Mundo Pedal charló con el doctor Pablo Agú, el primer médico que atendió a Daniel Chambret en el lugar de su accidente en la competencia ciclística Trasmontaña, y el mismo que luego lo operó de la columna.
Este es el relato del doctor Agú:
Hace unos días atrás ocurrió un hecho desafortunado mientras participaba en un evento deportivo de ciclismo de montaña. En el sector de mayor dificultad técnica de todo el trazado, después de haber pasado el tramo de mayor exigencia física, encontré a una persona que también participaba en el piso con señales de haber tenido una caída, la cual tenía sus consecuencias.
La situación era grave, por mis conocimientos entendía que no había mucho tiempo por perder, había que sacar al corredor de donde estaba.
No había señales de que se hayan realizado primeros auxilios. No estaba inmovilizada la columna cervical. Estaba pálido, sin sensibilidad ni movilidad en los miembros inferiores y con dificultad para movilizar sus miembros superiores.
La posición en la que se encontraba hacía pensar en un traumatismo de alta energía y con graves consecuencias.
En el lugar del accidente se encontraban un hombre con un chaleco amarillo y una mujer bombero voluntario; ambos sin recursos para hacer frente al evento traumático.
La persona que usaba el chaleco se limitó a desviar a los competidores para que no pasen por encima de quien estaba lesionado tendido en el piso y la mujer bombero voluntaria contaba con una radio y una tabla de traslados.
Al pedirle que solicite a través de la radio más recursos humanos y técnicos (precisamente médicos) para asistir al lesionado en el lugar, la respuesta fue que no podían hacerse presentes debido a que se encontraban en otros sectores del trazado de la competencia.
Entonces le pedí a mi compañero de carrera que vaya a la llegada, pida un collar para inmovilizar el cuello y medicación especifica (corticoide).
Al no llegar ningún tipo de ayuda, decido trasladar a Daniel con la asistencia de otros corredores y espectadores usando la tabla de traslado.
En el trayecto de bajada nos encontramos con un grupo de bomberos que ascendían por otro lesionado, les “pido” un collar para inmovilizar la columna y dado que no querían entregarlo se los quito de las manos.
De esta forma lo llevamos cuesta abajo unos 500 metros hasta el borde de la ruta, y al llegar, la ambulancia no estaba.
La ambulancia hizo su aparición después de 40 minutos aproximados de estar al borde de la ruta, mientras nosotros escuchábamos al locutor de la carrera saludar a quienes la terminaban.
Ayudamos nuevamente los corredores y espectadores a subir a Daniel en la ambulancia y sugerí a su esposa trasladarlo al hospital Padilla.
¿Qué me dejo esta experiencia?
Múltiples preguntas: En una carrera de más de 3500 corredores: ¿Cuál es la logística de la organización ante lesiones de baja, media y alta gravedad?
¿Cuál es el protocolo de asistencia según la dificultad de los distintos tramos?
¿Qué capacitación en emergencia tienen quienes “asisten” a los lesionados durante la carrera?
¿Cómo es la distribución del recurso humano y técnico de la organización responsable del evento en el circuito?
Si bien la experiencia de cada ciclista determina cómo será su carrera (lenta, rápida, conservadora, arriesgada, fotográfica o turística), considero que a partir del momento en que el competidor presenta una lesión la organización debe responder con recursos adecuados proporcionales a la magnitud de la misma en forma inmediata.
No olvidemos que el mayor número de corredores somos amateurs y que al día siguiente debemos volver a nuestra vida familiar y laboral.
[su_quote style=”default” cite=”” url=”” class=””]NO SOMOS ciclistas rentados, por lo cual la SEGURIDAD de la carrera debe ser prioritaria.[/su_quote]
Esta situación me hizo revivir que años atrás tuve un accidente grave durante una carrera de trekking, la lesión fue mi responsabilidad y el rescate que recibí no fue realizado por la organización, sí por los corredores y espectadores.
Llegue 6 horas después al hospital para ser operado de urgencia gracias a la gestión de mi familia para conseguir el traslado en helicóptero.
Esta vez el escenario y el actor fue otro, pero la película fue la misma, demoras y falta de organización. Lo mío fue milagroso y hoy puedo contar la historia.
Trece años después puedo confirmar que la situación sigue siendo la misma, entonces las preguntas hacia los que participamos como corredores:
¿Seguiremos sin exigir a los organizadores asistencia adecuada?
¿Sabemos a qué nos exponemos en cada circuito?, ¿conocemos que servicio de atención medica nos brindaran?
¿Lo recaudado de la inscripción (más de 3500 competidores) y los sponsors es insuficiente para asegurar un servicio de emergencias acorde a “la carrera más apasionante del calendario”?
¿La inscripción de la carrera sólo cubre los espejitos de colores: remera, medalla, bebida, llavero, stickers?
PABLO AGÚ
LA CUENTA PARA AYUDAR A LA RECUPERACION DE DANIEL CHAMBRET: