En las últimas horas, los tucumanos nos anoticiamos de que en esta provincia existen unas 274 personas que se encuentran en aislamiento a raíz del coronavirus. Causó sorpresa saber que por este aislamiento ya pasaron otras 3.117 personas que recibieron el alta. Pero la pregunta es, ¿de dónde salieron esta cantidad de seres humanos supuestamente infectados? Porque no se condice con el informe diario que dan a conocer las autoridades.
En las redes sociales es motivo de debate si las cifras que se manejan es cierta. La llegada del denominada “colectivo del contagio”, el cual hizo crecer un tercio la cantidad de infectados en Tucumán, alimentó aún más las suspicacias. Las personas que se encuentran “guardadas” se hallan bajo el control del Ministerio de Salud y están repartidos en diferentes centros habilitados, algunos dentro de las cuatro avenidas del centro.
Según las autoridades, estas personas cuentan con todas las medidas de bioseguridad para evitar el contagio con los agentes sanitarios que deben prestarle servicios alimenticios. Algunos de estos lugares son Horco Molle en Yerba Buena, la casa de retiro de Caná en Concepción, los hoteles Catalinas Park, Premier y Embajador y la escuela ENET 5 en San Miguel de Tucumán, entre otros destinos preparados.
El poco conocimiento de esta medida no pasa por un problema de comunicación. Sino que forma parte de una estrategia realizada por las autoridades sanitarias, encabezada por los funcionarios políticos de Tucumán. El propio titular del Siprosa, Luis Medina Ruiz, admitió que existe “un enorme equipo de gente” destinada a “resguardar a la comunidad” de que se propague el virus surgido en el continente asiático.
Pero, en un rapto de sinceridad, admitió que el personal destinado a estas tareas, “trabaja de manera invisible”. ¿Sabrá que en democracia no puede haber labor estatal que se ampare en el paraguas de la invisibilidad? No solo se desconoce quiénes son las personas aisladas en estos lugares, también se desconocía las direcciones de los establecimientos donde permanecen los infectados a la espera del alta.
Se dice que esto se debe a que, a diferencia de lo que sucede en otras regiones del país, en Tucumán hay otro tipo de operativo sanitario. En esta línea, el titular del Siprosa se justificó diciendo que “lo que nos pasa a nosotros es que no tenemos tanto trabajo en las terapias, pero sí tenemos mucho trabajo en los albergues, en las rutas controlando los ingresos, controlando los datos de los camioneros”.
Al respecto, agregó que “tenemos personal de salud en la terminal, controlando todos los que ingresan, personal que hablan por teléfono a los que son positivos y los que son sospechosos hasta que cumplen los 14 días, ese control se sigue día a día”. La incertidumbre acerca del efectivo manejo de la pandemia por parte de los funcionarios gubernamentales seguirá a la orden del día, mientras la opacidad de las intenciones le gane a la claridad de las acciones.
