Así lo habría resuelto la jueza de Control y Garantías de Frías, Gabriela Núñez de Cheble, al hacer lugar al planteo de los abogados Eva Mena y Osvaldo Pérez Robertti, en representación del preso Juan Francisco “Pirulo” Fernández, sobre quien pesan además cuatro condenas por robos.
Para los fiscales Dahiana Pérez Vicens y Gustavo Montenegro, “Pirulo” es el principal acusado del robo y homicidio de Ángel Amado Airala, muerto de un tiro en la cabeza en 2018, cuyo cuerpo recién fue desenterrado el 5 de octubre del 2019, momento en el que Pirulo ya estaba detenido por robo.
El descubrimiento del lugar exacto fue posibilitado por Cinthia Débora Sotelo, cuya declaración (como testigo de identidad reservada en aquel momento), propició la caída del tucumano.
Ahora, el 25 de febrero de este año, la propia Sotelo se rectificó y desvinculó a “Pirulo” del homicidio. Con ello, perpetró un cimbronazo en la causa y allanó la resolución a favor del preso tucumano, quien cumplió ya la última condena por Robo (el 21 de noviembre del 2020), pero sigue alojado en la penitenciaría, vinculado a la causa del gendarme muerto.
Más allá de la decisión de la magistrada, trascendió que la Fiscalía apelaría y neutralizaría la excarcelación del tucumano y, con ello, la batalla se trasladaría a la Cámara de Apelaciones.
Antecedentes
“Pirulo” siempre generó problemas en cada calabozo donde fue alojado. Había sido detenido en abril de 2015 y, tras recuperarse de las heridas que sufrió durante esa detención (cayó de la moto en la que huía), se lo envió a la comisaría de la ciudad de Simoca. Pero luego lo volvieron a “mover”, esta vez a La Cocha, por las continuas peleas que tenía con los reclusos. En ese mismo año se escapó de uno de los calabozos de la comisaría y protagonizó un tiroteo con la policía para evitar ser detenido. En esa búsqueda también participó la Interpol.
Al momento de ser recapturado, “Pirulo” presentaba heridas en la parte interna de la pierna derecha, en el antebrazo y en la muñeca, producto de la huida por el monte.