La economía argentina a veces muestra números que parecen ir en contra de la lógica. En un país que se especializa en la producción agrícola, el Indec reveló que en noviembre creció un 64% la importación de soja, el principal producto que el país le vende al mundo y del que logra abastecerse de dólares.
Si bien se trata de montos menores (fueron US$79 millones el mes pasado, según el Indec), el proceso no es nuevo y se aceleró en 2020, justamente en un contexto donde el Banco Central reforzó el cepo cambiario y el control sobre las importaciones para intentar frenar la salida de dólares. Así, un sector generador de divisas también alimenta su salida, en una dinámica donde se combina el factor precio, la actividad del complejo industrial sojero argentino y el esquema macroeconómico local.
“Todos los años se importa soja de Paraguay. En 2018 fueron casi 7 millones de toneladas y este año podrían ser 5,5 millones. Allá no hay capacidad de molienda y la Argentina es el principal exportador de harina y aceite de soja. Este año, además, suben los montos en dólares porque subió el precio internacional de la soja”, dice Andrés Borenstein, economista de Econviews.
De acuerdo con los datos del Indec, en noviembre la Argentina registró importaciones de soja por US$79 millones, con una suba interanual del 64%. La situación fue similar en octubre, cuando el organismo estadístico reveló que se había más que triplicado (458%) la importación de productos “del reino vegetal”.
Lo mismo muestran los datos oficiales de Paraguay, que tiene en la Argentina el principal destino de sus exportaciones de granos de soja (es el 75,57% de sus ventas). En 11 meses de 2020, le vendió porotos de soja a la Argentina por US$1567,6 millones (aumentó un 48% con respecto a 2019), un monto casi ocho veces mayor a las ventas de soja a Brasil (US$231,1 millones este año).
Y más allá del efecto precio, lo que se ve también es un crecimiento en las cantidades. Según datos del Banco Central de Paraguay, la Argentina recibió este año 4,9 millones de toneladas de porotos de soja (el 76,3% de las exportaciones totales paraguayas), con un incremento del 49% con respecto a 2019.
Según explican en el sector, existe una ventaja en la Argentina, y tiene que ver con su capacidad instalada para procesar los porotos de soja. Con ellos, se elabora harina y aceite, dos derivados exportables.
“En el país sobra capacidad instalada y es eficiente. Paraguay produce alrededor de 10 millones de toneladas de soja por año y Argentina en un año bueno está arriba de 50. En producción, Paraguay es un quinto de la Argentina, pero tiene una décima parte de su capacidad de molienda”, explica Borenstein.
En este escenario, los analistas advierten sobre el efecto de la brecha cambiaria, las retenciones y el control del acceso al dólar oficial sobre el comercio exterior y la soja, que desincentiva las exportaciones y lleva a los productores a guardar su producción en silobolsas. “Es una hipótesis posible, que lleva a que la soja quede almacenada en silos hasta que se desaten los incentivos, especialmente la brecha. Entonces, la industria que procesa tiene que traer soja, y claramente hoy en la Argentina conviene importar”, explica Marcelo Elizondo, titular de la consultora DNI y especialista en comercio exterior.
“Si lo hacés, estás pagando al dólar oficial, y encima como viene de Paraguay no tiene arancel porque tenemos libre comercio. Entonces, estás comprando soja con un costo de producción en dólares más bajo. Hoy la cuestión cambiaria en la Argentina desalienta las exportaciones y alienta las importaciones. La única forma de conseguir el dólar oficial es importando”, agrega el analista.
Así lo reflejan los números del conjunto del complejo sojero. En 2020, según el Indec, aumentaron las importaciones y disminuyeron las exportaciones. De acuerdo con estos datos, se incrementaron 19,7% las compras del exterior (suman US$1903 millones) y se contrajeron 8,8% las exportaciones (totalizan US$13.993 millones) entre porotos, aceite, harina y derivados, y el saldo sigue siendo positivo, pero se redujo un 12%, aun con la suba de casi el 40% en los precios internacionales registrados en el año.
“La importación de soja de Paraguay viene creciendo hace un tiempo, y especialmente en épocas de mala cosecha. En la Argentina está el complejo aceitero con mayor productividad del mundo, y es altamente probable que se busque importar materia prima si no alcanza la doméstica, o se dé una combinación de la ventaja de importar al dólar oficial y comportamiento especulativo del productor que ensila y espera mejores condiciones para vender”, concluye Elizondo.