El abrazo hipócrita posterior en el Hipódromo del binomio Manzur – Jaldo que ganó en 2015 y que renovó el poder en 2019 da muestras claras acerca de que la unidad es costosa, tanto como la lealtad dentro del peronismo. Los enfrentamientos de ayer son las alianzas del presente y del mañana también. A un mes de las elecciones, el peronismo tucumano se reacomoda y toma fuerza para la próxima batalla electoral.
En ese marco, el oficialismo ha ingresado en un terreno de cautela en el que el vicegobernador a cargo del Poder Ejecutivo evitará participar en celebraciones masivas; hará apariciones esporádicas y solo vinculadas con recorridas e inauguraciones de obras. Esto se debe al hecho de que el covid-19 volvió a colarse en la campaña. A decir verdad, los casos de la variante Delta en Famaillá inquietan a la Casa de Gobierno.
Lo cierto es que en pos de acomodarse lo más que pueda al poder, el vice va desactivando conflictos. No en vano, en un encuentro también cerrado, sin fotos ni comentarios, el titular de la Cámara se reunió con el viejo bloque de Peronismo Verdadero, en una cumbre postergada en los días previos a la designación de Manzur como jefe de Gabinete. En esa reunión, Osvaldo Jaldo les pidió que le pongan todas las pilas a la contienda que se avecina.
“Mi relación con Juan es buena. Estamos recomponiéndola”, mintió con total descaro Jaldo. En la cumbre con los legisladores de su espacio interno, el gobernador interino escuchó reproches como por ejemplo la falta de visibilidad de algunos dirigentes en el acto del lunes en el Hipódromo de Tucumán, con la asistencia del Presidente. Al escuchar esas quejas, el mismo Jaldo tomó la palabra.
“¿No se dan cuenta dónde estamos hoy? Hace 60 días no sabíamos si íbamos a la interna. Hemos sacado una cantidad importante de votos en la interna y políticamente no estamos muertos”. El silencio de los presentes fue la respuesta más clara al razonamiento del conductor de Peronismo Verdadero. La idea es clara, con Juan Manzur en Buenos Aires, en un cargo clave para el futuro de Tucumán, el trabajo de la dirigencia debe apuntar exclusivamente hacia la continuidad.
Es por ello que la semana que comienza hoy viene con agenda cargada. Jaldo intentará que sus ministros Carolina Vargas Aignasse (Gobierno) y Eduardo Garvich (Economía) lleguen a un acuerdo con los gremios estatales para una recomposición de coyuntura en el salario del sector público frente a una inflación que no se detiene. En ese sentido, el vicegobernador intentará acercar una propuesta de bono excepcional que puede rozar los $ 20.000 por agente de mínima.
Si los sindicatos dan el sí, será el propio Jaldo el que firmará el acuerdo, el primero en su nuevo rol ejecutivo. Pero eso no es todo, en esta suerte de pan y circo versión tucumana, este lunes se reactivarán los contactos con la Casa Rosada. Y es que hoy el conductor del PE participará de una videoconferencia junto con el ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, y con el secretario del área, Martín Gil.
Esto se debe al hecho de que anunciarán una obra para San Isidro de Lules, que demandará una inversión federal de unos $ 230 millones. De esa videoconferencia participará el intendente Carlos Gallia. Mañana martes, Jaldo y ministros del gabinete irán a Monteros. Lo cierto es que el oficialismo toma un poco de aire para afrontar la contienda electoral que se viene. Los peronistas olfatean el poder y están dispuestos a tragarse los sapos que hagan falta.
