Blanca Cotta perteneció al linaje que dejó doña Petrona C. de Gandulfo, acercar el placer de cocinar a través de la televisión. Blanca falleció hoy a los 94 años y dejó un legado de recetas que se difundieron en su columna del diario Clarín y su revista dominical: “De aquí, de allá y de mi abuela también”, acompañada por simpáticas caricaturas de su autoría.
Alguna vez contó que su nacimiento, el 14 de marzo de 1925, “fue una sorpresa”, ya que sus padres, Ángela y Juan Manuel, esperaban la llegada de un varón, Roberto Ignacio. Sin embargo, describió con su habitual humor que “yo me colé y nací abrazada a mi hermano mellizo”.
Creció en Quilmes, ciudad que adoptó como propia. Fue allí donde se recibió de maestra con medalla de oro. También fue profesora de Letras, pero en aquellos tiempos, en un mundo reservado a los hombres, esos méritos apenas le alcanzaron para un empleo como preceptora. Sin embargo, pronto se acercó al mundo de la gastronomía y al placer de difundirla de un modo práctico. Como ella misma lo definió: “Mi intención ha sido siempre tomar el hecho de cocinar con un alto sentido del humor y optimismo, y simplificar la manera de hacerlo”.
Fue una de las pioneras de los programas dedicados a la mujer: en los años 60 ya se desempeñaba como jefa de redacción y guionista del programa “Buenas tardes, mucho gusto”, un éxito rotundo en los tiempos de aquella televisión primera.
Allí trabajó con grandes cocineros como la ya nombrada Doña Petrona, Marta Beines, Chichita de Erquiaga, Cholly Berreteaga, Ketty de Pirolo y Miriam Becker, entre otras. Fue una adelantada hasta en la cocina infantil y fundó su propio espacio en la recordada revista infantil “Anteojito y Antifaz”, del genial Manuel García Ferré, donde fue la editora de la sección “Comiditas”, desde la cual apuntó a inculcar el amor por la gastronomía a los más chiquitos, indicó el diario Clarín.