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Para el Fiscal, Soto mató a Paulina y Kaleñuk lo ayudó a encubrir el crimen

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CESAR SOTO. Desde el principio, la madre de Paulina lo señaló como sospechoso del crimen. Foto: La Gaceta; Jorge Olmos Sgrosso.
Descacharreo

A lo largo de 15 años, la causa por el crimen de Paulina Lebbos tuvo varias hipótesis que no llegaron a ningun lado, una larga lista de acusados y condenados por encubrimiento, tres fiscales, dos de los cuales fueron separados del caso en medio de escándalos y, llamativamente, muy pocos acusados por el asesinato en sí mismo.

El martes declaró uno de ellos. Paradójicamente fue uno de los protagonistas cuyo nombre aparece relacionado a la causa desde el principio. César Soto, novio de Paulina, padre de su hija y el sospechoso número uno para la extinta madre de la joven estudiante de Comunicación Social, se presentó ante la justicia una vez más, sólo que ahora lo hizo como imputado.

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El y Sergio Kaleñuk, funcionario del gobierno de José Alperovich en los años en los que llevó adelante gran parte de la investigación, fueron apuntados como sospechosos cuando se dictó sentencia en el juicio que condenó por encubrimiento al ex secretario de Seguridad, Eduardo di Lella, al ex jefe de Policía, Hugo Sánchez, al ex subjefe de la fuerza, Nicolás Barrera, al ex jefe de la Unidad Regional Norte, Rubén Brito, y al ex policía Waldino Rodríguez.

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Para el fiscal Carlos Sale lo que ocurrió con Paulina es que, luego de una noche de fiesta, se dirigió a la casa de Soto donde, tras una discusión, este la estranguló hasta matarla. Luego se comunicó con kaleñuk, quien lo habría ayudado a desechar el cadáver en la ruta a Raco, donde fue encontrado. La gigantesca red de encubrimiento que se montó luego fue para proteger al hijo del secretario privado de Alperovich.

La acusación tiene pocas pruebas para sostener la última hipótesis. La mayoría de las evidencias materiales, por ejemplo una toalla con sangre hallada en la casa del acusado, se arruinaron durante la gestión de Carlos Albaca como fiscal, quien durmió la causa durante años tras haber reemplazado a Alejandro Noguera, separado de la investigación tras haber sido fotografiado saliendo de la casa del entonces gobernador Alperovich cuando la teoría más mencionada era la de la muerte durante una fiesta con los “hijos del poder”.

En su declaración, Soto dejó varios puntos oscuros. Por ejemplo, no poder explicar con exactitud qué hizo la madrugada en la que Paulina desapareció, tras haber sido vista por última vez por su amiga, Virginia Mercado, el más enigmático y esquivo personaje de la compleja trama, con quien compartió el remis que, se cree, la llevó a la casa de su pareja.

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El imputado dijo que había vendido su celular una semana antes del crimen, pero lo habría usado dos días antes de la fatídica fecha, para comunicarse con la joven. Y trató de ubicarla llamando al teléfono fijo de la casa de los Lebbos, en lugar de hacerlo al celular de la madre de su hija.

Este miércoles será el turno de Sergio Kaleñuk, cuyo testimonio durante el juicio por encubrimiento dejó tantas dudas a los jueces que terminó enredado en esta nueva trama, que lo pondrá en la situación de declarar por primera vez como imputado.

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