En un número por encima de lo esperado, con un dato núcleo en leve aceleración en el bimestre y con un impacto directo de los aumentos de tarifas de agua, luz y gas, el IPC del Indec fue de 4,2% en agosto. De esta manera, el número rebotó frente al piso que había logrado en julio pasado de 4%. Ahora, el Gobierno espera que la rebaja del impuesto PAIS a comienzos de este mes logre volver a encauzar la bandera de la baja de la inflación que enarbola Javier Milei.
El equipo económico había logrado mostrar en julio el índice de precios al consumidor más bajo en lo que va del año (4%). Con el dato mensual de agosto, se vuelve a las variaciones de precios que se visualizaban en mayo (4,2%). En lo que va del año, se acumuló un alza de 94,8%, mientras que en doce meses, el indicador mostró un avance de 236,7%. La inflación núcleo, que no contempla precios estacionales ni regulados, mostró un incremento de un 4,1%. Se trata del segundo mes consecutivo en la aceleración de este indicador clave que siguen el Gobierno, el Banco Central (BCRA) y el mercado.
La división de mayor aumento en el mes fue Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (7,0%) por las subas en Alquiler de la vivienda y gastos conexos, Suministro de agua y Electricidad, gas y otros combustibles. Le siguieron Educación (6,6%), por el alza en los distintos niveles y tipos de enseñanza; y Transporte (5,1%), por los incrementos en el transporte público. El capítulo de alimentos y bebidas mostró un avance de 3,6%, por debajo del nivel general.
“Las dos divisiones que registraron las menores variaciones fueron Prendas de vestir y calzado (2,1%) y Bienes y servicios varios (2,3%)”, según informó el Indec que conduce el economista Marco Lavagna.
El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central esperaba una inflación para este mes de 3,9%, por lo que el dato finalmente estuvo tres décimas por encima de lo esperado. El mercado incluso preveía ya una reducción al 3,5% para septiembre, que se mantendría en octubre. Y luego una rebaja mayor, al 3,2%, en noviembre y un pequeño rebrote estacional en diciembre (3,6%). Ahora los analistas recalcularán. Los expertos no veían aún claramente la posibilidad de que el índice de precios se logre alinear con el 2% de devaluación oficial mensual que promueve el BCRA.
La inflación en la ciudad de Buenos Aires había marcado un avance del 4,2% en agosto la semana pasada, por lo que ya acumulaba un alza de 243,1% en el último año. El dato porteño, que suele ser siempre mayor al IPC del Indec, había mostrado en agosto un cambio de tendencia -una desaceleración- frente a los dos meses previos.
La inflación para 2024 rondará, según estimaron en el mercado, entre 122,9% y 123,7%. Son casi 90 puntos menos que lo que dejó el cuarto kirchnerismo representado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner en 2023 (211%).
La última vez que el presidente Javier Milei habló de la inflación lo hizo justamente haciendo un contraste con el modelo que impulsaba la exvicepresidenta. “Se olvidó de decir que una de las formas de combatir la inflación era mentirla”, cuestionó el primer mandatario en el congreso del IAEF en Mendoza, haciendo alusión a la manipulación de datos del Indec de Guillermo Moreno que avalaron Néstor y Cristina Kirchner.
Milei sostuvo en ese encuentro empresario la inflación promedio del primer período del “régimen kirchnerista, con Néstor Kirchner a la cabeza, fue del 10%”, mientras que “en la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, la inflación saltó al 20% promedio”, en su segundo mandato “la inflación promedio trepó al 30%”, y en el gobierno de Alberto Fernández, “el autócrata golpeador”, fue de 210%.
“Si usted el déficit fiscal lo financia con emisión monetaria, genera inflación señora”, dijo el Presidente luego. Justamente, ayer el ministro de Economía, Luis Caputo, anticipó que en agosto iba a sumar un nuevo mes de “equilibrio” en las cuentas. Hasta junio, el Gobierno logró medio año de superávit fiscal. En julio, fue primario y no financiero. Ahora se habría sumado a agosto, según dijo el titular de la cartera de Hacienda en el streaming -el segundo- oficial del Ministerio de Economía.
El ministro dijo además que el Gobierno dejó de emitir y que, en rigor, el crecimiento de la base monetaria responde a que “vuela” el crédito y a que crece la demanda de pesos, justamente gracias a la baja de la inflación en la Argentina.
“En un momento, la cantidad de dólares va a ser más grande que la cantidad de pesos y así vamos a poder cerrar el Banco Central. Y así se va a terminar el cáncer de la inflación en la Argentina”, cerró el Presidente en Mendoza.
La opinión de los analistas
“El dato de inflación del 4,2% para agosto fue levemente mayor al esperado por los analistas, impulsado por aumentos en alquileres, servicios públicos, educación y transporte, en línea con lo previsto en un proceso de reacomodamiento de precios relativos y ajustes salariales”, estimó el economista Federico Domínguez.
“Para septiembre, podemos esperar un número más cercano al 3%, impulsado por la baja del impuesto PAIS y de los dólares financieros. En una economía bimonetaria, la baja del dólar paralelo y del dólar financiero tiene un impacto significativo sobre los formadores de precios. En diciembre de 2023, el REM proyectaba una inflación del 213% para 2024, cifra que estimo podría terminar rondando el 120%”, agregó el experto.
“El congelamiento de la base monetaria amplia, el superávit fiscal, la no emisión por pasivos monetarios, la baja en los dólares financieros, la normalización del flujo de importaciones, la baja del impuesto PAIS y un mayor reacomodamiento de precios relativos son todos factores que contribuyen a la reducción de la inflación”, cerró.
“El dato de inflación de agosto se sostuvo en línea con los tres meses previos. La incidencia intermitente de Estacionales y Regulados se conjuga con una inflación core que suma el segundo mes al hilo en aceleración”, afirmó Melisa Sala de LCG. “El Gobierno tiene como objetivo que la inflación perfore el 1% mensual antes de fin de año. No lo vemos como el escenario más probable. Seguimos pensando que bajar la inflación de 4%/5% mensual a niveles de 1%/2% representa un desafío mayor que el de reducirla desde los niveles de 20% que dejó la devaluación de diciembre. La estabilización de la inflación core mostrando un freno en la desaceleración confirma en parte nuestra idea”.
“Por ahora, la demanda en niveles bajos colabora poniendo límites a las correcciones de márgenes, pero una recuperación de la actividad aumentará el desafío. A su vez, haber relegado el objetivo de acumular reservas al de desinflar más rápido, podría generar tensiones cambiarias, desencadenando un sendero de desinflación más errático que el esperado. En efecto, la tasa de inflación implícita en los títulos públicos se ubica por encima del 3,1% mensual para septiembre y octubre, todavía lejos del objetivo del Gobierno”, completó la especialista, que cree que en septiembre computarán los aumentos nuevamente de naftas, prepagas, subas postergadas de electricidad y gas y en boletos de trenes (en el GBA).