PINAMAR (Enviado especial).- ¿Covid? ¿Qué es eso? Si alguien se hubiera quedado dormido los últimos dos años y despertara de repente en Pinamar no creería, aunque se lo contaran, que vivimos en pandemia.
No solo porque el barbijo casi no se ve, sobre todo al aire libre, sino porque al no haber restricciones de aforo en bares ni discotecas casi no quedan signos del virus que obligó al mundo a encerrarse varios meses y a tomar medidas severas que afectaron la vida en todo sentido. El reporte diario de contagios parece ser la única señal que queda en la playa de que la crisis sanitaria no terminó.
La arena está llena de gente. El buen tiempo ayuda y mucho. Los turistas se vuelcan masivamente a este destino turístico. La ocupación en Pinamar, Valeria del Mar, Ostende y Cariló supera el 95 %. Las autoridades locales dijeron a LA NACION que esperan que entre hoy y mañana llegue más gente aún.
La temporada 2022 se planificó sobre la base de pocos casos de coronavirus y con un panorama muy optimista respecto a la situación epidemiológica. Con el fuerte aumento en los contagios que empezó a fin de diciembre las expectativas están puestas en que el aire libre y la vacunación disipen la propagación: nadie, ni los turistas, ni los hoteleros y gastronómicos, quieren un cisne negro otra vez.
La gran cantidad de población inmunizada y la tranquilidad que eso genera frente al virus fue uno de los ingredientes que impactó en la ocupación pero no el único: el temor a las restricciones en el exterior y la cancelación de vuelos, el dólar alto y la imposibilidad de pagar en cuotas en otros países hicieron más atractivo el turismo interno.
También, la asistencia del Estado a través del programa PreViaje.
El secretario de Turismo y Desarrollo Económico de Pinamar, Juan Ibarguren, dijo a LA NACION que la temporada registra un récord histórico. “Hace más de 10 años que no contábamos con tan buenos datos de ocupación hotelera en el Partido de Pinamar. Nos encontramos iniciando una temporada récord con mucha expectativa luego de un año de trabajo intenso junto al sector privado. Nuestra agenda de actividades y eventos deportivos y culturales se encuentra repleta de novedades para toda la familia”, afirmó.
Las actividades se pueden encontrar en el sitio web oficial.
Ibarguren destacó que la sociedad y las autoridades están mejor preparadas frente al Covid.
“Tenemos la ventaja de haber transitado la anterior temporada de verano en plena pandemia. Además, con mayores niveles de vacunación y vasta experiencia en aplicación de protocolos sanitarios”, explicó.
Pinamar no impondrá su autoridad para pedir el pase sanitario. Lo coordinará con los privados para una fiscalización conjunta. En un principio, el intendente, Martín Yeza, había dicho que no podían ponerlo en práctica tan rápidamente porque el decreto se “publicó de un día para el otro” y operativamente no era factible. Ibarguren explicó que se hará un trabajo con los privados. “Desde el sector público acompañaremos al privado para hacerla cumplir con responsabilidad”, indicó.
De norte a sur, las playas de Pinamar y Cariló están completas. Familias, jóvenes, parejas llegan a la arena a descansar, a desestresarse, a olvidarse al menos por unos días de las obligaciones laborales pero también a intentar vivir una vida relativamente normal, que en las zonas urbanas quedó atrás durante mucho tiempo por el Covid.
Juegos de playa, mateada, licuados o tragos, comer en un parador mirando el mar son algunas de las primeras actividades que se pueden ver este verano en los 22 kilómetros de costa que tiene el municipio.
Un grupo de chicos de Santa Fe le dijo a LA NACION que se sorprendieron al encontrarse en año nuevo con que la mayoría de los restaurantes y bares estaban cerrando a la 1 AM. Sin embargo, desde Turismo dijeron a este medio que no hay topes horarios de acuerdo a la normativa nacional y provincial.
En Pinamar, Valeria del Mar, Ostende y Cariló hay una variada oferta gastronómica y hotelera. Hay también varios boliches. Algunos de ellos sobre la playa.
Walter Zenobi, dueño del parador Rada Beach, en Pinamar Norte, contó que el nivel de ocupación se refleja también en las carpas. “Siempre tuvimos una ocupación de alrededor del 95%. En 2020, por la pandemia, eso bajó a 80% aproximadamente. Mucho. Este verano, tenemos casi 100 por ciento de ocupación”, se entusiasma.
Rada Beach cuenta con un atractivo plus: la cocina del reconocido chef Pedro Demuru, que también tiene su propio restó en Cariló. Zenobi afirma que tiene reservadas desde antes de diciembre 120 de las 150 carpas que dispone en el balneario. Algunas por la quincena, otras por el mes, otras por la temporada.
Fabián Salvucci, de la Asociación de Hoteleros, que nuclea a establecimientos de 3 estrellas superior a 5 estrellas, adhirió al panorama optimista. “Hay una ocupación prepandemia e incluso un poco más. Además, se trabajó muy bien en la pretemporada. Desde agosto para acá, hubo mucha actividad, sobre todo en zonas como Cariló”, explicó a LA NACION.
Solo advierte que los contagios masivos de Covid alteraron un poco algunas reservas. “Hubo algunas anulaciones de último momento, pero estamos viendo que se vuelven a ocupar esas habitaciones. A los que cancelan, tratamos de reprogramarles para más adelante”, manifestó.
Pedro Marincovic, de la Asociación Hotelera de Pinamar, pintó un panorama similar. “Departamentos con servicios habilitados y hotelería en Cariló registran una ocupación superior al 95 por ciento. En Pinamar es similar. En Ostende y Valeria del Mar es de entre 90 y 92 por ciento. Los niveles de ocupación son mejores que antes de la pandemia”, dijo.
No son pocos los que ruegan que siga el buen clima y que los casos de Covid no perjudiquen una temporada que, en principio, parece rememorar viejos tiempos.