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Por primera vez, el papa Francisco le suplicó a Vladimir Putin que detenga la guerra en Ucrania

En el más fuerte llamamiento desde el inicio del conflicto, el Pontífice pidió también un cese del fuego inmediato, deploró los últimos eventos y llamó asimismo al presidente de Ucrania a abrirse a serias propuestas de paz.

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El papa Francisco le pidió a Putin que detenga la guerra en Ucrania Alexander Zemlianichenko - AP
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ROMA.- Luego de siete meses de guerra, después de la anexión de cuatro regiones de Ucrania por parte de Rusia y con la amenaza nuclear más viva que nunca, por primera vez hoy el papa Francisco llamó a Vladimir Putin a detener de una vez por todas una guerra que definió un “horror” y “locura”.

En el llamamiento más fuerte desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el Pontífice pidió también un cese del fuego inmediato, deploró los últimos eventos y llamó asimismo al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, a abrirse a serias propuestas de paz.

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“Mi llamamiento se dirige ante todo al presidente de la Federación Rusa, suplicándole que detenga, también por amor a su pueblo, esta espiral de violencia y de muerte”, pidió Jorge Bergoglio, hablando en el mediodía romano desde la ventana de su despacho del Palacio Apostólico, ante miles de personas que lo esperaban para el Angelus, la tradicional cita del mediodía dominical, en la Plaza de San Pedro. “Por otro lado, dolido por el enorme sufrimiento de la población ucraniana después de la agresión sufrida, hago también un llamamiento al presidente de Ucrania para que esté abierto a serias propuestas de paz”, agregó.

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Fiel reflejo de la gravedad del momento, el Papa le dedicó todo el Angelus al conflicto que mantiene en vilo al mundo, algo que ya había pasado el 1 de septiembre de 2013 cuando se refirió a la dramática situación en Siria, recordó Vatican News, el portal del Vaticano.

“La evolución de la guerra en Ucrania se ha vuelto tan grave, devastadora y amenazadora que suscita gran preocupación. Y por esto querría dedicarle la entera reflexión del Angelus”, explicó al principio el exarzobispo de Buenos Aires, que subrayó que, “de hecho, esta terrible e inconcebible herida de la humanidad, en lugar de curarse, sigue sangrando cada vez más, corriendo el riesgo de ensancharse”.

Me afligen los ríos de sangre y de lágrimas derramados en estos meses. Me duelen las miles de víctimas, especialmente entre los niños y las tanta destrucciones, que han dejado sin casa a muchas personas y familias y amenazan con el frío y el hambre vastos territorios”, agregó. “Ciertas acciones no pueden ser justificadas, nunca”, advirtió.

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Y fue más allá. “Es angustiante que el mundo esté aprendiendo la geografía de Ucrania a través de nombres como Bucha, Irpin, Mariupol, Izium, Zaporiyia y otras localidades que se han vuelto lugares de sufrimientos y miedos indescriptibles”, siguió, aludiendo a sitios donde se encontraron fosas comunes de centenares de civiles y evidencias de torturas y demás crímenes contra la humanidad. “¿Y qué decir del hecho que la humanidad se encuentra nuevamente delante de la amenaza atómica? Es absurdo”, clamó.

En el acto de anexión oficial a Rusia de las cuatro regiones ucranianas -Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Kherson-, parcialmente ocupadas después de la invasión del 24 de febrero, el viernes pasado, Vladimir Putin dejó muy en claro que podría usar armas nucleares en su defensa.

“¿Qué debe aún suceder? Cuánta sangre debe aún correr para que entendamos que la guerra nunca es una solución, sino tan solo una destrucción?”, se preguntó Francisco. “En nombre de Dios y en nombre del sentido de humanidad que alberga en cada corazón, renuevo mi llamamiento para que se alcance de inmediato un cese del fuego. Que callen las armas y se busquen las condiciones para comenzar negociaciones capaces de conducir a soluciones no impuestas con la fuerza, sino acordadas, justas, estables. Y serán tales si fundadas en el respeto del sacrosanto valor de la vida humana, así como de la soberanía e integridad territorial de cada país, así como de los derechos de la minorías y de las legítimas preocupaciones”, precisó.

Aún sin mencionarla, el Papa condenó luego la anexión de cuatro regiones proclamada el viernes pasado, que significó una escalada del conflicto de consecuencias impredecibles.

“Deploro vivamente la grave situación que se creó en los últimos días, con ulteriores acciones contrarias a los principios del derecho internacional. Esta, en efecto, aumenta el riesgo de una escalada nuclear, hasta hacer temer consecuencias incontrolables y catastróficas a nivel mundial”, aseguró.

Acto seguido, se dirigió directamente a Putin, rogándole de “detener la espiral de violencia y de muerte”, luego, a Zelensky, presidente del país agredido, como indicó, para que se abra a serias propuestas de paz y, finalmente, al resto de la comunidad internacional.

“A todos los protagonistas de la vida internacional y a los responsables políticos de las naciones, pido con insistencia que hagan todo lo que esté en sus posibilidades para poner fin a la guerra en curso, sin dejarse involucrar en peligrosas escaladas y para promover y sostener iniciativas de diálogo”, exhortó.

“¡Por favor, hagamos respirar a las jóvenes generaciones el aire sano de la paz, no el contaminado de la guerra, que es una locura!”, exclamó. Pidió, finalmente, que después de siete meses de hostilidad, se recurra “a todos los instrumentos diplomáticos, también los que hasta ahora no fueron eventualmente utilizados, para hacer terminar esta enorme tragedia”. “La guerra en sí misma es un error y un horror”, concluyó, al encomendarse a la misericordia de Dios, “que puede cambiar los corazones y a la intercesión materna” de la Virgen María, reina de la paz.

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