Desde las organizaciones de mujeres, feministas, sociales, políticas, de derechos humanos y LGBTIQ+ manifestamos nuestro estado de alerta ante la posibilidad de recortes en los organismos públicos que trabajan diariamente para prevenir y erradicar la violencia de género en la gestión del gobernador Osvaldo Jaldo.
Sabemos que hoy los organismos no dan abasto para contener las denuncias y los casos complejos de violencia de género que reciben diariamente.
Sabemos también de la importancia de los programas preventivos y de sensibilización, de la atención interdisciplinaria, de los talleres grupales de fortalecimiento, las guardias de atención en crisis del observatorio que han permitido a miles de mujeres salir del círculo de la violencia de género, y la atención a varones que ejercieron violencia para que puedan transformar su realidad.
Muchos de estos dispositivos funcionan por el esfuerzo y compromiso de sus trabajadoras/es, en muchos casos precarizadas/os, y sin recursos. En la DINAyF sobre una sola/o profesional recaen más de cien casos. Durante el 2022, sólo el observatorio recibió 19546 denuncias.
La situación ya es de extrema precaridad por lo que avanzar en esta dirección es profundizar el abandono estatal. En 2023 son 10 los femicidios que se contabilizan en la provincia, y son crecientes las denuncias por maltrato infantil y situaciones de vulnerabilidad.
Así como reclamamos un ministerio de mujeres, género y diversidad con presupuesto, reclamamos una secretaria de la mujer, género y diversidad y una dirección de niñez, familia y adolescencia con presupuesto.
Además, manifestamos nuestro rechazo a la designación de Sara Alperovich como secretaria de la mujer, géneros y diversidad.
Siendo legisladora utilizó su cargo en más de una oportunidad para defender a su padre, José Jorge Alperovich, quién está a punto de llegar a juicio oral por abuso sexual, tras ser denunciado por su sobrina segunda, afirmando que la denunciante miente y que se trata de una denuncia falsa para dañar la figura política de su padre. Esto no hace más que reforzar la asimetría de poder que existe entre la víctima y Alperovich.
Creemos que es un mensaje peligroso y aleccionador para todas las mujeres, pero en especial para las víctimas de delitos sexuales y de violencias ejercidas por integrantes del poder político, afirmar que las víctimas mienten y son instrumentadas por personas externas para sacar réditos políticos.
