La frase que se repite en la mesa chica del presidente Alberto Fernández: “En provincia de Buenos Aires ganar por un voto es un éxito”. Y explicamos las razones estructurales por las cuales existe en el gobierno un deseo intenso de obtener una victoria, por mínima que sea, en el distrito cuantitativamente más importante del país.
Pero ahí no reside él único factor. Veamos cuáles son las razones que imponen la circunstancia y el contexto. Razones que se plasman en encuestas de opinión pública que miden los niveles de aprobación de los candidatos. O mejor dicho: niveles de desaprobación de los candidatos.
Casi a diario, la Jefatura de Gabinete de Ministros recibe informes de opinión pública que diagnostican el escenario bonaerense en términos de imagen e intención de votos de los lideres políticos y de los precandidatos a ocupar bancas en la Cámara de Diputados de la Nación. Los números que llegan a manos de Santiago Cafiero muestran, a grandes rasgos, algunas cosas que vale la pena destacar:
- El impacto económico de la pandemia en PBA muy profundo en clave negativa y eso cala muy hondo en la imagen del gobierno y de sus referentes y candidatos.
- El descrédito que sufre la política en PBA también impacta en la dirigencia opositora, sobre todo en “Juntos”. El espacio político que lleva en internas a las listas de Diego Santilli y Facundo Manes no logra capitalizar el impacto de la pandemia en la imagen de la coalición de gobierno (Frente de Todos).
En este contexto complejo, “ganar con un gol de rebote a los 44 minutos del segundo tiempo se festeja como un Mundial”, confiesan en Gobierno.
¿Qué números observan en la Rosada y de qué se trata el famoso “no votaría”?
Hace 10 años, al calor de la campaña presidencial que terminaría con la abrumadora victoria de Cristina Kirchner con el 54% de los votos, algunos dirigentes de peso del mundo sindical le pedían a la entonces presidenta que le de Hugo Moyano un lugar privilegiado en armado electoral. Es más, algunos se aventuraban en pedir que lo lleve como candidato a vicepresidente. Por aquel entonces, los cerebros de la campaña del FPV respondían con una frase: “tiene muy alto el no votaría”.
Los entendidos en opinión pública sostienen a coro que cuando se analiza la imagen de un candidato es fundamental -primero- poner un ojo en cuánta gente no lo quiere, más que centrarse en los niveles de aprobación. Porque los altos niveles de desaprobación son una página difícil de dar vuelta en la historia de un proceso electoral.
Pablo Knopoff, reconocido analista de opinión pública y director de la consultora Isonomía, lo sintetiza a la perfección: “Al final, la mirada sobre él ́no votaría` representa otro mensaje y es que la oferta general forja más distancia que cercanía. Revela la raíz dolorosa de la distancia entre representantes y representados y uno de los desafíos a resolver.”
Veamos qué pasa con el “no votaría” de los precandidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires.
La última encuesta de D´Alessio que cual hoja en el viento vuela por los pasillos de la Casa Rosada, dice que:
- Diego Santilli tienen un no votaría del 49%.
- Facundo Manes tiene un no votaría del 52%.
- Victoria Tolosa Paz tiene un no votaría del 56%.
- José Luis Espert tiene un no votaría del 73%.
- Florencio Randazzo tiene un no votaría del 75%.
Los números son contundentes: de mínima, 5 de cada 10 encuestados no votaría al candidato por el que se le pregunta.
La sensación es que el descrédito no pasa por la política como herramienta de transformación de la realidad. El descrédito apunta a los políticos: una porción considerable de la opinión pública considera que no están a la altura de las circunstancias.
La última encuesta de Giacobbe muestra que:
- La dirigente política con mejor percepción en PBA es Patricia Bullrich, con 41.8% de imagen positiva, pero con mucha negativa (45.3%) y 11.6% de regular. Curioso, ya que se trata de una referente cuyo amague electoral ocurrió en la Ciudad de Buenos Aires. Aunque se trata de una exministra de Seguridad de la Nación, rubro de alto impacto en PBA.
- El plebiscito de la gestión del Axel Kicillof es -por ahora- lapidario. El gobernador tiene un rechazo del 60,5% de los consultados, mientras que el 32.8% tiene una buena imagen de su gestión.
- Algo similar ocurre con Cristina Fernández de Kirchner quien concentra un 57.4% de imagen negativa y 31.7% de positiva.
- Los precandidatos de Juntos no ostentan altas imágenes positivas. Diego Santilli tiene 30.3% de imagen positiva, 33.6% de negativa, 24.1% de regular y 10% de desconocimiento. Mientras que Facundo Manes tiene 23.7% de positiva, 29.1% de negativa, 26.3% de regular y 19% de desconocimiento.
- Victoria Tolosa Paz, la candidata del consenso entre Alberto y Cristina, no pica por ahora. Tiene apenas 22.3% de imagen positiva, 46.5% de negativa, 8.4% de regular y 21% de desconocimiento. Muy alto este último indicador para una candidata de la coalición que gobierna la Nacion y PBA.
- Florencio Randazzo no despega. Tiene apenas 13.7% de imagen positiva, 51.2% de negativa, 27.5% de regular y un muy bajo nivel de desconocimiento (6.3%). Esto último no es sorpresa en un candidato que fue ministro nacional durante 8 años consecutivos.
Hace unos días, caminando por la Ciudad de Buenos Aires en búsqueda de una mesa en algún bar, quien suscribe cruzó casualmente a uno de los principales estrategas políticos del país, hombre de trayectoria en campañas electorales. Venía cabizbajo. La pregunta lógica fue: “¿a qué se debe esa cara?”. “Es de las peores campañas electorales que vi en toda mi vida, quizás la peor.”
En semejante contexto suena muy lógico que el Presidente se conforme con ganar aunque sea por un solo voto la provincia de Buenos Aires. Es que “cuando no tenés recursos suficientes, lo que vale es ganar como sea, luego ya habrá tiempo para jugar mejor”, se escucha en el segundo piso de la Casa Rosada.