Tinelli miente. Las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados. Eso es lo primero que se aprende en cualquier facultad de periodismo. Y la información que publicó Carlos Guajardo, el corresponsal en Chubut del diario Clarín es rigurosamente cierta. Es información oficial y confirmada. El colega no inventó nada.
Es Tinelli el que miente. Porque hay una causa en la justicia caratulada “como averiguación de delito” y está radicada en el juzgado del doctor Guido Otranto, que es el juez federal de Esquel, el mismo que tomó en un principio la investigación por la muerte por ahogamiento de Santiago Maldonado.
Hay una causa judicial. Eso no se puede inventar. Todo lo contrario. Ya citó a declarar a dos empleados del aeropuerto y es muy probable que el magistrado cite a declaración indagatoria al conductor televisivo y empresario de medios.
Es Tinelli el que miente. Porque esa causa judicial fue producto de dos denuncias formales de autoridades del aeropuerto a donde llegó el taxi aéreo que Tinelli contrató. Primero fue el jefe de la estación aérea, Luis Alberto Cavero y después los responsables de la Policía de Seguridad Aeroportuaria que levantaron un acta y se la presentaron al juez.
Es Tinelli el que miente. Porque el vuelo de la empresa Buenos Aires Fly, de Luis Grande, tuvo que pedir una autorización especial al ANAC (Administración Nacional de la Aviación Civil) porque los aeropuertos de Chubut están cerrados y ellos quieren mantener un cuidado extremo porque es una de las tres provincias que no tienen ni un solo caso sospechoso de coronavirus. Mediante una declaración jurada aseguraron que la valija que se iba a transportar llevaba medicamentos y eso le dio al vuelo el carácter de excepción que fue caratulado como “vuelo humanitario”. Advertencia: ojo que si alguien mintió en esa declaración jurada podría tener consecuencias penales en los tribunales. Esto no está confirmado pero dos fuentes confesaron que en la valija no había un solo medicamento, que había camperas, sueters y chocolates. Raro, muy raro teniendo en cuenta que en Esquel hay esos productos y son de excelencia.
Todo esto informó Clarín con precisión quirúrgica. En Aeroparque, nadie controló el contenido de esa valija violeta. Ya hay un sumario abierto porque podría haber llevado cualquier otra cosa y no medicamentos. Por ahora en la pista de aterrizaje de Esquel tienen guardado bajo 7 llaves el secreto del escaneo de esa valija. Ahí vieron algo que no les cerraba, algo que no correspondía y por eso dieron aviso a la policía.
Es Tinelli el que miente. Porque dijo que se trataba de remedios para un tratamiento que está siguiendo él y su hija que, en Esquel, no se consiguen. Cuenta el corresponsal Guajardo que todas las farmacias de la ciudad traen en 24 horas cualquier remedio que en ese momento no tengan en existencia. De todos modos, ese debería haber sido el procedimiento correcto de cualquier hijo de vecinos. Pero a veces, la popularidad y la fama, hizo que Tinelli se considere un ciudadano con privilegios. Y el coronavirus no le da coronita a nadie. Ante la cuarentena y los protocolos somos todos iguales ante la ley. No hay privilegios para nadie.
Es Tinelli el que miente. El colega de Chubut no inventó ni una coma. Es Tinelli el que viajó a su estancia con vista a la cordillera para pasar la cuarentena cuando se pedía a todos que se quedaran en sus domicilios. Tinelli llegó y mintió. Dijo que era un vecino de Esquel, cosa que enardeció a los verdaderos habitantes y residentes de esa maravillosa ciudad. Tinelli vota en Capital porque tiene residencia en la Avenida Figueroa Alcorta al 3.500. Todo el mundo lo sabe. Y alguna vez durante el año, se hace una escapada a la bellísima mansión que posee.
Es Tinelli el que miente. Al jefe del aeropuerto le llamó la atención que la valija fuera retirada por Juan Sebastián Burguburu, en una imponente camioneta RAM. El señor es el encargado y capataz de la estancia y en ese mismo vehículo se trasladó Tinelli y su familia cuando arribó a Esquel.
Es Tinelli el que miente. Asegura que es comunicador y por lo tanto puede circular por todo el país. No es cierto. Nosotros, los periodistas, prestamos un servicio considerado “esencial” y por eso estamos autorizados a ir de nuestra casa al trabajo y del trabajo a casa. O a hacer una nota. No podemos circular para cualquier cosa.
Es Tinelli el que miente cuando repudia el retuit de Alberto Fernández contra Jhonatan Viale y dice que también repudia que lo hayan tratado de pelotudo en Clarín. Dice que respeta muchísimo al autor de esas notas, el talentoso Alejandro Borensztein pero que le faltaron el respeto. Dos reflexiones. Primero, Tinelli utilizó asiduamente el humor y la caricatura política en sus programas. Sabe que la ironía hacia los hombres públicos viene desde el fondo de los tiempos de Caras y Caretas y de la libertad de prensa. Tinelli saltó a la política y por lo tanto ingresó en el radar temático del hijo del legendario Tato Bores. No se puede comparar con el agravio avalado por el Presidente contra un periodista. La disparidad de poder y la capacidad de generar reacciones peligrosas entre sus seguidores que tiene un jefe de estado, no tiene ni punto de cercanía con la mordacidad de un humorista que sigue la tradición del teatro de revistas desde los monólogos de Florencio Parravicini o Dringue Farías.
Pero hay otro tema. Eduardo Valdés, uno de los mejores amigos de Alberto Fernández y del Papa Francisco, sorprendió a Viviana Canosa y se ligó un cachetazo conceptual de padre y señor nuestro. Al final de la entrevista, Valdés, le dijo: “Que boca sucia es tu ex marido”. Canosa que está separada, y que tiene una hija en común llamada Martina con Alejandro, le saltó a la yugular con argumentos demoledores. “Tinelli debería envidiar la dignidad de Alejandro. Puedo estar de acuerdo o no en muchas cosas con él, pero tiene el culo muy limpio, cosa que otros no pueden decir lo mismo. Y por eso estoy orgullosa”.
Es Tinelli el que miente. No es cierto que el diario Clarín ejerce una persecución o un hostigamiento sistemático, como dijo. No hay casi informaciones negativas sobre su persona, salvo cuando se fue a Esquel a pasar la cuarentena y ahora. Hostigamiento mediático es lo que hacían los cristinistas de 67chorro con el pauta traficante Diego Gvirtz a la cabeza. Eso era un fusilamiento mediático diario contra toda persona que opinara distinto que la reina Cristina. Y para colmo Tinelli utilizó una consigna y una falsedad que inventó Néstor Kirchner: “Hoy, titulo yo: Clarin Miente”.
Esos son los hechos sagrados que Tinelli tiene que aceptar. Porque todo es cierto y no hay un solo dato falso.
Pero también tengo una opinión que es libre. Me llama la atención la cantidad de errores no forzados que viene cometiendo Tinelli en los últimos tiempos. Y no estoy hablando de su apoyo a Daniel Scioli ni a Carlos Menem en sus populares programas. Son opciones políticas y cada uno sabe lo que hace. Me refiero a la sociedad comercial que hizo con Cristóbal López. Eso no tiene perdón de Dios. Todo el mundo sabía quién era Cristóbal y los negocios y los negociados que hacía con los Kirchner. Tinelli vió una oportunidad para calentarse con el sol y los dólares del poder y allí fue. Sin importarle la calaña moral de sus socios. Después, como lo dejaron colgado del pincel con mucho dinero, acusó a Cristóbal de todo lo malo. Menos lindo le dijo de todo. Hasta que llegaron a un acuerdo económico y de pronto, volvieron a ser amigos. “Estos son mis principios, pero si nos les gustan, tengo otros”, decía como chicana Groucho Marx.
Ya en marzo del año pasado, mediante una columna como esta fui crítico de una de sus declaraciones. “Cristina y Macri son dos caras de la misma moneda que ya tienen picado el boleto”. Eso dijo.
Se equivocó Tinelli al poner en un mismo plano a Cristina y Macri. Es un error grave y podría producir un retroceso gigante si entre las mayorías se instala ese concepto injusto de que son todos iguales. Porque no son todos iguales.
No es razonable meter en la misma bolsa a la que puso la bomba social y económica con el que no tuvo éxito en desactivarla. Es un infantilismo frívolo empatar a Cristina que fue la jefa de la asociación ilícita para producir el robo del siglo, con Macri que abrió todos los canales informativos que reclamaron los jueces para meter presos por mega corrupción a varios de los funcionarios más cercanos a Cristina y a varios empresarios, algo que no había ocurrido nunca en la historia. Una edificó la mafia de los sobre precios y las coimas y el otro generó las condiciones para que la justicia la demoliera. Bajar a Macri al nivel de Cristina es favorecer a la ex presidenta de manera brutal. Y no explica con honestidad intelectual lo que ocurrió en los últimos años. Yo creo que no es lo mismo un piromaníaco que un bombero ineficiente.
Unos días después, Tinelli retrocedió y corrigió sus propias palabras. Ahí confesó que: “Yo hablo con todo el mundo, menos con Cristina. Ella me trató varias veces de idiota”. Ayer Tinelli mintió y utilizó una frase típica de Cristina, la que varias veces lo trató de idiota.
Editorial de Alfredo Leuco en Le Doy mi Palabra por Radio Mitre