La reunión duró tres horas y media. Se produjo en la quinta de Olivos y comenzó puntualmente a las seis de la tarde del jueves. El presidente Javier Milei; su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, fueron los únicos convidados. El titular del Poder Ejecutivo estaba exultante. Sabía que pese a contar con siete senadores y 38 diputados la Ley Bases y la reforma tributaria estaban al caer. Tenía información de primera mano de su jefe de Gabinete, Guillermo Francos; de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, quien horas más tarde le mandaría un mensaje de WhatsApp con la frase: “Misión cumplida, Presidente”.
Por ello, durante el encuentro con sus espadas económicas trazaron los detalles de los anuncios que finalmente se produjeron el viernes y que anticipan la construcción de lo que puertas adentro bautizaron como la segunda etapa del plan. Esto va mucho más allá de lo puramente económico que describieron en público el propio presidente y Caputo al referirse a la evolución de déficit cero a emisión cero como la etapa que continúa. Tiene tres proyectos concretos: “ley hojarascas”, plan anticasta y plan antimafias, como los denominan en la mesa chica libertaria.
“En la primera etapa del programa económico se cerró la canilla de la emisión de dinero por déficit fiscal, algo de lo que se abusó en el gobierno pasado y que generó este desbalance y esta inflación que hemos visto y estamos viendo. En esta nueva etapa estamos cerrando el grifo del segundo canal de emisión, que son los intereses que el Banco Central paga por los pasivos remunerados”, graficó Caputo el viernes a última hora.
Después de cinco meses de déficit cero vendrá la etapa de emisión cero, vaticinaron al unísono. También la idea de bajar las expectativas respecto del plazo de salida del cepo cambiario se trazó en privado y de setear las expectativas de los precios en línea con las correcciones que intentarán llevar adelante. El Presidente sigue muy de cerca la inflación núcleo y está convencido de que la línea descendente continuará.
“La deshonestidad intelectual de los pifiadores seriales que viven diciendo que todo va a estallar no me sorprende. ¿Acaso no saben que estamos en un mes en el que estacionalmente se compra energía? ¿No tienen claro que en nuestras reservas tenemos margen para perder unos US$3000 a US$4000 millones porque estamos sobrecumplidos? Viven en la contradicción”, se enojó el Presidente en su encuentro en Olivos.
“A su vez donde miran saben que vamos corrigiendo desastres del pasado. Ya se paga el 80% de las importaciones y cuando asumimos ese ratio estaba en el 15%. La economía se va normalizando y si hubiéramos hecho lo que recomendaban no tendríamos los resultados que hoy tenemos”, afirmó a puertas cerradas.
Y agregó: “Desde que asumimos vienen pronosticando la hecatombe. De los últimos 24 años de la Argentina tuvimos cepo en más de 15 y no lo vamos a abrir sin resolver los problemas de stocks. Además, de 123 años de historia hubo unos 113 con déficit fiscal. Nosotros tenemos superávit fiscal primario y financiero y no los conforma, pero eso no importa. La clave es continuar”, agregó a sus espadas económicas el jueves, hasta que a las 21.25 los despidió de Olivos para continuar con una comida prevista con Alejandro Rozitchner.
Durante esa noche mantuvo un diálogo sobre filosofía similar al que los domingos tiene con Juan Carlos De Pablo en torno de la música clásica y la economía. No hizo un seguimiento del minuto a minuto del debate a través de sus propios ojos pero sí estuvo al tanto del detalle del resultado.
El viernes tuvo su aparición pública a primera hora de la mañana en una entrevista con Antonio Laje. “La base monetaria amplia no variará más. Está cerrado el grifo fiscal. Eliminamos fuertemente los pasivos remunerados y hay un ajuste dentro de las cuentas del Banco Central”, fue la explicación presidencial en su mano a mano exclusivo con LN+.
La noticia tuvo eco entre varios economistas críticos del modelo, pero también una reacción muy particular que pasó inadvertida porque se produjo este sábado a las 7.10 en la aldea de altísima intensidad que es X (antes Twitter).
“Ladran Sancho…”, resumió en menos de 140 caracteres la cuenta oficial del estudio de Ricardo Arriazu (@macroanalistas), que suele ser protagonista de papers y análisis formales en redes sociales, pero no de este tipo de misivas. No fue casualidad. Quien es hoy sin dudas uno de los economistas más respetados de la Argentina viene apoyando el ajuste fiscal y el saneamiento del Banco Central y cree que la forma en la que lo hicieron fue la correcta: una devaluación inicial para ajustar precios relativos y después las devaluaciones del 2% mensual hasta que converjan la inflación y la devaluación hacia finales de año, describen en su estudio.
Arriazu sostuvo también que no se puede salir del cepo con “estas condiciones precarias” y que antes de tomar esa decisión habrá que contar con al menos unos US$20.000 millones de reservas en las arcas del Banco Central.
“No hay condiciones para abrir el cepo; si lo hago, hay hiperinflación”, resumió Arriazu esta semana, y describió que hay que ir liberando transacciones gradualmente. Muy en línea con la estrategia de la dupla de Caputo y Bausili y a contramano de la de Carlos Melconian, extitular de la Fundación Mediterránea, quien sostuvo que “es inconsistente devaluar de golpe, armar un colchón, ir al 2% mensual, y querer que la inflación se someta al 2% mensual, igual a lo que fue la tablita cambiaria de los 80. Eso de entrada genera curiosidad e incertidumbre, y en algún momento se va a la banquina”.
Lo que viene
Mientras los debates entre economistas continúan, hay varios movimientos en el Gobierno ya definidos para el corto plazo. Uno de ellos es la “ley hojarascas”, otro el plan antimafias y el programa anticasta, según describen en la mesa chica libertaria. Para llevar adelante el primero de los proyectos está confirmado el desembarco de Federico Sturzenegger como ministro. La formalización es inminente y ya fue comunicada al gabinete. Su ministerio no será de Modernización, para evitar suspicacias respecto del último gobierno del expresidente Mauricio Macri, en el que ese era el paraguas que tenía Andrés Ibarra para encarar la desburocratización del Estado.
Dentro de la “hojarasca” aparece un compendio de leyes a las que denominan “inútiles” y que fueron generadas en su mayoría durante la dictadura. Un estudio en el que Sturzenegger trabajó previamente a la última elección. “Hay varias cosas muy delirantes que están vigentes. Leyes que regulan las carreras de palomas, que te obligan a hacer trámites que no se pueden hacer, que atentan contra las libertades y el derecho de propiedad, como que el Estado pueda obligarte a vender tu casa porque se le canta”, graficaron. Son unas 80 leyes que caen en distintas tipologías con las que iniciarán la nueva etapa de relación con el Congreso después de haber sido aprobados la Ley Bases y el paquete fiscal.
“Es increíble la cantidad de iniciativas que quedaron superadas por otras, pero que nadie se acordó de derogar”, grafica una alta fuente del gobierno nacional. “La idea es ir a un contexto de interpelación profunda y que todo se discuta públicamente”, agregó una alta fuente de la Casa Rosada, y anticipó que este será solo un paso de cara a 2025.
Dentro de la liga de medidas que denominan “anticasta” se intentará avanzar con la esencialidad en dos rubros estratégicos: la educación y el transporte. “Tenemos identificada la aceptación que generó a nivel nacional nuestro control de las calles y la imposibilidad de generar cortes que compliquen a la gente que quiere ir a trabajar. Ahora lo que buscamos es meternos de lleno con aquellos que viven complicándole por política la vida a la gente, como es en particular el tema de algunos sindicatos, que en lugar de defender al trabajador defienden al kirchnerismo. Nuestra prioridad será evitar que usen a los chicos y a los pasajeros como rehenes cada vez que utilizan la fuerza para impedirles que trabajen”, admitió otra fuente de la mesa chica de Milei que traza la estrategia para que esto suceda.
Por su parte, lo que cerca del Presidente denominan el plan antimafias es una iniciativa del diputado de Juntos por el Cambio Fernando Iglesias, quien el próximo 7 de julio viajará junto a la canciller, Diana Mondino, a la Cumbre del Mercosur. Una de las aristas principales pasa por generar una agencia antimafias integrada por todos los países del Mercosur donde se pueda cruzar información, trabajar estrategias conjuntas, contar con fiscalías y estrategias unificadas para combatir a las mafias que operan en la región.
Un paso más formal que simbólico en materia de integración. Es un modelo similar al que se implementó en Italia y del que ya habló Iglesias informalmente con referentes de Paraguay y Uruguay. Otra iniciativa que viene es la de poner la mira en la cláusula democrática del Mercosur para que no puedan “colarse autócratas dentro de las relaciones económicas y del mercado común”, anticipan cerca de Iglesias.
En el Gobierno libertario creen que esa cláusula que distingue quién puede pertenecer o no “es vulnerable a admitir que los populismos que hacen fraude como en Venezuela terminen siendo parte. Por ello queremos incorporar las condiciones que exige la Organización de los Estados Americanos (OEA), que supone además que no haya proscripciones políticas, que existan libertad de expresión y pluripartidismo, entre otras cuestiones”, graficaron cerca de Balcarce 50 donde el sábado por la noche continuaban resonando los acordes de la anécdota que describió Martín Menem.
“Al final de la sesión escuchaba una música de fondo, vino uno de los diputados a alertarme. Uno, en el fragor, por ahí se pierde de algunas cosas. Desde ahí arriba no se ve ni se escucha tanto, y habían puesto la marcha peronista y era más de un teléfono. No importa, lo que fuera, nos estábamos acercando a la votación. Siento que están como enfermos de poder y están sufriendo abstinencia”, concluyó Menem sin ningún tipo de eufemismo.