A partir de ahora, para obtener la licencia de conducir en la Argentina habrá que aprobar, además de los exámenes ya implementados, una “Guía práctica de comunicación con sensibilidad de género del transporte”; es decir, un curso de género.
La medida, que tiene alcance nacional, fue publicada en el Boletín Oficial (RESOL-2021-54-APN-MTR) y elaborada por la Dirección de Políticas de Géneros y Diversidades dependientes de la Unidad Gabinete de Asesores del Ministerio de Transporte de la Nación.
La guía tiene como objetivo central “generar nuevas formas de comunicar que construyan y expresen igualdad para la diversidad de género”. “Debemos repensar la forma en que veníamos construyendo nuestros significados y discursos, y cómo comunicamos, visibilizando a las mujeres y colectivo LGBTI+ del sector transporte, para terminar con prácticas culturales que las dejan en las márgenes del desarrollo discursivo y erradicar las desigualdades existentes en nuestro sector”, explica el Ministerio de Transporte.
En todo el país, el programa de enseñanza a desarrollar por las escuelas de seguridad vial para el curso teórico práctico en la formación de conductores de vehículos motorizados, debe comprender como mínimo los siguientes contenidos:
Género. Roles y estereotipos. Identidad de género. Violencia de género, tipos y modalidades de violencia. Masculinidades: patriarcado y heteronormatividad. Mitos sobre violencia. Femicidios, travesticidios, transfemicidios y crímenes de odio. Recursos, herramientas y formas de abordaje contra la violencia en la conducción de vehículos automotores y en el transporte. Acceso y participación de mujeres y diversidades en el sector transporte”.
Conceptos básicos
Quienes quieran obtener la licencia de conducir en la Argentina deberán entender algunos conceptos básicos sobre equidad de género.
Estereotipos: son imágenes o ideas simplificadas y deformadas de la realidad, aceptadas comúnmente con carácter inmutable, que se vuelven verdades indiscutibles a fuerza de repetirse.
Androcentrismo: el hombre está considerado como centro del universo y define lo masculino como la medida de todas las cosas y la representación global de la humanidad.
El concepto de androcentrismo suele hacer referencia a un modelo único de varón: blanco, heterosexual, occidental, de clase media, sin discapacidad. Una consecuencia del Androcentrismo es la ocultación de las mujeres, su falta de definición y la no consideración de sus realidades.
Sexismo: es un mecanismo por el que se concede privilegio a un sexo en desventaja con el otro. El sexismo es, entonces, pre-condición del androcentrismo. El androcentrismo es la razón detrás de la mayoría de las construcciones sexistas.
Patriarcado: es un sistema que estructura la desigualdad entre los géneros y lo hace de manera regulada y sistemática. Tiene como causa principal la jerarquía masculina por sobre los demás géneros.
Discriminación positiva: el establecimiento de normas que buscan, intencionadamente, favorecer a un determinado sector que hasta el momento se consideraba minoritario, realizando una acción afirmativa de derechos de las minorías que, a veces, tampoco equilibra esa desigualdad previa.
Identidad de género: refleja un sentido profundo y experimentado del propio género, comprendido desde la vivencia interna e individual de cada persona.
Orientación afectiva-erótica-sexual: se trata de la atracción física, afectiva, sexual o emocional de una persona hacia otras, que no se encuentra sujeta a determinaciones biológicas.
Masculinidad hegemónica: es un modelo predominante de construcción de la masculinidad, que se transmite culturalmente y es adoptado por la mayoría de los varones. Puede expresarse de distintas maneras, pero las más comunes son: el carácter proveedor, la valentía, independencia, potencia, entre otras.
Invisibilidad de las mujeres: cuando las mujeres son excluidas de una realidad en la que son parte activa. Por ejemplo, cuando no aparecen datos estadísticos desagregados por género.
Minimizar la problemática de las mujeres: consiste en trivializar o no dar importancia a las experiencias, problemas y realidades de las mujeres, por ejemplo: no evidenciar la violencia doméstica o el acoso sexual o laboral cuando es un fenómeno muy común.