Hace algunas semanas, el Juzgado de Menores de la V Nominación presentó en convocatoria pública a cinco hermanitos. En un llamado “especial” y desesperado, la Justicia apeló al corazón de los tucumanos, y de quienes oigan la solicitud, para adoptar a estos niños a quienes los jueces no pudieron encontrarle familia en los registros locales y tampoco en los nacionales.
“Estas convocatorias son el último grito, casi desesperado, cuando ya no tenemos opciones”, dice la jueza de familia Valeria Brand. “Nosotros, los jueces, estamos haciendo a diario llamados a la solidaridad y no encontramos quien los quiera. ¿Sabés por qué? Porque abrimos el registro local y no encontramos familias disponibles. Abrimos el registro nacional y tampoco. Entonces tomamos medidas extremas como una convocatoria pública. Si eso se frustra, te encontrás con un niño que termina institucionalizado hasta la mayoría de edad”, describe preocupada.
Sin embargo, antes de llegar a esas instancias, hay un proceso sobre el cual hay más mitos que certezas.
En la Justicia local observan con preocupación que en los últimos años, aunque se registraron avances en el prodigamiento de niños mayores, no son los que se necesitan. Sólo el 9% (18 familias de un total de 197 postulantes) reveló en el último año su interés en adoptar a niños mayores de seis o siete años. Los datos se desprenden del último informe del Registro Único de Postulantes para la Adopción. Lo mismo pasa con chicos con enfermedades o grupos de hermanos. “Hay mucho postulante inscripto con requisitoria compleja: niño muy pequeño y sin historia de vida”, señala Brand. Detrás de esa idea hay una ecuación compleja y la necesidad de modificar conceptos sobre el sentido social de la adopción. Es que muchos de los niños que se encuentran en condiciones de adoptabilidad pasaron por situaciones previas de abuso, abandono, violencia y vulnerabilidad extrema antes de llegar a los institutos de cuidado transitorio. Historias que deben ser contempladas, aceptadas y trabajadas a la hora de iniciar un vínculo.
Quizá la clave sea entender que los niños institucionalizados no son objetos. Muy por el contrario, son sujetos de derecho, con historias, sueños y anhelos, con una necesidad enorme de ser queridos y cobijados. Tengan la edad que tengan.
Para Cecilia Bobadilla Ortiz, una de las psicólogas que integra el plantel de profesionales que evalúan a los postulantes al momento de completar la requisitoria para ser papás, el punto es central.
“Cuando evaluamos a las personas trabajamos en la mirada del niño como sujeto real y no como objeto que se pide”, aclara. “El niño objeto es algo que se busca en base a las necesidades del adulto. A veces hasta pretendiendo que tenga ciertas características, desde físicas y hasta de conducta. Lo que les enseñamos aquí es a tolerar las diferencias como parte central del proceso de adopción”, enfatiza.
Aunque no es un patrón que se ve en todos los postulantes, es una conducta frecuente que se alimenta de creencias erradas sobre el proceso para adoptar y sobre los niños institucionalizados.
En Tucumán, el 80% de los postulantes está casado y tiene entre 36 y 45 años. El resto está constituido por solteros, convivientes, viudos o divorciados.
De acuerdo con las requisitorias planteadas en las fichas de inscripción de 2018, 40 familias manifestaron su disponibilidad para adoptar a chicos de hasta cinco años. Otras 31 prefieren niños de hasta tres. La cifra se ha modificado como resultado del intenso trabajo de capacitación del personal técnico del Registro.
En el año 2012 más de un 70% (57 familias) sólo buscaba adoptar bebés de hasta tres años.
Quiero adoptar
¿Cómo hago?
1. Dirigirse al Registro Único de Postulantes ubicado en La Madrid 377. El Rupat fue creado por la Corte Suprema de Justicia, mediante acordada 313/97. Su función principal es la de llevar a cabo el proceso de evaluación de todas aquellas personas interesadas en adoptar, a fin de decidir su incorporación a la nómina de postulantes del Registro, única vía legal para llevar a cabo un proceso de adopción.
2. Completar la solicitud de inscripción en el Registro Único de Adoptantes y acompañarla con la documentación solicitada.
3. Una vez aceptada la documentación el Rupat realiza tres entrevistas (o más) a la familia o postulante. Un equipo de psicólogos y asistentes sociales evalúa a los interesados en ingresar.
4. El Rupat aprueba o no el ingreso al Registro.
Ese trámite suele durar alrededor de seis meses. A partir de allí y en base a sus requisitorias como postulante, este deberá aguardar el inicio del proceso de adopción.
> Los números
De la adopción 2018
– Salieron en guarda con fines adoptivos 52 niños (Incluidos cinco grupos de hermanos)
– 47 familias culminaron el proceso de adopción y fueron padres.
– Ingresaron 72 postulantes al Registro.
En 2019
– Hay 197 postulantes inscriptos.
– 41 carpetas se encuentran en trámites para ingresar al Registro.
– Hasta la fecha van saliendo en guarda con fines adoptivos 25 niños (cinco grupos de hermanos).