La economía argentina de los últimos meses registró una muy elevada inflación, tanto si se la mide en pesos como en dólares, habida cuenta del suave deslizamiento del tipo de cambio que regula el Banco Central.
El origen de este ritmo de alza del Índice General de Precios al Consumidor del Indec tiene que ver con la expansión monetaria, una emisión de dinero que a su vez tiene raíz en el profundo déficit operativo del Gobierno nacional y que cubre con pesos sin respaldo, además de la colocación de bonos del Tesoro en moneda local.
La mitad de los títulos públicos colocados en 2021 fue en bonos indexados por el CER, es decir atados a la inflación. Esto se debe a que los agentes de mercado aceptan prestarle al Gobierno a cambio de una cobertura contra la suba de los precios.
El economista Marcos Buscaglia calculó que “en abril, por efecto de la inflación, la deuda del Gobierno indexada al CER va a aumentar aproximadamente en $500.000 millones, a un ritmo de $16.600 millones por día. Más que el doble del paquete de apoyo a los sectores de bajos ingresos recién anunciado”, según manifestó a través de su cuenta de Twitter.
La base de esta estimación tiene que ver con que la deuda en CER a fin de marzo, expresada en dólares, ascendía a unos USD 71.000 millones, que con el 6,7% de inflación mensual de marzo resulta en un incremento mensual equivalente a USD 4.700 millones de estos pasivos, mientras que ese aumento medido en pesos al tipo de cambio oficial representa unos 551.000 millones de pesos.
Según el último informe de la Secretaría de Finanzas, en marzo de 2022, el stock de deuda pública bruta ascendió a un monto total equivalente a USD 376.278 millones, de los cuales USD 373.758 millones se encuentra en situación de pago normal. De ese total, el 18,9% correspondió a bonos del Tesoro en pesos indexados por CER, por un equivalente a 71.157 millones de dólares.
Renovar esta deuda atada a la variación del IPC del Indec no deja de ser un desafío, pues empieza a escasear la demanda de títulos soberanos cuyo vencimiento se extienda más allá de 2023, es decir, después de las próximas elecciones presidenciales. Hay que recordar que en abril el Tesoro no consiguió renovar vencimientos por $80.000 millones y por eso tuvo que cubrir el faltante con emisión del Banco Central.Fuente: Secretaría de Finanzas de la Nación
El economista Joaquín Marque, director de UG Valores, manifestó a Infobae que “hay mucha preocupación entre los agentes económicos por la deuda en pesos indexada por inflación, que tarde o temprano tendrá que ser reestructurada de forma compulsiva ya que difícilmente pueda ser licuada. Los agentes económicos se posicionan en los vencimientos anteriores a las elecciones 2023, dada la incertidumbre política que vendrá aprovechando momentáneamente el carry trade”.
“De seguir incrementando la deuda indexada, el próximo Gobierno se enfrentará a un escenario similar al que se encontró en 2015 con la operatoria dedólar futuro, que tenía como fin contener la brecha cambiaria pero que contenía una situación compleja de resolver”, añadió Marque.
En abril cerca del 80% de la deuda colocada por el Tesoro fue a través de títulos en pesosindexados por CER, cuyo stock se expandió a $7,7 billones, ahora equivalentes a unos USD 66.000 millones al tipo de cambio oficial.
La inflación de abril se ubicó en el 6% y quedó en el límite que se había puesto como meta el Gobierno, aunque si se toma en cuenta que la marca anual alcanzó al 58%, resultó la más alta desde enero de 1992. Así, la deuda CER aumentó en otros $431.200 millones o el equivalente a unos USD 3.700 millones, es decir un 1% del stock de deuda pública bruta total en solo un mes.Fuente: Secretaría de Finanzas
La evolución de los niveles de la deuda en pesos y más específicamente la que está atada a la suba de precios, es una de las preocupaciones que tiene el Fondo Monetario en el frente financiero, en un contexto de conversaciones técnicas que ya se iniciaron entre el Poder Ejecutivo y el organismo para llevar adelante la primera revisión trimestral de metas y la recalibración de proyecciones de inflación y subsidios.
“Conforme al sendero proyectado de desinflación, tenemos previsto reducir gradualmente el uso de instrumentos vinculados a la inflación, ampliar la cartera de instrumentos de deuda de referencia y extender el perfil de vencimientos”, consideró el memorando de entendimiento con el FMI. Según supo Infobae, desde el Gobierno aseguran que esa premisa se mantiene, pero relativizan los tiempos.
De todos modos, el financiamiento neto negativo para el Tesoro en abril, que obligó a la emisión del BCRA por $80.000 millones en Adelantos Transitorios para cubrir el faltante, fue una señal de alerta de cara a la montaña de vencimientos por venir. La próxima licitación será el 19 de mayo, cuando el Gobierno tendrá que enfrentar vencimientos por unos 723.000 millones de pesos.
“Mirando hacia adelante no hay dudas que la coyuntura de mercado y las opciones que el Tesoro ‘ponga sobre la mesa’ marcarán la cancha en un marco de muchos pesos y pocos instrumentos. Quedó claro en la última licitación -y se refleja en la industria de Fondos Comunes de Inversión- que los inversores mantienen la preferencia por CER corto (plazo), y que los vencimientos post 2023 se muestran menos atractivos ante la probabilidad que puedan sufrir una reestructuración. La pendiente actual de la curva, de hecho, es un reflejo de este escenario. Una coyuntura descripta que nos lleva a que, a la hora de armar una cartera, sea aún más relevante analizar el perfil de riesgo y el horizonte de la inversión”, observó Portfolio Personal Inversiones en un reporte.