Se trata de charlas preventivas y actividades de psicoeducación con relación a la conducta alimentaria en escuelas primarias y secundarias
Mabel Alonso, psicóloga referente del programa de Prevención y Abordaje de Trastornos Alimentarios contó cómo trabajan sensibilizando de forma preventiva sobre esta problemática.
“Nuestro programa tiene una línea de acción para la atención de trastornos alimentarios en el Centro Provincial de Trastornos Alimentarios (CEPTA) sito en calle Lamadrid 623. Las actividades anuales del programa están orientadas principalmente a proyectos de prevención, abordaje y psicoeducación en los tres niveles de escolaridad, gracias a convenios firmados con el Ministerio de Educación, la UNT y escuelas universitarias, con el objetivo de realizar prevención en alumnos”, inició.
Alonso contó que se trata de charlas preventivas y actividades de psicoeducación con relación a la conducta alimentaria en escuelas primarias y secundarias de toda la provincia, además se proyecta este año sumar a jardines de infantes.
“Estos proyectos priorizan un espacio de escucha a las problemáticas relacionadas con la alimentación, adaptación y diversidad de la alimentación saludable, es por ello que trabajamos con la derivación de niños que presentan algunas dificultades en relación a la problemática. También desde el CEPTA estamos a cargo de un proyecto de prevención y seguimiento de pacientes con diagnósticos ya instituidos en trastornos alimentarios, trabajando de forma articulada con la FOUNT (Facultad de Odontología de la UNT), brindando un servicio a los pacientes que están haciendo el circuito de atención en CEPTA, sobre todo en lo relacionado a lesiones bucales que requieren de atención continua”, explicó.
Siguiendo esta línea, la profesional destacó que no solo esta labor es preventiva incluyendo charlas y talleres, sino que se realiza un seguimiento sostenido y con materiales para los arreglos bucales que son específicos en estas patologías.
“Cabe destacar que las personas que necesiten atención sobre esta patología deben solicitar una consulta en cualquier centro o CAPS cercano a su domicilio, y de allí realizan la derivación a su institución para elaborar un diagnóstico inicial e intervenir en aquellos casos en que la adherencia no haya funcionado en otras instituciones”, enfatizó.
Asimismo, Alonso remarcó que la edad de aparición de estas patologías, por lo general, suele darse entre los 9 y los 16 años, y que los signos de alarma más frecuentes son las conductas restrictivas frente a la comida, los ayunos prolongados o las dificultades de sociabilización en relación con los hábitos alimentarios.
“Una de las cosas que más llama la atención y que se ha normalizado en la preadolescencia y adolescencia, es el rechazo al propio cuerpo o la insatisfacción corporal, algo que invita a una actividad física excesiva o inhibir o inhabilitar a los chicos realizar actividades en donde se sientan expuestos. En épocas como la actual la exposición del cuerpo es bastante y recibimos frecuentemente consultas de niños, niñas y adolescentes estresados con relación a la preocupación excesiva por el cuerpo”, detalló.
Finalmente, la referente hizo hincapié en que los trastornos alimentarios conllevan un abordaje interdisciplinario y que esa es la vía que científicamente se encuentra avalada para trabajar con estas patologías y deben ser diagnosticadas ciertamente por un profesional de la salud mental.