Eran las 3 de la mañana cuando Javier Milei se subió al ARG01 para volar a Italia. En la madrugada húmeda del jueves, no se le notaba el cansancio por la tensión de una noche larga. Todo lo contrario, lejos de estar agotado, se lo veía exultante. Partiría a Europa con la ley Bases recién aprobada, el swap de China habilitado y la certeza de que al día siguiente el FMI y la inflación le darían más buenas noticias. “4-0″, dijo alguien arriba del avión con código futbolero.
En la nave presidencial, apenas lo acompañaban, además de los asistentes y miembros de seguridad, su hermana Karina -que se fue a dormir cuando despegaron-, el presidente del consejo de asesores económicos, Demian Reidel y el diputado nacional Fernando Iglesias. Los tres, a solas, cenaron en el aire una sopa de zapallo con bebidas sin alcohol -porque no sirven vino en la era libertaria- cuando eran casi las 4 de la mañana y el avión ya había superado los 33 mil pies. Se quedaron dos horas conversando sobre la alineación de novedades que le permitió, después de las dos semanas más difíciles de la gestión, respirar alivio.
A pesar de las buenas noticias, Milei se enciende sobre todo con la planificación de sus discursos internacionales. Pulió en el aire los detalles del discurso sobre inteligencia artificial en el desarrollo que escribió con Reidel. El contexto era ideal. Antes de embarcar, los invitados de la comitiva tuvieron que entregar sus celulares así que nadie estaba scrolleando el minuto a minuto que seguía en Buenos Aires con la discusión del paquete fiscal que terminó entrampada.
El Presidente suele evitar reconocer el vértigo en el que entró el Gobierno con el caso Petovello. En sus conversaciones, aún en la intimidad, solo habla de operaciones en contra de ella, pero nada de la impericia en el funcionamiento del Ministerio de Capital Humano.
Ahora parecen escenas de otro siglo, pero hace apenas seis días estuvo cuatro horas en Olivos reunido con la ministra en el pico más alto de conflicto en esa cartera. Fue la misma semana en que él personalmente, tuvo que ir al despacho de Petovello a convencerla de no renunciar. La saga de esta historia desapareció del centro de la escena, pero está muy lejos de resolverse. Nadie puede predecir el futuro cercano de ese frente de batalla, pero todos saben que volverán las escaramuzas. No solo de los múltiples frentes judiciales, que siguen su curso. También sobre el futuro de Petovello, que llegó al fin de semana segura de seguir.
Capital Humano no es el único foco de atención. Varias áreas del Gabinete están en la mira de una renovación. De hecho, hace algunas horas el número dos de Caputo, Joaquín Cottani, informó oficialmente que se iba del Gobierno. Eso sí, el saliente funcionario se cuidó y argumentó “asuntos personales”.
¿Hay relanzamiento?
En la descompresión de las buenas noticias, ayer en el primer piso de la Rosada pensaban los pasos a seguir. En principio, todavía buscan candidatos para cubrir la infinita cantidad de terceras líneas que están vacantes u ocupadas por funcionarios de gestiones anteriores. En ese casting, sigue helado el vínculo con el expresidente Mauricio Macri que en estos días muestra extrema preocupación por algunos devenires del Gobierno. Esperaba la Ley Bases para volver a hablar. Ahora es el momento: ¿Se diferenciará con la intensidad que lo está haciendo en privado? ¿Dirá el nivel al que llega su alerta por la gestión? ¿Criticará el envío del pliego de Lijo? Lo está definiendo ahora mismo.
La Casa Rosada tiene por delante un desafío inevitable. “El reloj corre para nosotros”, decía el funcionario más influyente cuando pensaba en el momento de la aprobación de la ley. Es el mismo que celebraba la demora en la discusión del proyecto que empantanó la aprobación. “Fue todo tiempo a favor nuestro”. Ahora quedan apenas diez días para zurcir fisuras. No se anunciará un relanzamiento de gabinete, pero intentarán ordenar un organigrama que sigue mostrándose caótico.
Sí están en agenda la AFI y la designación de Federico Sturzenegger, que tuvo dos reuniones con Santiago Caputo en los últimos días. No quedó establecido cuál será su rol. Hay incomodidad en Economía, no por cuestiones de cartel. Toto Caputo quiere tener claras las atribuciones de un hombre que lo incomoda. Esa definición la tendrá que dar el propio Presidente cuando baje del avión que lo traerá de Europa el fin de semana y se reúna con Sturzenegger.
Serán unos pocos días en el país para tomar varias decisiones. Está pendiente el anuncio de la baja del impuesto País que no podrá suceder hasta que no se termine el trámite parlamentario del paquete fiscal. ¿Podría haber novedades con el cepo? Es otra carrera contra el tiempo.
En Economía, estudian que si no toman la oportunidad de hacerlo en el momento en que la brecha vuelva a achicarse, las oportunidades irán tensando otra vez la mirada del mercado y del FMI: la trampa de sostener la baja de la inflación es que una salida del cepo movería ese índice indiscutiblemente bueno que logró el gobierno.
Nuevo día patriótico
Retomar la centralidad de la agenda siempre es prioridad en el mundo libertario. Ayer empezaban a pensar el relanzamiento del Pacto de Mayo. Fantasía o realidad, el brainstorming incluye la posibilidad de instaurar un nuevo día patrio para la firma de ese acuerdo de gobernabilidad de largo plazo. Entre las opciones, está el 14 de julio, día clave para los franceses porque se celebra la toma de la Bastilla. En la Argentina, cae domingo este año y al Presidente y su entorno les tienta apuntar a ese día “revolucionario” para la convocatoria que quedó trunca con la demora de la ley Bases.
La mesa chica presidencial busca mantener la tensión en el Congreso. Cuando esté totalmente terminado el tema Bases y el paquete fiscal, empujarán las leyes de seguridad de Patricia Bullrich -antimafia, edad de imputabilidad- y los proyectos anticasta. Funciona mejor tener con quién pelear. Lo explicó anoche el politólogo Pablo Knopoff en TN: “Ayer creció el Milei que menos había crecido que es el Milei Presidente. Hay tres grandes Mileis: el divulgador internacional -que se vio por ejemplo con lo de Vox en España-; el retador serial, que vemos en redes, y también está el Milei Presidente”.
Dice Knopoff que Milei “tiene mucha comodidad en los primeros dos roles porque el mundo lo recibe bien y porque le queda cómodo desafiar al poder y le queda cómodo decir que no tiene poder. Ahora, le toca ser más Presidente y menos candidato”. Es una pregunta abierta.
Solo importa el paquete fiscal
En el medio, Guillermo Francos se reunió con los diputados dialoguistas para articular el trámite que queda. “Solo nos importa el paquete fiscal “, le escucharon decir. El Gobierno necesita reconducir el destino del Impuesto a las Ganancias y el de los Bienes Personales. También le interesan las empresas privatizables que tuvieron que ceder para conseguir apoyos, pero ahí no hay preocupación. Podrían insistir por separado. Pero además de la necesidad recaudatoria, hay, adentro del Título V, capítulo II de las “Medidas fiscales paliativas y relevantes”, una trampa que tiene en alerta al Presidente y a su ministro de Economía desde que asumieron.
Si no se revierte la aprobación de uno de los artículos que está en ese capítulo, a 1,5 millones de empleados argentinos, la AFIP podría sacarles la plata que les entró a su salario los dos meses de fines de 2023 cuando se aprobó el plan platita por el Impuesto a las Ganancias, pero dejaron sin votar la ley necesaria para que la agencia recaudadora justificara la falta de deducción de ese impuesto.
Es muy técnico y enredado, pero el ministro Caputo lo escuchó claro de un funcionario clave: “Si no se aprueba ese artículo, la marcha universitaria va a ser una anécdota al lado de la reacción social que va a generar que le cobremos esa plata a la gente”.
En la votación del Senado, el título Ganancias se bajó entero. Corre el tiempo y en Economía se desesperan por una solución