La CGT sigue en “modo almuerzo”. Esta vez el invitado fue el ex ministro de Economía y candidato presidencial del peronismo, Sergio Massa. No la ven. La primera definición fue sobre la situación que se vive en el país. Massa dijo que “la sociedad va a visibilizar lo que les había anticipado y cuantificará el daño cuando la crisis la vea en su bolsillo como está pasando con la nafta”. Un “no la vieron” casi en espejo con su ex competidor Milei.
Como si las políticas que encabezó el peronismo durante los últimos años no hubiera ayudado al crecimiento de Milei y su triunfo electoral, ajuste de por medio. Según los medios, la CGT convocó al tigrense a una mesa junto a otros sectores del peronismo y espacios afines para la “reconstrucción del campo popular”. ¿Cómo sería eso? Un bloque “entre los sectores que tienen manejo territorial y social: gobernadores, jefaturas de bloques legislativos, gremios y empresarios”.
O sea, los que gobernaron los últimos años y sectores patronales disgustados con algunas medidas de Milei. Massa dijo que ahora se concentrará en algunos trabajos que “consiguió”: dos empresas extranjeras que quieren su asesoramiento. Qué reconocimiento. Dijo que igual seguirá viviendo en su casa (de country) en Tigre y haciendo política, pero solamente en “modo ayuda”. Cuando uno escucha que te va a ayudar Sergio Massa no sabés si agarrarte los bolsillos o la cabeza.
Sergio Massa estuvo de acuerdo con las propuestas de la CGT para “reordenar el PJ” y “el campo popular” y desempolvó el libreto de campaña. Pero se olvidó de la devaluación que su propia gestión realizó tras la elección. Del ajuste ni hablar. Lo que más sorprende es que plantee al PJ como un “camino alternativo”. Los gobiernos de Fernández, Kirchner y Massa ajustaron, pactaron con el FMI, desilusionaron a millones y llevaron al envalentonamiento de Milei.
Ahora el peronismo derrotado busca apoyar su estrategia en la rosca parlamentaria, las cautelares judiciales y los “paros de presión”. El aparato del PJ no puede encabezar ninguna salida progresiva a la crisis social y política que vivimos. Es que son piantavotos. Por algo los llaman el tren fantasma. Quieren que esa relación carnal por conveniencia sea clandestina. Que no se vea la prostitución. No quieren hacer público que los une la defensa de sus privilegios y no el bienestar de los trabajadores.
La verdad de la milanesa es que quieren que se mantengan sus prebendas, las que los hicieron poderosos, extorsionadores, patoteros y millonarios. No son derechos y no son para los trabajadores. Son privilegios y son para esa casta eterna que hace años está atornillada a sus sillones. Por eso defienden con uñas y dientes una legislación antigua de matriz musoliniana, que no permite que se multipliquen las inversiones ni los puestos de trabajo en blanco.
No le hicieron un solo paro a Sergio Massa porque fue cómplice de su proyecto de atrincherarse en el pasado. Massa es el principal responsable de la hecatombe económica que están sufriendo los trabajadores. Pero es un compañero peronista. Y por lo tanto hay que ayudarlo a que siga en el poder. Pero para la sociedad en general, Massa es el peor de todos. Massa multiplicó la inflación y el dólar al infinito.
La pobreza y la indigencia son demoledoras. Estamos cuartos entre los peores países del mundo en la inflación de alimentos. Solo nos superan Venezuela, Líbano y Zimbawe. Está todo dicho: nos fuimos al descenso. Y con Massa de director técnico. La economía con él entró en una estanflación feroz. Hubo cepos y tiros en los pies por todos lados. Nada funcionaba. Los más castigados fueron los que menos tienen: los desocupados, los trabajadores en negro y los jubilados.
Nadie gastó tanto dinero para tratar de seducir al electorado con niveles de irresponsabilidad nunca vistos. Casi, casi que regaló plata en las esquinas. Fueron alrededor más de 30 las grandes corporaciones que huyeron del pasado gobierno que solo supo asfixiarlos con impuestos y con regulaciones ridículas pese a que son grandes generadoras de fuentes de trabajo. El apoyo de la CGT es lo más insólito. Eso es votar al verdugo.
Héctor Daer es uno de los triunviros que maneja la CGT. Tiene 62 años y hace 30 que conduce el gremio de la sanidad. ¿Escucho? Treinta años!!! Se pasó la mitad de su vida atornillado a un trono sindical, digno de una monarquía. Igual que casi todos los jerarcas de la central obrera, no presenta públicamente la declaración jurada de su patrimonio pese a que manejan millonarios fondos de las obras sociales.
Héctor Daer fue y es peronista de todos los colores, tal como su ideología lo ordena. Fue menemista, duhaldista, kirchnerista, cristinista, albertista y ahora, massista. Más que un massismo oportunista y acomodaticio, estamos ante la presencia de un masoquismo perverso. Daer no es el único, pero fue la vanguardia a la hora de hacer pública su obsecuencia. Elogió su nivel de representatividad, responsabilidad y compromiso de quien es el culpable, entre otros, de que los trabajadores estén pasando por uno de los peores momentos de su historia. Insistimos, apoyar al verdugo.
Masoquismo “injusticialista”. Hoy sufrimos más de 5 millones 600 mil trabajadores en negro y miles de trabajadores registrados que están por debajo de la línea de pobreza. Esto no pasó nunca. Tocamos fondo. Hasta Cristina lo reconoció. ¿Y qué hace la Confederación General de los Trabajadores frente a semejante drama? Expresan su apoyo a quien más los perjudicó sin que se les caiga la cara de vergüenza. Les pulverizó el salario y le agradecen. Más chupamedias, imposible.
La CGT fue, es y será una corporación más de la gran corporación oligárquica en la que se ha convertido el peronismo secuestrado por el kirchnerismo. Defienden sus negociados, sus inexplicables fortunas y sus privilegios. Ya no defienden a los trabajadores. Es una completa catástrofe. Y como solución, los muchachos millonarios de la CGT proponen que al peronismo lo comande el mismo que hundió el barco. Lo dijimos, masoquismo al palo. Síndrome de Estocolmo.
En definitiva, lo cierto es que pretender que el peronismo se encolumne detrás de Sergio Massa sería un grueso error de parte del PJ. Primero, por aceptar a quien es el gran perdedor de las elecciones y, en segundo lugar, porque el tigrense es el máximo responsable de la tragedia q vive hoy la Argentina. Y sería todavía un error más grande considerando que Massa es una persona que la sociedad rechaza y desprecia.
Entonces, ¿Volverá a tropezar el peronismo con la misma piedra?…
