Este sábado 19 de junio, tuvo lugar, a pedido del MPF, una audiencia para la formalización de la aprehensión, la formulación de cargos y el pedido de medidas de coerción contra un sujeto apodado “Pikui”, quien fuera reducido ayer viernes por los vecinos mientras intentaba huir tras un intento de robo en un corralón ubicado en Los Sauces al 500 de Villa Carmela.
El caso es investigado por la Unidad Fiscal de Delitos Flagrantes II, que encabeza Ernesto Salas López. La auxiliar de fiscal, Florencia Cocimano, lo imputó por el delito de robo con uso de arma de fuego en grado de tentativa, en calidad de autor.
Cocimano pidió la prisión preventiva por 60 días para completar con las medidas investigativas, el riesgo de fuga y el peligro procesal, en virtud que restan las declaraciones testimoniales y el análisis de las cámaras de seguridad obtenidas, entre otras pericias.
La solicitud de la UFI interviniente se funda en qué, además de este hecho, el ladrón tiene numerosos antecedentes delictivos de similares características. “Hay una reiteración delictiva que hace del delito un estilo de vida”, sostuvo la Auxiliar de Fiscal.
La jueza hizo lugar a lo solicitado por el MPF y sobre todo por las amenazas que el sujeto habría realizado contra la víctima y los vecinos al momento de su aprehensión. “Cuando salga, los voy a matar”, habría gritado. Durante la audiencia, la defensa del encartado comentó que el imputado tenía serios problemas de adicciones.
El hecho
Ayer, viernes 18 de junio, a las 11:58 horas, “Pikui” ingresó a un corralón de Villa Carmela y portando un arma de fuego (tipo pistola de color plateada calibre 22) amenazó a la propietaria de 39 años y a un empleado, quien recibió un culatazo por parte del delincuente al intentar despojarlo del arma.
Luego y con la colaboración de otros vecinos lograron reducirlo en la vereda hasta la llegada del personal policial, que secuestró el arma utilizada y lo trasladó a la comisaría de Cebil Redondo. Las pericias balísticas, realizadas por la División de Criminalística Norte, arrojaron como resultado que la misma no era operativa. También se tomaron registros de la vestimenta que utilizó y que coincide con la descripción de los testigos y lo recabado por las cámaras de seguridad. En la oportunidad vestía buzo de color verde, pantalón negro y gorra gris.
La mujer víctima del ilícito manifestó que previamente al robo, el acusado había preguntado si se encontraba su marido.