La tendencia alcista del dólar “blue” tiene su impacto en la vida cotidiana de los argentinos. Con la cotización en una cifra récord, el billete de $2.000, al que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) puso en circulación en mayo, perdió más del 44% de su valor.
De acuerdo a la cotización con que finalizó la divisa estadounidense este viernes en el mercado paralelo, con la moneda de máximo valor en el país sólo se pueden comprar U$S2,27.
El billete argentino, anunciado en febrero, ya había sufrido pérdidas antes de llegar a los cajeros automáticos. A principios de año alcazaba para U$S5,27, en tanto que para mayo, cuando comenzó a circular, había bajado hasta los U$S4,08.
Ahora, el billete perdió más valor en medio de la alta inflación y los saltos del dólar paralelo. Con la devaluación impulsada por el Gobierno un día después de las PASO en agosto, que llevó el dólar oficial a $350,50, el billete que rinde homenaje a Ramón Carrillo y Cecilia Grierson perdió más de 30% de valor.
La desvalorización del billete
El billete de $2000 es el más nuevo y representa menos de 1% del total en circulación. Aquellos que todavía pueden comprar en bancos el cupo mensual, hoy adquieren un total de US$5,70. En mayo, se llevaban una suma de US$8,21. En tanto que en febrero, con la misma cantidad, se podía comprar US$9,90.
A modo de comparación, cuando el de billete de $1.000 salió a las calles, el 1 de diciembre de 2017, permitía comprar U$S55. Entre aquel momento y agosto de 2023, la inflación acumulada llegó a 1.589,79%, es decir que para comprar una canasta de productos que en diciembre de 2017 totalizaban $1.000, hoy se requieren $16.897,93.
El billete en los cajeros automáticos
El billete de $2.000 entró en circulación hace cuatro meses, pero todavía hay muchos cajeros automáticos que no están actualizados para leerlo y entregarlo.
Cuando un cajero automático rechaza el billete de $2.000 se debe a que cada sucursal bancaria debe configurar las caseteras de estas máquinas para que reconozcan a los nuevos ejemplares. Se trata de un procedimiento sencillo, pero que es necesario para que se pueda aceptar un depósito con este tipo de billetes.
Ante la problemática, las entidades bancarias explicaron que la persona que no logre depositar el billete puede acercarse a la ventanilla y cambiarlo por otros de menor denominación.
La incorporación del billete depende de cada banco, la marca o la tecnología del cajero. No es un proceso fácil de adaptación de terminales. A esa situación se suma que no hay muchos billetes de $2.000 en circulación.