en 2008, recién en marzo de este año se creó el programa “Restituir”, que brinda asistencia económica a las víctimas de trata. El monto de la asistencia equivale al 50% de un salario mínimo y se otorga por un período de seis meses, como opción a prórrogas de tres meses más por el tiempo que la persona asistida lo necesite. “A veces lleva años de tratamiento psiquiátrico y contención emocional la reinserción social de una víctima”, puntualiza Meira.
Hace 30 años, cuando empezó, Margarita creía que las redes delictivas que lucran con la explotación sexual se nutrían solo de mujeres. Con el tiempo entendió que no era así, que los delincuentes también buscaban chicas y chicos. “Recuerdo haber visto una vez un video que mostraba cómo en estos lugares también abusaban de niños y pensé que era algo que no podía estar pasando acá, en nuestro país. Pero, con los años, esos casos se fueron haciendo más frecuentes. La pedofilia es un negocio millonario y más ahora, con el auge de Internet”, se lamenta.
Hace unos días, el estreno en los cines de “Sonido de libertad”, la película basada en la historia real de un agente norteamericano que logra rescatar a decenas de niños de una red de trata en Colombia, expuso justamente el drama de la explotación sexual en la infancia. Un flagelo mundial que ocurre también en nuestro país.
Según la Organización Internacional del Trabajo, con cifras publicadas en septiembre de 2022, en el mundo hay 3,3 millones de niños y niñas en situación de esclavitud, de los que más de 1,65 millones son explotados sexualmente en redes de prostitución, para la obtención de imágenes de abuso sexual o incluso en espectáculos sexuales públicos o privados.
En nuestro país no hay una estimación oficial de este tipo de víctimas. El informe de la Procuraduría de Trata y Explotación Sexual (Protex) revela que, sobre las 1581 denuncias recibidas el año último a través de la línea 145, el 44,21% (unas 699) corresponde a casos de explotación sexual. Otras 210 denuncias responden a diferentes tipos de delitos que incluyen privación de la libertad, publicidad de oferta sexual, abuso sexual, material de abuso y explotación de niños, niñas y adolescentes, entre otros delitos que recaen sobre menores de 18 años.
Según el informe “Fuera de las Sombras” que mide cómo la Argentina previene y responde al abuso y explotación sexual en la infancia, el país cuenta con la mejor respuesta integrada de América Latina a la explotación y el abuso sexual en línea de niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, el estudio, realizado por la Fundación Red por la Infancia con el apoyo de Ignite Philanthropy, New Venture Fund (NVF) y Fundación IRSA, marca, entre otras falencias, que no se cuenta con un sistema de registro y monitoreo, como tampoco existe un plan nacional de prevención y respuesta frente a la explotación y el abuso sexual en la infancia y la adolescencia.
“La tiene que ir a rescatar ahora”
Durante 2020, en pleno pico pandémico, Margarita recibió un pedido desesperado de ayuda. Era el hermano de una chica que, bajo amenazas, estaba siendo obligada a ofrecer shows pornográficos en línea, en los que el organizador subastaba, entre los asistentes, la posibilidad de pedirle determinadas poses o el uso de consoladores en tiempo real. Así varias veces a lo largo del día. Había sido captada a los 17 años.
“Yo escuché toda la historia y le pedí que me diera unas horas para ver con mi equipo cómo podíamos intervenir. Pero me llamó al rato y me suplicó: ‘Mi hermana se quedó sola por 15 minutos. La tiene que ir a rescatar ahora’. Y hacía ahí me fui, a buscarla en un taxi. Cuando la encontré, no paraba de llorar. Estaba en una crisis tremenda. Se quería tirar del auto”, recuerda.
La organización trabaja con un equipo de voluntarios entre los que hay tres abogadas y una psicóloga. “Recibimos pedidos de ayuda, a veces de las propias chicas, pero también de sus familiares. Si consideramos que estamos ante un posible caso de trata, le damos intervención a la Protex”, explica una de las abogadas voluntarias de la organización, Marcela Cano, quien está acompañando a Margarita en Santiago del Estero.
Marcela no sólo pagó el pasaje de avión hasta esa provincia de su bolsillo, sino que también solventó unos 70.000 para matricularse allí como abogada y poder representar a las cuatro hermanas abusadas por su padre ante la Justicia. “Es una familia muy vulnerable, ni baño tienen”, grafica, haciendo foco en la vulnerabilidad económica y social de muchas de las víctimas de estas redes.
De los casi 40 mil llamados recibidos por la línea nacional 102 de escucha, contención y acompañamiento de niños, niñas y adolescentes durante 2022, más de la mitad (21.320) hizo referencia a situaciones de violencia. Dentro de ese universo de pedidos de auxilio, unos 1599 estuvieron relacionados con situaciones de abuso sexual.
“Ayer me puse a hablar con alguien de la provincia y le conté por qué estábamos acá. Me dijo: ‘Tienen que ir a Añatuya, porque a la vera de la ruta se puede ver a nenas de 11 o 12 años que son prostituidas, muchas veces por sus propias familias’. Quedamos con Marga en que vamos a ir en un próximo viaje”, cuenta Cano, quien ya se matriculó en Córdoba para poder actuar en otra causa judicial y espera poder hacer lo mismo en Salta y en Chubut. “A veces, las familias también se encuentran con que ningún abogado de esa provincia quiere tomar el caso por miedo, si entre los involucrados hay personas poderosas”, alerta.
Entonces cuenta que, en Salta, la asociación recibió el pedido de ayuda de varias comunidades wichi de Embarcación, porque dicen que se están llevando a las chicas para luego prostituirlas. En Chubut irán a pedir que se reabra una causa de abuso a un nene de 9 años, por la que condenaron a la madre y al padrastro, que lo entregaban para ser explotado sexualmente a cambio de dinero. “El chico mencionó a muchos de los abusadores, todos funcionarios, en Cámara Gesell. Pero la Justicia condenó a la madre y el padrastro y la causa se cerró”, relata Marcela, quien lleva atendidos 36 casos desde que se acercó a la asociación en 2017. “En 2020 empezamos a trabajar casos de chicos y chicas menores de edad. Hasta el momento intervinimos en siete”, agrega.
Todos los terceros jueves de cada vez la agrupación organiza una marcha en Plaza de Mayo para visibilizar las caras y los nombres de los niños, niñas, adolescentes y mujeres buscados por sus familias desde hace años. Hacerlo en esa plaza tan emblemática no es azaroso: “Queremos dejar en evidencia que la inacción del Estado la convierte en cómplice, mientras la sociedad no se quiere enterar de este drama por el que hay tantas familias sufriendo”, agrega Margarita.
Esa es, justamente, una de las razones por las que la asociación cuenta, además, con un comedor comunitario que todos los días entrega 600 viandas. “Sabemos que este es un momento complicado y que, entre quienes dependen de esa asistencia, también hay madres que están buscando a sus hijas. Cuando una madre tiene que salir a buscar a su hija, necesita abogado y comida”, dice la mujer.
Que la organización se llame Madres Víctimas de Trata hace foco, justamente, en esta dimensión. “Las madres también somos víctimas. ¿Cómo estarías vos si te desapareciera una hija?”, interpela Margarita. “Una mamá que busca está desencajada. Te escucha pero no te habla. Te grita, porque está desesperada por no encontrar Justicia. No hay un juez que le diga: ‘Estamos buscando’. Cada tanto la llaman a ella para preguntarle si tiene noticias de su hija, cuando tendría que ser al revés. Todo eso hace mucho daño”.
Más información:
- La asociación Madres Víctimas de Trata tiene cuenta de Facebook e Instagram. Próximamente, la organización deberá solventar las matriculaciones de su abogada en Salta y Chubut. Además necesita otro inmueble para hospedar a las víctimas rescatadas en un entorno acorde a sus necesidades. Quienes deseen colaborar pueden hacerlo a la Cuenta Corriente N° 7074/0 del Banco Credicoop, Filial 059. CBU: 1910059955005900707400.
- Si querés saber qué es lo que hayque hacer durante las primeras horas de desaparición de una persona, podés entrar a esta guía de LA NACION con toda la información necesaria sobre cómo proceder.
Dónde denunciar
- La línea 102 funciona en todo el país para brindar orientación ante situaciones de vulneración de derechos de chicas y chicos. Cualquier persona que tenga conocimiento de una situación de abuso sexual hacia un niño, niña o adolescente así como de cualquier forma de maltrato puede comunicarse de manera anónima y gratuita.
- La línea 144 brinda atención, asesoramiento y contención para situaciones de violencias por motivos de género.
- La línea 137 ofrece contención, información y asistencia por violencia familiar y/o sexual contra niñas y niños.
- Ante una emergencia, también se puede llamar al 911.